La historia de la firma Morixe Hnos tiene todos los condimentos para convertirse en una novela o documental que registre además los avatares de la economía argentina, ya que cuenta con dos familias que entrecruzaron sus historias entre inversiones, caídas y resurgimiento. Los Morixe y los Noel.
Vamos por partes. Morixe Hnos fue fundada formalmente en la Argentina en diciembre de 1923, justamente por los Hermanos Morixe, emprendedores de una familia conocedora del negocio molinero de la Argentina. Según cuentan los registros de época, hasta el año 1938 la producción de Morixe era realizada en el “Molino General Mitre”, que se encontraba originalmente situado en Rojas 49, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en otros dos establecimientos ubicados en las localidades de Pigüé y Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires.
En ese mismo año y luego de la venta de estas dos últimas plantas, la empresa concentró y trasladó su fábrica y su centro de administración a la calle Cucha Cucha 234, en el barrio porteño de Caballito.
La planta montada en el Inmueble de Caballito se alzó como un nuevo e innovador molino harinero comunicado directamente con la red ferroviaria, facilitando la entrada y salida de materias primas y harinas. La construcción de este nuevo molino, destacado en la industria molinera por su magnitud, implicó la culminación de un proceso de innovación iniciado por la familia Morixe en 1901 con la explotación de un molino a vapor e intensificado en 1914 con la re explotación de uno de los primeros molinos automáticos del país, convirtiéndose en el molino más moderno de su época.
Siguiendo en la línea de la innovación Morixe fue la primera empresa alimentaria que comenzó a cotizar sus acciones en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires el 23 de enero de 1961.
Como a la mayoría de las empresas argentinas, la debacle para Morixe llegó entre 1998 y 2001. Con deudas millonarias, nulo acceso al crédito y capital de trabajo, sumado además a la caída en el consumo, la situación se tornó compleja para sus dueños, acostumbrados a invertir y ganar. A partir de ese momento los números del molino harinero comenzaron a estar en rojo y pasaron años para que la historia vuelva a dar un vuelco.
Para salir a flote, sus dueños constituyeron en junio de 2001 un fideicomiso de administración y venta (el “Fideicomiso de Administración y Venta Morixe”) al cual se transfirió una parte significativa de sus bienes inmuebles, incluyendo el de Caballito, cancelando la totalidad de su deuda financiera y bancaria.
La producción de Morixe continuó desarrollándose en la planta de Caballito hasta 2007, año en el cual finalmente se vendió el inmueble y se trasladó un gran porcentaje de su actividad industrial a la localidad de Benito Juárez, Provincia de Buenos Aires, en donde se encontraba el Molino Guglielmetti, una de sus subsidiarias desde 1993, la cual se fusionó a Morixe en 2011.
Luego de años complejos y durante los cuales el molino casi fue a la quiebra, finalmente la familia Morixe vendió sus acciones en 2017 al empresario argentino Ignacio Noel y aquí entra en juega otra familia con comprobados antecedentes en la industria alimenticia.
Es que Ignacio Noel es parte y heredero de una de las familias con más historia en la Argentina en el negocio de los alimentos. Su ancestro Carlos Noel instaló en 1847 una fábrica de dulces en la esquina de Cochabamba y Defensa, en San Telmo, la cual denominó Fábrica de Dulces El Sol.
Esa fue la génesis de una empresa gigante que tuvo una trayectoria de casi 140 años en el país. En 1875 Benito, uno de los hijos de Carlos, adquirió terrenos en la zona de La Boca, donde mudó la fábrica y le cambió la denominación de la marca por ‘‘Benito Noel & Cía’’, a lo que siguieron cuatro décadas de intenso y exitoso trabajo, alcanzando la producción de 40 toneladas de dulce de membrillo en 1910, además de chocolates y otros dulces consumidos por argentinos.
Tal como sucedió con los Morixe la debacle también llegó para los Noel. Según cuentan sus herederos, la fábrica Noel se fue deteriorando bajo la conducción de Martín Noel, y luego, el tiempo de las devastadoras privatizaciones de los años 90 en Argentina significó el final para los chocolates y dulces Noel. En 1994, fue comprada por Arcor, que también ese mismo año compró Bagley.
La antigua fábrica Noel hoy se encuentra prácticamente abandonada, sólo usada en su parte posterior como garaje de ómnibus de larga distancia.
Con todo ese bagaje detrás Ignacio Noel buscó entonces una nueva oportunidad para su apellido en el mundo de los agroalimentos. Para 2017 ya tenía dos empresas relacionadas con el rubro, una fábrica de papas prefritas y congeladas y una planta de aceite de oliva y aceitunas. Buscaba entonces su oportunidad para sumar más productos a su portfolio de negocios y casi de casualidad apareció Morixe.
