Luego de muchos años de cabildeos, protestas y negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur han ratificado finalmente este viernes un pacto de libre comercio que podría tener gran significación en la vida cotidiana de muchas actividades económicas de la Argentina en los próximos años. El sector agropecuario se considera a priori uno de los grandes beneficiados con este acuerdo de libre comercio, pues se amplía la posibilidad de exportar diferentes productos alimenticios al mercado europeo, uno de los de mayor poder adquisitivo en todo el mundo.
Pero el universo de la negociación ha sido mucho más amplio. El acuerdo incorpora capítulos en materia de Acceso a Mercados, Reglas de Origen, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Obstáculos Técnicos al Comercio, Defensa Comercial, Subsidios, Servicios y Establecimiento, Contrataciones Públicas, Propiedad Intelectual, Empresas del Estado, Defensa de la Competencia, Aduanas y Facilitación del Comercio, PyMEs, Transparencia, Comercio y Desarrollo Sustentable, Solución de Controversias, y Diálogo Político y Cooperación.
Según un documento elaborado por el Ministerio de Economía, “la UE es un socio que reviste un enorme atractivo para nuestra región. Con más de 500 millones de habitantes y un poder adquisitivo medio de 34.000 dólares anuales, constituye alrededor del 20%de la economía mundial y un tercio de las importaciones globales”.
Desde este mirada, el acuerdo creará grandes oportunidades comerciales para las empresas argentinas, ya que el Mercosur logró cuotas más grandes que otorgó UE en otros acuerdos de libre comercio. Por otro lado, el bloque de los 27 otorgará acceso libre de arancel al 92% de las exportaciones del Mercosur, siendo los cronogramas de desgravación sustancialmente más cortos que los aplicados a la inversa. Hoy el arancel promedio para productos agroindustriales exportados hacia la Unión Europea es 12,6%.
Desde esta mirada donde la integración supone beneficios y no amenazas, Economía prevé que “el Acuerdo permitirá que las empresas del Mercosur reduzcan los costos de los insumos importados, aumentando su productividad y competitividad. Es decir, las ganancias derivadas del Acuerdo serán extensivas para muchos sectores industriales que podrán abastecerse a precios más competitivos”, se especuló.
Para Argentina, la UE es el segundo destino de exportación, con un total que ronda los 9.000 millones de dólares al año. Además, la UE es el principal inversor en nuestro país, con un stock de IED (inversión extranjera directa) que supera los 35.000 millones (45% del total).
En el capítulo de acceso a mercados, el acuerdo regula las condiciones y los plazos para la desgravación arancelaria de los productos de ambas partes. La Unión Europea se compromete a desgravar su comercio de manera más acelerada (canasta máxima de 10 años) mientras que el Mercosur tendrá plazos más extensos, de hasta 15 años, para que sus industrias se adapten a la competencia. Este es el resultado de un “trato especial y diferenciado”.
Alrededor de 74% de las importaciones de la UE provenientes del Mercosur tendrán una eliminación de aranceles en forma inmediata, Además, el bloque excluirá de la negociación únicamente el 0,3% del comercio.
En cambio, la desgravación inmediata del Mercosur involucra tan solo el 14% de los productos y un 9% de lo que se importa desde la Unión Europea estará excluido de la desgravación , de forma tal de proteger sectores sensibles.
En el caso de los productos agrícolas, la UE desgravará totalmente los aranceles para cerca del 82% de las exportaciones y otorgará desgravación parcial (cuotas o preferencias fijas) para el 17,7%. Dentro del 82% que la UE desgravará hasta llegar a 0%, el 70% se realizará de forma inmediata a la entrada en vigor del Acuerdo mientras que el 12% se desgravará en períodos entre 4 y 10 años.
Dentro de los productos para los cuales la UE otorgará contingentes arancelarios (cuotas) se encuentra la carne bovina, la porcina y la aviar, el maíz, la leche, los quesos, el arroz, el etanol, la miel y los huevos (entre otros como el azúcar).
En el caso de la carne bovina la UE otorgó una cuota de 99.000 toneladas para el Mercosur, ampliando a casi el doble las exportaciones actuales. Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son actualmente los mayores proveedores de carne bovina a la UE. Asimismo, el arancel pagado actualmente bajo la Cuota Hilton (20%) será desgravado a 0% de forma inmediata por la UE a la entrada en vigor del Acuerdo.
