La sequía, si bien generará quebrantos en muchas empresas agrícolas, no representaría un problema para el Estado argentino porque el flujo de ingreso de divisas sería este año similar al del anterior.
¿Cómo es eso posible? Porque el factor precio compensaría con creces las mermas productivas, según indicó un trabajo realizado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Un documento presentado semanas atrás por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires llegaba a la misma conclusión.
La BCR proyectó para 2021/22 exportaciones de poroto de soja de apenas 4,2 millones de toneladas, mientras que las de harina/pellets de soja retrocederían a 24,8 millones y las de aceite a 5,2 millones. En cuanto al maíz, los despachos al exterior totalizarían 33,5 millones de toneladas.
Sin embargo, el ingreso de divisas por exportaciones agrícolas argentina para el ciclo 2021/22 fue estimado en 38.900 millones de toneladas, cuando en septiembre pasado, sin considerar el impacto de la sequía, la proyección preliminar era de 37.500 millones de dólares.
La causa detrás de ese “milagro” es un aumento considerable de los precios internacionales de los granos impulsado por una demanda firme en un contexto de recorte global de oferta (por problemas climáticos en diferentes regiones clave del orbe) y un posicionamiento más agresivo en futuros de commodities por parte de grandes fondos de inversión que buscan protegerse de la inflación a escala global (o de la depreciación progresiva del dólar estadounidense).
“Si bien estos precios son recibidos como agua en el desierto por muchos de los productores que han visto un importante deterioro en sus cultivos, la realidad es que hay muchos a los que esta suba de precios no les llegará a compensar la caída en los rindes y presentarán márgenes negativos”, advierte la BCR.
“La situación económica y financiera de estos productores (los que trabajan la tierra propia o los locatarios) podría llegar a ser sumamente crítica y requerir aportes económicos adicionales a los previstos en la Ley de Emergencia Agropecuaria”, añade, quizás con cierta ingenuidad, el informe.
@alferdez viste que estamos en sequía presi. te quería contar que en mi zona la soja y el maíz de segunda va a rendir 0 (cero) por ende el 35 % de retenciones , equivale a 0 (cero) para que vallas viendo ese tema @BumperCrop1 @VascoSallaberry @IngSierraEdu @LicStrellitaCll pic.twitter.com/feDIcz9jWy
— Pipi cappelletti (@pipicappelletti) February 19, 2022
La advertencia no es menor porque, si bien la cantidad de dólares que recibiría Argentina no se vería comprometida de manera crítica, no sucedería lo mismo con las empresas agrícolas afectadas por la sequía, dado que los valores internos de los granos están deprimidos por derechos de exportación, “retenciones cambiarias”, “retenciones encubiertas” (fideicomiso aceitero), problemas logísticos y, en el caso de los cereales, cuotas de exportación. Adicionalmente, el gobierno está diseñando también un “fideicomiso cerealero”.
Es decir: los valores internos de los granos están completamente “divorciados” de los presentes en el mercado internacional y eso impactará de lleno en la situación económica y financiera de las empresas agrícolas argentinas, que podían quedarse sin “resto” para invertir en la campaña 2022/23. La primera señal, en ese sentido, se verá en la próxima siembra de trigo y cebada que arranca en abril.
En tal escenario, los demás sectores de agro, como es el caso de la ganadería y la lechería, podrían registrar también un proceso de desinversión, dado que ambos suelen recibir liquidez proveniente de actividades agrícolas.
Foto @pipicappelletti