El que sigue es un caso práctico para entender como, lamentablemente, las burocracias estatales son demasiado permeables frente a las posiciones ideológicas de los diferentes gobiernos. Los políticos de turno hacen y deshacen más allá de las consideraciones técnicas.
El Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) publicó este jueves en el Boletín Oficial la Resolución 807/2024, que al parecer no dice nada demasiado importante, pues solo dispone: “se abroga la Resolución 1003/2023 del 12 de octubre de 2023”.
Aquella resolución 1003 que ahora quedó sin efecto (abrogración quiere decir abolición, revocación y anulación) no llegó a cumplir ni un año. Fue dictada, como se ve, en los tramos finales de la gestión de Alberto Fernández, cuando el Senasa era conducido por una agrónoma bastante “kirchnerizada” en los últimos tramos de su carrera, llamada Diana Guillén, que a la par militaba en el cristinista Instituto Patria.
¿Era buena o mala esa resolución? Depende de qué lado del mostrador político en que te ubiques. Lo que si se puede decir es que era necesaria.
En realidad, en octubre de 2023, tramos finales de un gobierno supuestamente nacional y popular, lo que hizo el Senasa fue dictar dos resoluciones. A través de la Resolución 1004/2023 reguló el registro de bioinsumos que tienen un desarrollo industrial, ya que los fabricantes industriales de dichos productores de base biológica consideraban que necesitaban una normativa específica. Esa resolución continúa en vigencia.
Pero en otra resolución, la ahora abrogada 1003/23, el Senasa disponía de un proceso de inscripción y formalización para los denominados biopreparados comerciales de escala artesanal que se realizan en el ámbito de la agricultura familiar o micro pymes y están destinados al uso agrícola.
Es decir que en aquel gobierno el Senasa accedía a crear un reglamento especial para los biopreparados que elaboraban especialmente algunas organizaciones campesinas o movimientos sociales ligados a la denominada agroecología.
“Ambas normativas surgen de la necesidad concreta del sector y de los usuarios y están enfocadas a la sustentabilidad de la producción agrícola en sus distintas escalas, periurbana, familiar y extensiva, y al cuidado de la salud pública”, expresó entonces Guillén. “Los bioinsumos van a tener un crecimiento muy importante y por eso desde el Senasa pensamos que se le debe dar un tratamiento especial creando registros específicos para estos productos”, agregó. Antes de su publicación, ambas normas habían tenido una etapa de consulta pública donde se han recibido más de 100 aportes, comentarios y sugerencias.
Pese a eso, ahora el gobierno “libertario”, con la conducción de Pablo Cortese, el Senasa desechó por completo el régimen específico creado hace menos de un año para los biopreparados artesanales. Así, organizaciones como la UTT o la Federación Rural, o tantos otros ligados con el “campo popular” se quedan sin un marco específico para poder producir y comercializar sus propios insumos biológicos. También muchos productores que elaboran sus propios preparados en el campo y que están ajenos a los vaivenes de la política.
La norma del Senasa que deroga aquella resolución no brinda explicación. Fuera del Boletín Oficial se sabe que la industria consolidada de los bioinsumos había manifestado su disconformidad porque la doble vara oficial aplicada por el Senasa creaba una suerte de “doble estandar” y propiciaba una competencia desleal entre los fabricantes de bioinsumos industriales y los artesanales.
Lo gracioso a la vez es que los dos sectores tienen algo de razón en este debate. Lo triste es que un gobierno privilegió una posición y el otro gobierno optó por la segunda opción, mientras casi nadie se puso a buscar fórmulas que trataran de abordar la complejidad del problema, con las particularidades de cada sector. En esta gestión libertaria, la conducción del Senasa privilegió anular lo hecho antes de mejorarlo, lo que sin duda era el camino correcto.
En nombre de la Libertad…abrogan la Diversidad…
LLA Farsantes…!!!
Son mutantes del 76, los 90 y la era de la reposera…
El eterno problema de este Bendito País. Cada 4 años empezamos de nuevo. Nunca una política de desarrollo agropecuario a largo plazo.
Esto votaron. La nota poco informada tiene el fin de seguir agrietando. Cuando el fin es regular lo usado en la economia fliar y agroecologico. Pero estos dereciosos SIEMPRE favorecen a las industrias muchas prohibidas en Europa.
El economista Óscar Oñativia en un artículo sobre el libre mercado hacia referencia y cita la historia más precisamente a Inglaterra la cual una vez que aseguró a todas las empresas recién allí lo impulsa, y a lo largo del tiempo es así una herramienta para sofocar posibles competencias. Bueno continúen produciendo en defensa propia ,desobedezcan al sistema y obedezcan al sentido común,a la razón, que si hacen esto estarán impartiendo justicia .
O sea que esa política kirchnerista beneficiaba a los productores? Por que tanto esfuerzo por parte de quien escribe de denostar al kirchnerismo incluso cuando hace las cosas bien?
Miren ahora como estamos. Este gobierno de violentos improvisados es lo que eligieron, así que ahora mastiquen sin escupir.
Me entristece que mí amigo y colega Pablo Cortese se preste a estos mamarrachos cuando antes se quejaba de los periodistas corruptos y coimeros. Te acordás Pablito?
Cuando el campo va a respirar contento? Cuando el estado le deje desenvolverse en total Libertad como se merece, sin meterle ni un dedo en el bolsillo. Para eso – humilde opinión- tiene que dejar de exportar materia prima- en lugar de cereal….,, galletitas y alfajores- en lugar de medias reses, hamburguesas con ketchup. Pero, en serio, incentivar la escuálida industria nacional. Esto lleva años,sino generaciones y hace falta Argentinos sobrios, inteligentes y bienintencionados ( que aunque no se noten, debe haberlos)