Funcionarios del gobierno nacional lo volvieron a hacer: suspender la habilitación de exportaciones de productos cárnicos y lácteos para forzar a las empresas de ambos sectores a firmar un “acuerdo” de precios, que en los hechos es en realidad una imposición forzosa.
En el caso de los lácteos, el momento para “embarrar la cancha” no podría ser menos oportuno, porque los precios de la leche en polvo entera en el mercado internacional se están cayendo a “pedazos”.
La Gran Moreno Recargado: El Gobierno también cerró de prepo las exportaciones de productos lácteos
Este martes el valor promedio negociado por la leche en polvo entera en la plataforma comercial de Fonterra –Global Dairy Trade– fue de apenas 2548 u$s/tonelada, el más bajo del último lustro.
La principal razón detrás de ese fenómeno es el enfriamiento de la demanda china: la nación asiática, luego de tres años durísimos de pandemia, encerramientos masivos y control social extremo, dejó a la mayor parte de los consumidores sin deseos de vivir. Y eso se nota (y mucho) en el nivel de ventas.
En ese marco, el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) proyecta que para 2023 las importaciones china de leche en polvo entera serían de 550 toneladas versus 700 y 849 toneladas en 20222 y 2021 respectivamente. Es decir: un bajón enorme.
China es, por lejos, el mayor importador mundial de leche en polvo, dado que muy por detrás vienen Argelia con un estimado por el USDA de 260 millones de toneladas para este año y Brasil con 135 millones de toneladas.
Y ya que estamos hablando de Brasil, nación en la cual Argentina (también Uruguay) gozan de un arancel preferencial al integrar el Mercosur, el ministro de Agricultura y Ganadería de esa nación, Carlos Fávaro, anunció recientemente que planea restringir el ingreso de productos lácteos de sus vecinos para proteger a los tamberos locales.
En ese contexto completamente desfavorable es que el gobierno argentino, en manos de ministro Sergio Massa, decide (¡luego de una devaluación superior al 20%!) amenazar a las industrias lácteas para obligarlas a vender algunos de los productos que elaboran a precios máximos para intentar así contener la expansión inflacionaria generada por la propia política del gobierno a través de una emisión monetaria desmedida.