Julián Petrucci siente que compartir y enseñar sobre plantas es una forma de defender la naturaleza, de “traer gente para este lado” y una manera de seguir aprendiendo. También, tiene que ver un objetivo mayor: ayudar a reestablecer espacios naturales para que recuperen su flora y fauna autóctona. Por eso creó Jardines Medicinales.
¿Cómo se arma un jardín medicinal?
Se ubican las plantas con propiedades medicinales en un espacio determinado. Hay plantas que tienen más de una propiedad terapéutica y formas de ser utilizada. Por ejemplo la menta podemos infusionarla con agua hirviendo, usarla para condimentar comidas y también podemos aplicarla en la dermis, frotándola sobre picaduras para alivianar la picazón o contra las sienes si tenemos dolor de cabeza. Lo mismo sucede con la mayoría de las plantas.
O sea que cualquier persona puede tener plantas para prevenir, tratar o curar diferentes dolencias…
Así es. Además, los alimentos cultivados en el propio jardín no sólo tienen mayores propiedades medicinales sino que conservan los aromas y sabores propios de cada planta, resignificando la experiencia culinaria. Creemos que en el contexto de degradación de los espacios naturales que hay hoy en día cualquier iniciativa que cree lazos entre la gente y la naturaleza, suma. Cultivar nuestros propios alimentos y medicina es una experiencia hermosa que uno termina queriendo compartir y replicar con la gente que más quiere.
¿Dónde se puede armar este jardín?
En un jardín trasero, en una vereda, en una terraza o un balcón. Cada uno de estos espacios tiene sus características y se deberá adaptar su diseño en cada caso. Un jardín medicinal básico, en un balcón, va de cinco a diez plantas, mientras que un jardín medicinal instalado en tierra puede contar con innumerables plantas de todo tipo: rastreras, arbustos, árboles, acuáticas y hasta enredaderas.
¿En qué consiste su propuesta?
Trabajamos con varios viveros que producen algunas de las plantas y a la vez en nuestro espacio reproducimos y cuidamos algunas especies que son más difíciles de conseguir en viveros. Muchas de las plantas medicinales más poderosas no son del todo conocidas en el circuito comercial. Por eso es importante reproducirlas y trabajar para que las gente las conozca y les dé valor. Sobre todo las plantas autóctonas como la Passiflora Caerulea (mburucuyá), una enredadera muy común en baldíos con propiedades medicinales, una flor increíble, fruto comestible y la capacidad de albergar las orugas de la mariposa “espejito” la cual depende de la existencia de esta planta para poder reproducirse.
¿Cuáles son las plantas más comunes?
Las aromáticas, que requieren pocos cuidados, como menta, melisa, romero, lavanda, orégano, albahaca, ruda, tomillo, perejil, burrito, cedrón. Otras especies que se suman a esta lista son: moringa, aloe, manzanilla, taco de reina, diente de león, verdolaga y passiflora. Realmente son muchísimas las plantas con propiedades medicinales que nos rodean en el día a día y que podemos tener en nuestro jardín.
¿Para qué enfermedades son y qué efectividad tienen?
El espectro de enfermedades que se pueden prevenir, tratar o curar con plantas es amplísimo. Desde nuestro lado preferimos basarnos en estudios y comprobaciones científicas, enseñando y guiando a nuestros clientes. Entendemos que aún hay muchas cosas por descubrir, pero no comulgamos con la idea de que tal o cual planta es “milagrosa” o que “cura todos los cánceres y enfermedades”. Sí entendemos que está comprobada la eficacia de muchas plantas para tratar enfermedades respiratorias, cardiovasculares, problemas en la piel, en la digestión, dolores menstruales y ansiedad, entre otros. Cuanto más seriamente se estudie este tema, mayor información podremos tener al respecto. Existen plantas de sanación y de prevención.
¿Qué cuidados requieren?
Elegimos plantas fáciles de cuidar, que requieren pocos o ningún cuidado porque entendemos que quienes recurren a nosotros para el diseño de su jardín, tienen otras ocupaciones. Somos felices cada vez que nos mandan fotos de un jardín que instalamos y que creció apropiadamente. Un buen diseño no necesita de gran intervención y brinda abundancia constantemente. Por suerte hay muchas plantas que cumplen con esa meta cómodamente y los jardines medicinales se vuelven vigorosos en sólo semanas.
¿El planteo es agroecológico?
No usamos ningún tipo de agroquímicos ni nada similar. Promovemos el compostaje y creemos que es necesario crear nuevos vínculos con el mundo natural, asentados en la sostenibilidad. Creemos fuertemente en las prácticas de la permacultura aplicadas a pequeña y gran escala.
¿Qué le dicen sus clientes?
Se sorprenden al encontrar que tener un jardín medicinal requiere muy pocos cuidados y preparación, además de que disfrutan de encontrar siempre nuevos aromas y sabores para sumar a su dieta diaria. La gente llega a recuerdos de su infancia a través de los aromas y sabores que empieza a encontrar en su jardín, sin contar la capacidad de esas plantas para tratar enfermedades y los lazos emocionales y afectivos que la gente empieza a crear con las plantas.
¿Aumentaron los pedidos por el Covid?
La pandemia, al encerrarnos y privarnos de cierto contacto con la naturaleza, nos hizo valorar más los momentos al aire libre. En ese sentido toda la industria ligada a la vida natural está creciendo.
¿Por qué cree que aún hoy se desconocen los beneficios de las plantas?
Porque estudiarlas implica presupuesto. Siendo la naturaleza tan diversa, si miramos lo que sabemos hasta el momento, nos damos cuenta rápidamente de que sabemos muy poco. Pero por un lado, el interés de la gente por las plantas medicinales va a estimular nuevos estudios y seguiremos encontrando cosas increíbles y por otro, eso poco que sabemos, es suficiente para crear un jardín medicinal variado en casi cualquier espacio. Solo hay que animarse, cualquiera lo puede hacer.