Un dato curioso a favor del campo argentina (aunque habrá que ver cómo lo aplica el gobierno) es que a partir del acuerdo “las partes se comprometen a eliminar y no reintroducir derechos a la exportación en su comercio recíproco, aunque estableciendo ciertas excepciones y períodos de transición”.
Economía aclaró, en este punto, que “en el caso de Argentina, podrán mantenerse los derechos de exportación para las exportaciones destinadas a la Unión Europea para una lista de productos especificada en un anexo Para los productos dentro de la lista se consolidaron niveles máximos de aplicación según el producto (14% en el caso de la cadena oleaginosa) o períodos de eliminación, que se harán efectivas progresivamente entre cuatro y once años después de la entrada en vigor del Acuerdo”.
A la inversa, ambas partes acordaron trabajar conjuntamente este tema de importancia creciente en el comercio internacional: la eliminación de los subsidios a la exportación, que afectan tanto el comercio de productos del agro. “El Acuerdo contiene un capítulo sobre Subvenciones, en el que se reconoce la facultad de las Partes de establecer subvenciones cuando resulte necesario alcanzar un objetivo de política pública. Además, se establece un marco de cooperación y consulta tendiente a explorar mejorar la transparencia en lo relativo a subsidios y coordinar en temas de interés común en el marco de la Organización Mundial del Comercio”.
En materia aduanera, “la UE y el Mercosur se comprometen a aplicar procedimientos modernos y utilizar mejores tecnologías para la liberación eficiente y ágil de mercancías, gestionando los riesgos de manera adecuada y permitiendo al envío de documentación antes de la llegada, lo cual reducirá sensiblemente los tiempos de las operaciones comerciales sin relajar en modo alguno los controles pertinentes sobre los riesgos”.
En el acuerdo se establece además que “los productos perecederos tendrán siempre un tratamiento prioritario en el despacho, atento a sus características particulares y previendo, incluso, mecanismos de reclamos expeditos por parte del operador”.
Hay un capítulo dedicado a “establecer reglas y mecanismos que permitan asegurar que la aplicación de las medidas Sanitarias y Fitosanitarias (SPS) no constituyan barreras al comercio de las Partes, evitando que éstas puedan impedir el acceso de los productos agrícolas y agroindustriales o encarecerlos injustificadamente”.
“Esto reviste una gran importancia ya que nos posiciona en una situación preferencial respecto de otros abastecedores al mercado europeo”, indicó el análisis del Ministerio de Economía, considerando que “el Acuerdo establece reglas claras que impiden la aplicación de medidas sanitarias injustificadas y arbitrarias para el acceso de nuestros productos al mercado europeo, destacando la importancia de basar las medidas en base científica”.
Hay otro tema que podría tener implicancias varias en el comercio del agro, el de las indicaciones geográficas (IG). Hay compromisos que incluyen la protección tanto de productos vínicos como no vínicos, aunque establece que ciertas IG de la UE no tendrán protección exclusiva en los países del Mercosur en virtud de derechos privados preexistentes.
La UE reconocerá al MERCOSUR 220 Indicaciones Geográficas, de las cuales 104 provienen de la Argentina. Según la visión oficial, esto “abre una enorme oportunidad para las distintas producciones regionales, con el objetivo de desarrollar las economías regionales”.
El Mercosur, a la inversa, dará protección a 355 IG europeas, aunque “en algunos nombres icónicos de la UE se ha acordado el abandono del uso del término, luego de transcurrido un largo plazo de gracia, lo cual permitirá la re-denominación de los productos y su posicionamiento en los mercados”.
Si la negociación hasta aquí fue trabajosa, todavía falta un largo recorrido para que el acuerdo entre en vigencia. “Se inicia un largo proceso de revisiones legales y formales de los textos que culminarán en su firma, su aplicación provisional y, posteriormente, con la entrada en vigor definitiva. El proceso puede durar desde meses hasta varios años”, reconocieron en el gobierno. En el caso del acuerdo firmado con Canadá, todo ese proceso demoró cuatro años. En el caso del Mercosur puede ser más tiempo, sobre todo porque hay países poderosos de la UE, como el caso de Francia, que se oponen tenazmente y harán lo imposible por retrasar su vigencia.