La reducción de los derechos de exportación para el complejo argentino de girasol llegó en un momento de buenos precios internacionales para la oleaginosa.
Desde el pasado 15 de diciembre la alícuota para el aceite de girasol a granel pasó del 5,5% a 4,5%, mientras que en el caso del pellet de girasol se redujo del 4,0% al 3,0% del valor FOB.
El dato es que el valor FOB oficial del aceite de girasol a granel con embarque inmediato (spot) sigue firme por arriba de los 1200 u$s/tonelada, aunque el 17 de diciembre, por alguna razón, la Secretaría de Agricultura lo fijó en 1181 u$s/tonelada, aunque el 18 y 19 rectificó el valor para ubicarlo en 1207 y 1203 u$s/tonelada respectivamente.
El 17 de diciembre, con el precio FOB rebajado, se registraron Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) por 15.570 toneladas, de las cuales 15.304 toneladas corresponden a Viterra.
El último informe oficial del USDA redujo en 2,5 millones de toneladas –para ubicarla en 51,8 millones– la producción mundial de girasol prevista para 2025/26 debido a cosechas menores a las esperadas en la zona de influencia del Mar Negro.
En ese marco, la oferta exportable global de aceite de girasol proyectada por el USDA para 2025/26 se reduce de manera considerable a 12,8 millones de toneladas a causa de una retracción de los embarques de Turquía y Ucrania.
En lo que respecta a la Argentina, se espera que crezcan las exportaciones de aceite de girasol en la actual coyuntura, al tiempo que se mantendrían sostenidos los embarques de pellets de girasol.
Con la cosecha en el norte argentino recién arrancando, al analizar las operaciones informadas de venta de girasol con entrega en fábricas del Gran Rosario hasta fines de diciembre de 2025 –según datos de la plataforma de Sio Granos– se observa una amplia disparidad de situaciones con precios negociados en un rango de 285 a 353 u$s/tonelada (base + diferencial), aunque la mayor parte de las operaciones se informaron en valores de 315 a 350 u$s/tonelada.
Vale recordar además que alrededor de un tercio del negocio del girasol depende del mercado interno argentino, que se encuentra con un poder adquisitivo limitado en un contexto de incertidumbre macroeconómica.








