El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) determinado por el Indec registró en septiembre de 2025 una suba del 5,0% con relación al mismo mes de 2024, el cual se explica en su mayor parte por el crecimiento del sector financiero (39,7%).
Mientras que el sector financiero registró en septiembre pasado el mayor nivel de al menos las últimas dos décadas, en lo que respecta al agro el crecimiento interanual fue de apenas el 0,8%.
Es decir: en el último año el agro registró un crecimiento casi cincuenta veces menor que el sector financiero, lo que no representa un dato auspicioso si se considera que se trata del sector que aporta la mayor parte de las divisas genuinas generadas por la economía argentina.
No se trata, ciertamente, de una novedad, porque la evolución del nivel de actividad del agro en las últimas dos década refleja que el sector está estancado. No es el caso del sector financiero.
Si bien el sector agropecuario –con el agrícola la cabeza– logró recuperarse de los embates climáticos con notable rapidez, la realidad es que la elevada presión impositiva, junto con las distorsiones comerciales y cambiarias, han venido licuando la capacidad inversora en el campo al descapitalizar a las empresas que integran el sector.
La pesca experimentó un crecimiento del 58,2% en el último año, dato que debe ser contextualizado porque el sector venía de una crisis aguda, que se explica porque gran parte de las operaciones de las flotas langostineras y congeladoras se tornó inviable y eso promovió un conflicto sindical que agravó el problema.
La minería, otro sector aportante de divisas, creció un 8,1% en el último año de la mano del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
En tanto, la industria manufacturera, un sector central para la generación de trabajo, mostró un desempeño mediocre en el período con un decrecimiento interanual del 1,0%, al tiempo que la construcción –otro rubro clave en materia de empleo– creció un 4,3%.
Si bien el EMAE se elabora en base a un promedio ponderado de la agregación de valor aportado por diferentes sectores, la realidad es que al desagregarlo es factible advertir que la prosperidad de algunas actividades en desmedro de otras no hace sostenible el crecimiento de la economía argentina, que, en tales circunstancias, está condenada a repetir episodios de crisis recurrentes.
El EMAE es un indicador provisorio de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) del país a precios constantes de 2004 que se calcula en base a la agregación del valor agregado a precios básicos de cada una de las actividades económicas.







