En Bichos de Campo nos gusta estar bien asesorados. Y si se trata de hablar de nutrición, ¿por qué no llamar a un médico? La sorpresa fue grande en el Simposio de Fertilidad de la semana pasada cuando nos cruzamos con una cara conocida. Ahí estaba Claudio Zin, el médico que supo recorrer los canales de televisión explicando pandemias, vacunas y virus, pero ahora hablaba de yodo, trigo, papas fritas y suelos.
— ¿Qué hacés acá, Claudio? ¿Qué hace un médico en un evento de agrónomos?
“Vi luz y entré”, bromeó. Aunque enseguida se puso serio: “Me invitó la gente de Fertilizar porque creo que es el momento que los médicos aprendamos un poco de los agrónomos: cómo se produce un alimento, qué contenidos tiene, qué nutrientes puede aportar y lo malo que es procesar ese alimento una vez que sale de la planta, porque ahí le hacemos perder nutrientes”.
En ese cruce entre el campo y la salud, Zin habló de deudas pendientes, de la necesidad de tender puentes entre los productores de alimentos y quienes después atienden las consecuencias de lo que comemos.
“Esa relación la tenemos que fortalecer porque recién nos estamos conociendo, los productores, los agrónomos y los médicos. Me parece que tiene que haber más interacción entre ambos para poner algún coto a los procesadores, por llamarlo de algún modo, de alimentos”, propuso.
En otras palabras, Zin vino a decir algo que el agro a veces intuye pero no siempre se anima a gritar: el problema no está en el campo, sino después. En la planta, pero no la de maíz, sino la industrial.
“Hoy no hay médico en el mundo que niegue la evidencia: los alimentos procesados y ultraprocesados son perjudiciales para la salud. Si yo como todos los días una bolsa de papas fritas, voy a terminar mal”, sentenció.
Los productores, claro, pueden responder con cierta razón que ellos hacen su parte: si sembraron papas y las cosecharon sanas, ¿qué culpa tienen de lo que pasa después? Zin lo entiende:
“Un productor agropecuario te dice: ‘Yo produzco de la forma más pura, papa, sale del campo, el problema está adentro de la planta’. Claro. Entonces, el punto es: médicos y productores tenemos que ponernos de acuerdo para contarle a la gente de la industria que hay cosas que no vale la pena hacer”.
El médico también ironizó sobre las costumbres alimentarias de los países desarrollados: “También consumen papas fritas en Estados Unidos… Bueno, también se mueren en Estados Unidos”.
Pero el tema va más allá de las frituras. Zin se metió de lleno en la discusión sobre calidad de los alimentos. Y ahí volvió a aparecer el trigo.
“No es el mismo trigo el que se consume en Italia que en Argentina. Hablamos de la misma planta, pero distinta calidad, distinto procesamiento”. ¿Cómo cambiar esa matriz? ¿Cómo lograr que productores, industria y médicos tiren para el mismo lado?
“Primero informándonos. Porque si no, todo es especulación. Informándonos de qué consumimos. Informándonos los médicos de cómo se produce un alimento, qué pasa cuando una planta no está bien nutrida, cuándo tenemos que fortificar los alimentos y cuándo no”.
Mirá la entrevista completa con Claudio Zin:
“Había mucha gente en el noroeste argentino con bocio, con el cuello muy grande. Alguien se dio cuenta que era por falta de yodo. Suplementaron la sal con yodo y se acabó el bocio endémico. Aparecen casos muy aislados ahora, pero hace 60 o 70 años había muchísima gente con bocio. Pusimos yodo a la sal y se acabó”, relata.
La historia es simple: la nutrición también puede prevenir enfermedades. Y ahí el suelo, el alimento y el conocimiento se cruzan en una misma cadena.
“Hay una relación hiperdirecta”, afirmó Zin. “Aunque parezca una pregunta elemental, ni los médicos saben esto. Por eso deberíamos tomar más conciencia acerca de cómo sale un alimento de la planta y cómo termina en la boca de la gente”.
Y más aún en un país como la Argentina, donde el contraste entre potencial productivo y realidad alimentaria golpea fuerte.
“Esta historia de que Argentina tiene alimentos para darle de comer a 400 millones de personas… Pues empecemos por darle de comer bien a los nuestros, que están acá. Después vemos qué pasa afuera”, subrayó Zin.
La salud de los alimentos no es un problema de comunicacio entre productores industria y médicos. El primer problema es:que el alimento es una mercancía más y como tal hay una libertad liberticida en función de los negocios que permiten
El. mundo será tan bueno o malo como sea el complejo agroalimentario. Ahora:esta en manos del poder económico y tecnológico supranacional. Y, por lo tanto, la sostenibilidad brilla por su ausencia. Argentinos a las cosas!
Si recordamos a una de las tantas frases memorables del padre de la medicina, Hipócrates, es “que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina. O sea que la comida que llevamos a nuestra boca tiene una relación muy estrecha con la salud e aquí donde los profesionales de la salud deben estar más allegados a los profesionales de la producción de alimentos, ya que el sistema de producción de alimentos ha evolucionado enormemente a lo largo de la historia. Desde la recolección y casa de alimentos en la era paleolitica hasta la producción masiva de alimentos en el era industrial.
La solución es generalizar la propiedad de la tierra e impulsar las granjas familiares autosustentables.
Zinn es un irremediable chanta; como su ex jefe Scioli.De los alimentos no les importa nada,deben estar atrás de un sponsor .Dediquese a la verdadera medicina no a operar políticamente en su canal amigo Ah! El “alguien se dió cuenta del bocio en el noroeste y agregó yodo a la sal tiene nombre y apellido Dr Ramón Carrillo,ministri de Salud Pública. Del primer peronismo
Sin he visto tipos tortilla pero este esta mano a mano con Scioli que estiércol dios mio