Luego de más de veinte años de realizar reuniones cerradas para sus socios, la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) acaba de celebrar en Córdoba su primer congreso nacional, con singular convocatoria. Fundada en 2003, la entidad agrupa a unas 200 empresas especializadas de todo el país que han decidido comenzar a “visibilizar” su actividad.
¿Pero qué son los contratistas forrajeros? ¿Cuál es su tarea? ¿Qué problemas tienen? En el programa Nuestra Tierra, de Radio Perfil, entrevistaron a Pablo Destefanis, el actual vicepresidente de la CACF.
-¿Cómo le explicarías a Doña Rosa que es un contratista forrajero?
-Bueno, el contratista forrajero, en nuestro caso particular también, ya que lo somos hace 16 años, es aquel que confecciona las reservas que van a utilizar los productores de leche o de carne para alimentar su ganado. Es el alimento fundamental que hoy tienen los sistemas que se están utilizando en el país.
-¿Y se sabe cuántos son en la Argentina, más o menos?
-No hay una estadística. La cámara sí agrupa más de 200 empresas. El parque de maquinaria se calcula que son más de mil máquinas que están activas. No hay un dato certero de eso, pero bueno, es mucha la gente que está en este rubro.
-Cuando decís máquinas, ¿te referís a las picadoras?
-Sí, la picadora, que es la máquina principal de nuestra actividad. Después se acompaña, de acuerdo al tipo de reserva que se produzca, con tractores para hacer los silos aéreos o con embolsadoras para todo lo que va conservado en bolsa.
-¿Qué sucede dentro de esa máquina enorme?
-La picadora es una cosechadora de forraje, que tiene un proceso corto que expulsa todo el material. No carga como una cosechadora, sino que todo lo que entra tiene que ir saliendo en el mismo momento. El proceso es cortar la planta, la pica, por eso es el nombre, y procesa el grano. Si bien no lo separa, lo procesa en lo que es maíz y sorgo. Ese es el proceso de quebrado, y de ahí va a depender después la calidad nutricional de ese material.
-La clave es entonces que corta todo el cultivo en pedacitos, pero además crackea o parte el grano, para que forme parte de una ración…
-Claro, para que se puedan aprovechar todos los nutrientes de ese grano. Para que el animal no lo pase de largo. Son todas técnicas que van cambiando a medida del paso del tiempo, y las máquinas cada vez son más precisas. Hoy una picadora nueva, de última generación, va midiendo, analizando cada material que procesa. Entonces va diciendo hasta la calidad nutricional que se va obteniendo, con un análisis de 7 u 8 componentes. No solo la materia seca, la cantidad de agua y material seco que tiene el cultivo, sino también la almidón, FDN, FDA, proteína, azúcar, ceniza.
-¿Y el contratista puede ir corrigiendo el proceso de cosecha en función de esos análisis?
-Sí, se puede ir corrigiendo. Ayer se hizo un informe de John Deere donde en un ensayo que hicimos en el mes de mayo con uno de nuestros equipos, la variabilidad de la altura de corte modificaba el FDN (mide la fibra efectiva en dicha ración). Se puede ir corrigiendo todo y todos esos datos van generando en un mapa. El productor puede ir viendo eso. En qué parte de su lote el material rindió de cierta forma y con cierta calidad y en cual otra.
-¿Cómo es el trabajo de los contratistas? Porque debe haber una etapa donde hay más trabajo en el año, cuando los cultivos están verdes.
-Depende de la zona donde uno desarrolla el trabajo. Yo estoy en Villa María, Córdoba. Es una zona donde se hace mucha alfalfa, y la alfalfa, a diferencia del maíz, se va haciendo un corte aproximadamente una vez por mes, desde septiembre hasta abril o mayo. Entonces arranca nuestra campaña ahí, no tan fuerte. Ya en enero arrancamos a cosechar los maíces, que es el principal cultivo por volumen. En enero se arranca con los maíces de primera, después se escalona con los sorgos que arrancan en marzo y después ya el maíz de segunda. Nuestra campaña intensiva es de enero a mayo.
-¿Y un contratista forrajero viaja tanto como uno de granos? ¿Suele ser nómade?
-Bueno, hay equipos que se mueven por todo el país, obviamente, se pica desde Salta hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, en La Pampa. Es muy amplio el mapa y la cantidad de hectáreas que se pican acá en Argentina y hay contratistas por todos lados. Nosotros particularmente nos movemos a 100 kilómetros a la redonda de Villa María, pero durante cinco años hemos ido a Santiago del Estero. En las otras zonas se pica mucho también.