Según cuenta su actual dueño, la compra de Morixe surgió de “una operación fallida”, antes el empresario buscó asociarse con Cereales Tres Arroyos, que también eran los dueños de Morixe y así unir las cuatro empresas, Tres Arroyos, Morixe y las dos de Noel, para conformar un conglomerado agroalimentario. Mientras el empresario estudiaba los pasos a seguir realizó un fuerte aporte de capital para conformar esta sociedad que no llegó a buen puerto. Entonces, terminó por quedar con la mayoría accionaria de Morixe a modo de compensación.
De todas formas, Ignacio Noel cumplió con su cometido porque actualmente Morixe dejó de ser un molino harinero para convertirse en una empresa de industrialización y comercialización de productos alimenticios. Con unidades de negocios de productos farináceos (harinas para industria y consumo masivo en paquetes de 1 kilo, pan rallado y rebozador, harinas integrales y premezcla, y subproductos de la molienda de trigo) y no farináceos (papas prefritas congeladas, puré de papas, aceite de oliva y aceites vegetales y mezcla, aceitunas, harina de maíz blanco pre-cocido, avena, polenta, galletitas, pastas).
Concretamente, el objetivo de la compañía es vender productos de calidad a precios accesibles al mercado local y por debajo de los precios de marcas líderes. Actualmente Morixe tiene un 25% del market share en venta de harinas y 22% en pan rallado con la mayor parte de las ventas dentro del territorio nacional; sin embargo las ventas en el exterior han ido aumentando pasando de un 3% en febrero de 2019 a un 18% en febrero de 2022.
Morixe comercializa sus productos principalmente en el mercado interno, pero está teniendo una buena penetración en el mercado externo, siendo los principales mercados el brasilero y el uruguayo. Las ventas externas actualmente representan aproximadamente un 30% de la facturación de la compañía.
La firma tiene más de 15.000 puntos de venta en toda la Argentina y opera 15 plantas ubicadas en el centro y noroeste del país. Adicionalmente tiene diversificado los puntos de venta. El 31% de las ventas de Morixe se concentra en ventas a granel, un 16% se canalizan en supermercados nacionales, un 13% en mayoristas nacionales y en promedio (normalizado) un 18% en exportaciones, además de tener ventas por e-commerce.
Para lograr estos objetivos el directorio comandado por Noel realizó fuertes desembolsos de dinero e inyectó capital de trabajo para mejorar y ampliar sus capacidades de producción.
En Benito Juárez se encuentra el molino de trigo de la empresa con capacidad de 400 toneladas diarias de molienda. Este molino llevaba varios años de desinversión, por lo cual se encaró un plan para poder poner al 100% su capacidad productiva. El proceso consta de tres etapas y lleva ejecutado la etapa 1, con un costo de inversión de 464.000 dólares. En paralelo también se realizó una nueva inversión por 170.000 euros llevando al 98% de su capacidad teórica y quedando en bajos costos de mantenimiento.
En el segmento de consumo masivo se llevó a cabo una inversión de aproximadamente 72 millones de pesos en tres máquinas envasadoras de origen alemán que le permiten a Morixe abastecer a 40% del mercado. Estas envasadoras se pagan en cuotas semestrales con un crédito garantizado por Hermes (Agencia de crédito alemana). Respecto al segmento gastronómico/industrial se invirtió en un sistema automático de envasado en bolsas de 25 y 50 kilos. Además se invirtió en una línea de secado de harina para poder hacer la línea de Harina para pizza Pureza y también se aprovecha para la producción y harina integral, en la cual se invirtió en una línea de envasado. Estas líneas de productos son líderes en el mercado.
En mayo del año pasado obtuvo un préstamo sindicado por 700 millones de pesos con una tasa fija del 30% anual y un año de gracia destinado para financiar una nave industrial para llevar a cabo una producción de 1.000 toneladas de Pan Rallado, una línea de harina con levadura, una línea de premezclas de bizcochuelo y una mezcladora para insumos industriales. Todos estos productos ya pueden conseguirse en las góndolas locales.
Agroempresas: Morixe proyecta superar los 10.000 millones de pesos de facturación en 2022
En lo que respecta a facturación, según sus registros contables al 31 de mayo de 2021, Morixe había generado ventas por un total de 8.478 millones de pesos, un año antes había facturado 4.531 millones. Lógicamente la duplicación de su facturación viene atada a la alta inflación en la Argentina. Por su parte la ganancia final de su último ejercicio fue de 177,4 millones de pesos.
Según los últimos registros del BCRA, la empresa tiene créditos tomados por 1.440 millones d epesos. El 21% del total con el Banco Nación, otro 21% con el Banco Provincia de Buenos Aires y un 18% con el HSBC, el resto se divide en menor medida con otras entidades, todo en situación uno (normal, sin atrasos en los pagos).