Luego de escuchar una charla sobre las características de las “empresas B”, los agrónomos cordobeses Luis Argüello Pitt y Eduardo Castro descubrieron que muchas de las cosas que venían haciendo estaban contempladas en esa categoría.
El “Sistema B” –creado en 2012– mide el impacto social y ambiental de las empresas y sus titulares se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad.
La metodología, que comprende cinco ítems –gobernanza, trabajadores, comunidad, ambiente y clientes–, permite, luego de contestar un cuestionario, obtener un puntaje determinado, el cual sirve como guía inicial para mostrar si una empresa cuenta con un perfil adecuado para acceder a una certificación “B”.
“Muchas de las cuestiones que se consideran en el sistema B ya las veníamos haciendo de manera informal; lo que requiere la certificación es recopilar documentación respaldatoria para validar las acciones emprendidas”, comenta Luis en un artículo publicado por CREA.
Buena parte del buen puntaje inicial provino de la contribución de la empresa al ambiente, dado que Luis y Eduardo son propietarios de Optimizar Forestal, una firma dedicada a brindar servicios forestales para proyectos extensivos que, en promedio, cuentan con una superficie de 15 hectáreas. Sus actividades comprenden desde plantaciones, cortinas forestales y forestación periurbana y de redes viales hasta biorremediación, gestión de efluentes y proyectos orientados a certificar la captura de carbono orgánico (para lo cual se asociaron con la consultora Nativas).
Cuentan con dos viveros propios en Yacanto y La Granja (Córdoba), donde producen plantines de pino, álamos, sauces, algarrobo blanco, roble europeo, acacia blanca, cedro deodara, cipreses y fresno americano, entre otras especies.
Si bien la empresa se creó para ofrecer servicios orientados a cumplir con las exigencias dispuestas por la Ley Nº 10.467 de la provincia de Córdoba, con el tiempo fueron presentándose otras muchas demandas provenientes de diferentes sectores. Vale recordar que la Ley provincial N° 10.467 (“Plan Provincial Agroforestal”), vigente desde 2018, dispone que en un plazo de una década las empresas agropecuarias de Córdoba deben poseer un mínimo del 2% al 5% (dependiendo de indicadores y características de suelo, clima y región) de existencias arbóreas sobre el total de superficie.
“A fines de 2020 iniciamos el proceso de certificación de empresa B que culminó, luego de una serie de mejoras implementadas, con un puntaje final de 87, el cual permite comparar la situación de la propia empresa con otras de perfil similar tanto del país como de diferentes naciones del mundo”, comenta Eduardo.
Algunos de los ítems del sistema B son comunes a otros sistemas de certificación, como es el caso de disponer de un organigrama, determinación de perfiles de puestos laborales y evaluación de proveedores, mientras que otros son específicos, como –por ejemplo– contar con un código de ética, una política de transparencia de remuneraciones y de donaciones.
“El aspecto central del sistema B es que ayuda a comprender que muchas de las acciones que antes hacíamos de manera esporádica y considerándolas como un extra, son en realidad una parte constitutiva de la empresa, la cual, además de generar una utilidad económica, tiene como propósito integral contribuir a producir riqueza social y ambiental”, afirma Luis.
El hecho de que una empresa B se comprometa a generar un impacto favorable integral –económico, social y ambiental– no es una mera cuestión declarativa, sino que debe ser incorporado en el estatuto o contrato social de la sociedad. También debe incluirse legalmente que los directores y administradores de la empresa deberán tener en cuenta en sus decisiones y actuaciones los efectos de las mismas sobre la sociedad, sus socios, empleados, clientes y proveedores, además de velar por la protección del ambiente.
“La riqueza de la metodología es que permite ordenar a la empresa y trazar un guía de acciones orientadas a lograr un proceso de mejora continua; en ese sentido, la certificación es importante, pero es solamente un trámite”, señala Eduardo.
“El hecho de que esta filosofía de trabajo contemple la necesidad de definir el propósito de la empresa es crucial para poder entender que todas las acciones que emprendamos, por más pequeñas que puedan parecer, están motivadas por ese propósito, el cual no es una expresión de deseos o algo periférico, sino un factor esencial para la organización”, añade.
Entre los aspectos pendientes en los que están trabajando los socios de Optimizar Forestal se incluyen la incorporación de indicadores sociales y ambientales en la gestión empresaria, sistemas de incentivos para trabajadores y promoción de un entorno laboral inclusivo, entre otros.
“El proceso requiere tiempo y recursos, pero aporta muchas herramientas que, además de ayudar a ordenar la gestión de la empresa, permite visualizar cuestiones y necesidades que, si bien podían estar en un segundo plano, son muy importantes para poder consolidar el crecimiento de la empresa”, remarca Luis.
El año pasado recibieron una invitación para sumarse al CREA Monte Cristo (región Córdoba Norte), el cual, luego de incorporar a la Fundación Scrum Solidario –dedicada a promover la inclusión social de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad–, estaba buscando sumar a una empresa con un perfil diferente para incrementar la riqueza de intercambios en el ámbito del grupo.
Luego de participar en algunas reuniones y asistir al Congreso CREA Nacional 2022, los socios tomaron la decisión de sumarse al grupo para aportar una mirada diferente a la del empresario agropecuario tradicional y nutrirse de los múltiples intercambios que se desarrollan en el mismo.
“Uno de los aspectos clave del plan de trabajo del CREA Monte Cristo es crecer en diversidad para consolidar la sostenibilidad de las empresas con una visión innovadora e integral”, explica Consuelo Ávalos Gordillo, asesora del grupo.
“La experiencia de Optimizar Forestal aporta a los demás miembros un espacio de reflexión y aprendizaje sobre diferentes cuestiones que consideramos clave, al tiempo que la empresa de servicios forestales, si bien no se dedica a la producción agropecuaria, puede enriquecerse con las diferentes miradas y acciones emprendidas por el grupo y la red CREA en general”, añade.
Los socios de Optimizar Forestal consideran que la incorporación al grupo es parte del proceso iniciado tiempo atrás para promover el crecimiento de la empresa.
“Entre nuestros clientes tenemos a muchas empresas que forman parte de la red CREA y de Aapresid y podemos decir que los cambios que estamos observando en las mismas en el último lustro es impresionante, en el sentido de gestionar los recursos entendiendo la complejidad presente en los sistemas productivos y la incorporación de herramientas destinadas a medir y evaluar el impacto ambiental de las decisiones agronómicas; vamos por el buen camino y tenemos la esperanza de que ese fenómeno se extenderá con los años a la generalidad de las empresas del sector”, resume Eduardo.