-¿Para que utilizan la pausa en el trabajo anual?
-Se toma vacación el personal y se vuelve de lleno a los tres meses de taller intenso porque las máquinas es mucho el desgaste que tienen y para tenerlas en óptimas condiciones hay que hacer una reparación completa. Máquinas, carros, tractores, a todo el conjunto. Porque no es solamente la picadora, que es la máquina principal. Atrás de eso hay unos ocho o diez equipos por cada motor, por cada equipo de picado.
-El maíz es el principal cultivo que se utiliza. ¿Se puede picar de todo?
-Los últimos años hemos picado vicia, verdeos, avena, cebada, centeno, se ha picado soja. Hay dietas variadas. Pero el principal componente nutricional hoy, sea en tambos o en los feedlot, es el silo de maíz.
-¿Y es muy difícil el trabajo?
-No, lo más difícil del proceso es la logística. Por el tiempo en que vos llegas a realizar esa cosecha, que es muy acotado, donde cada día que pasa se van perdiendo condiciones para hacerlo en el óptimo, el ideal. Tenés una ventana y obviamente el trabajo se tiene que confeccionar dentro de esa ventana.
-¿Hay un momento clave para picar? ¿Eso te lo marca la biología de cada cultivo?
-Tal cual, y bueno, la necesidad de cada cliente. Hay quien quiere picar con una materia seca determinada. De acuerdo al híbrido, cada cliente va optando por picar con 32 de materia seca o 45. Ahí tenés una ventana a lo mejor de 30 días, 20 días, de acuerdo a la época del año también. En verano es más corto, porque el material va avanzando día a día, y a veces te agarra una ola de calor. Entonces lo más difícil es coordinar la logística, y llegar en tiempo y forma al campo. Cada campo es un mundo, y nosotros nos tenemos que adaptar a eso. Porque es el alimento que va a utilizar esa explotación durante todo el año. Entonces un error que se cometa ahí, se paga caro durante mucho tiempo.
-En el Congreso de Córdoba, Luciano Toldo (el presidente de la cámara) dijo que aportan finalmente 55 millones de toneladas de forrajes…
-Como te decía, si bien no estamos muy visibles, son números así de gigantes. Hacer 50 o 60 kilómetros de bolsa por contratista es muy común.
-¿Cómo se cobra el servicio que brindan?
-La cámara tiene, que es una de las piezas fundamentales que se ha logrado, un precio de referencia, que contiene muchos componentes del costo. Entonces el contratista se basa sobre ese precio de referencia, y normalmente es una tarifa fija por hectárea, y una tarifa fija por tonelada o por metro de bolsa. El precio de la cámara está establecido en toneladas. Entonces eso es lo que se ajusta de acuerdo al rendimiento del material, el fijo es por hectárea, y de acuerdo a si rinde 20, 30, 50 toneladas, es lo que se cobre como variable.
-¿Por qué necesitan de un buen precio y una buena rentabilidad?
-No solo para amortizar la maquinaria, sino para poder ir reponiéndola y mantenerte a la vanguardia, porque son equipos muy costosos.
-¿Cuánto cuesta una picadora?
-Hoy una picadora está arriba del millón de dólares. La picadora solamente.
-¿Y qué vida útil tiene esa máquina?
-Bueno, hay máquinas en el parque que tienen más de 20 años. Pero lo ideal es ir renovándola, porque la tecnología va cambiando tanto que hoy una máquina de 10 años no te brinda la misma información que una máquina nueva o de 2 años.
-¿Hay crédito bancario para hacer semejante inversión?
-De acuerdo a la marca, hay algunas que tienen financiación propia, bancos propios, como en el caso de John Deere o New Holland. Claas también en su momento lo ha tenido. Obviamente son equipos que se compran con financiación y a largo plazo, porque si no es imposible. Habitualmente se sacan con financiación a través de los fabricantes.
-Supongo que el estado de la red de caminos rurales en la Argentina debe estar al tope de sus reclamos al gobierno…
-Sí. Los equipos nos movemos por todos lados. Y son trenes de carros, tractores, casillas, cisternas. Son equipos grandes y el motor de las economías regionales, de los pueblos donde estamos nosotros. Con 3 equipos en plena campaña, a lo mejor hay 40 personas abocadas. Colaboramos de forma directa a lo que es el trabajo, y después todo lo que eso derrama en los supermercados de los pueblos, a las estaciones de servicio. Un equipo andando todo el día consume de todo. Es grande el circo.