El interés por estudiar agronomía se viene desacelerando en los últimos años. La carrera, que experimentó un auge importante dos décadas atrás, ya no cuenta –aseguran– con condiciones tan favorables para desarrollarse profesionalmente.
No deja de ser una paradoja que tal fenómeno se presente en un país cuya economía –cuya supervivencia, podría decirse– depende de la evolución del sector agrícola.
Números que asustan ¿Por qué cada vez son menos los jóvenes interesados en estudiar agronomía?
Uno de los caminos para intentar analizar un problema tan complejo consiste en estudiar la situación salarial presente en el agro y para eso Bichos de Campo consultó a Enriqueta Gil Belloni, CEO de EresAgro, una consultora de capital humano que realiza un relevamiento sistemático de remuneraciones en el sector.
El estudio, focalizado en la región pampeana, muestra que el salario bruto promedio mensual de un gerente de producción agrícola se encontraba en diciembre de 2022 en 1,10 millones de pesos.
“Las empresas que trabajan con el 100% del empleo registrado están perdiendo mucha competitividad porque gran parte del salario que abonan no llega al bolsillo del trabajador, quien evalúa otras alternativas disponibles en el mercado”, explica Enriqueta.
La mediana de remuneraciones de trabajos que realizan tareas operativas en las empresas agropecuarias era en diciembre de 185.000 pesos mensuales. La relación de seis a uno entre los salarios de un gerente y un puesto operativo se viene manteniendo en los últimos años.
Un gerente de campo, con título de ingeniero agrónomo o equivalente, tenía en promedio en el último mes de 2022 un salario bruto de 570.000 pesos, mientras que la media para un encargado de campo se ubicaba en 400.000 pesos.
La diferencia entre ambos puestos es que el primero, además de coordinar las tareas operativas que se llevan a cabo en un establecimiento, tiene un visión integral del negocio y realiza un seguimiento de procesos comerciales y administrativos.
Los puestos de asistentes junior en las tareas productivas, por lo general destinados a agrónomos recién recibidos, en diciembre registraban una media de 180.000 pesos. “La mayor parte de las búsquedas de las empresas terminan focalizándose en profesionales con experiencia porque, en general, los jóvenes permanecen poco tiempo en los puestos y la alta rotación de personal termina generando problemas en las empresas”, señala Enriqueta.
La pregunta entonces es: ¿Quién va a capacitar a los agrónomos jóvenes si la mayor parte de las empresas no quieren asumir ese costo? Son muy pocas las compañías del sector, como Los Grobo, AGD y Lartirigoyen y Cía, que cuentan con programas de “jóvenes profesionales”.
“Todas las empresas quieren cosechar talento: la cuestión es quién lo siembra. Es evidente que en los sub-30 existe otra manera de entender al trabajo, pero eso no implica que las empresas deban desatenderse de esa realidad porque el ‘reloj generacional’ nunca se detiene”, apunta la especialista.
En ese sentido, Eres Agro está desarrollando un esquema colaborativo entre un grupo de empresas agropecuarias con el propósito de crear un “semillero” de talentos en el marco de un esfuerzo conjunto.
Un aspecto importante es que, más allá de los salarios promedio relevados por la encuesta, la dispersión registrada entre valores es importante, con casos que pueden estar hasta un 60% por arriba de la media en función de las características particulares de la empresa o algún diferencial destacado en el perfil del postulante.
Otro factor importante son los adicionales, como el caso de las empresas que ponen un vehículo a disposición del empleado para uso personal o bien aportan un adicional para que el empleado cuente con un buen plan de medicina prepaga, algo que es muy valorado en los denominados “mandos medios”.
También impacta en el ingreso final las bonificaciones, las cuales suelen estar asociadas a diferentes criterios. “Algunas empresas tienen definido una cantidad de sueldos por estratos que van atados al desempeño y resultado de la empresa, mientras que otras implementan un premio asociado al porcentaje de la facturación o productividad, lo que genera grandes dispersiones entre los diferentes años”, comenta.
“En los últimos tres años los salarios en el sector han venido siguiendo a la inflación; este año, frente a la aceleración de ese fenómeno, las empresas enfrentan un desafío adicional al respecto, el cual ocurre en una campaña marcada por un desastre productivo”, resume la CEO de EresAgro.
Felicitaciones Enriqueta Gil Belloni!!
Toda mi admiración!
Comiencen a producir sano no lo que les indica Monsanto y cia