En los últimos días, como parte de su estrategia para recuperar un perfil más crítica y activo en contra la política agropecuaria del gobierno, tres entidades de la Mesa de Enlace anunciaron que abandonaban el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que así vio reducidas su cantidad de adhesiones de 64 a 61. Pero este conglomerado agroindustrial nacido en 2020, lejos de lamentarse por las primeras bajas de su corta historia, ratificó su curso de acción.
“Reafirmamos la vocación de dialogo y construcción de consensos, como único camino para convencer a la Política en general y al Gobierno en particular, que la Agroindustria en su conjunto es el principal aportante a la economía del país”, sostuvo el CAA en un comunicado, luego de analizar durante la tarde del viernes las causas y consecuencias de la salida de su seno de la Sociedad Rural Argentina, CRA y la Federación Agraria. Estas tres patas de la Mesa de Enlace están pegando un visible giro y volviendo a posiciones más confrontativas con el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Coninagro, que agrupa a las cooperativas del rubro, por ahora ha decidido permanecer y mantiene posiciones algo más conciliadoras.
El CAA nació promovido por entidades más vinculadas al comercio y la exportación de granos, pero rápidamente también logró la atención de las gremiales agropecuarias. Es que en sus comienzos parecía haber logrado milagros, al perforar la muralla de intransigencia que levantó el kirchnerismo a la hora de hablar de políticas específicas para el agro y la promoción de sus exportaciones. Sus principales coordinadores, José Martins y Gustavo Idígoras, incluso llegaron a mantener una reunión con Cristina Kirchner, que incluso prometió apoyar un proyecto de ley.
Pero los meses corrieron sin que esa norma -de la que se mutiló cualquier referencia a una posible rebaja de retenciones. fuera discutida en el Congreso. Y por el contrario, los productores agropecuarios comenzaron a sufrir diversas políticas de intervención a los mercados de carnes y granos, que ahora terminaron por convencer a la mayor parte de la Mesa de Enlace que no tiene sentido continuar con el diálogo. Este ánimo de ruptura se trasladó al interior del CAA, donde los ruralistas conviven con molineros, avícolas, exportadores de granos y otros eslabones que parecen más sus rivales que sus aliados.
Frente a las deserciones de estas tres organizaciones de la Mesa de Enlace, de las que el Consejo dijo haberse enterado por los medios, el Consejo recordó que nada tiene que ver con las medidas que aplica el gobierno y que son rechazadas por los productores.
“El CAA no ha participado en las mesas de trabajo sobre las regulaciones de exportación para la carne bovina ni tampoco en las propuestas del gobierno de constituir fideicomisos para productos derivados del trigo y del maíz. Existen, sin embargo, Mesas Intersectoriales de esas cadenas que actuaron y siguen trabajando para evitar la introducción de medidas restrictivas o distorsivas; con resultados y responsabilidades diferentes”, indicó el escrito de ese colectivo ahora menguado.
CAA -plenario 08.01.22
El escrito del Consejo además explicó que una de sus reglas de trabajo es no involucrarse “en temas coyunturales y/o gremiales” y que esa decisión “nos ha puesto al margen de las tensiones propias de las cadenas agroindustriales, absteniéndonos de participar en negociaciones sobre temas de mercados granarios o de carne, quedando estos en manos de las entidades gremiales”.
“No obstante, nos hemos expresado en múltiples ocasiones, de manera clara y concreta en contra de cualquier tipo de restricción a las exportaciones, ya que consideramos que son el factor principal de generación de divisas y creación de empleo que ayudará a nuestro País a salir de la crisis y mejorar los índices de calidad de vida de nuestros compatriotas”, indicaron.