Dicho en pocas palabras, ¿qué es permacultura? Un sistema de diseño que intenta ordenar nuestro entorno en forma sustentable. La palabra en sí misma significa que podamos tener una cultura más permanente, una forma de vida sostenida en el tiempo.
Un ejemplo cotidiano: en la cocina de nuestra casa, generalmente el lugar de los cubiertos está en un cajón ubicado en primer lugar de una mesada, mientras que elementos de poco uso estarán en lugares más difíciles de llegar. Lo mismo encontramos en un taller, el tablero de herramientas está delante de la mesa de trabajo, esto hace más eficiente nuestra tarea.
Así resume este tema Carlos Straub, permacultor, diseñador, horticultor, constructor, productor de semillas y docente, y enfatiza que con este mismo concepto también podemos ubicar nuestra casa con respecto al sol, un jardín de aromáticas cerca de la cocina, frutales compartiendo el espacio con una huerta y un gallinero, donde el residuo de un elemento pueda ser aprovechado como alimento del elemento siguiente: los residuos orgánicos de una cocina puedan alimentar a nuestras gallinas, y el abono de estas alimenten las plantas de nuestra huerta, que a su vez esta brinda alimentos a nuestra cocina, de esta manera a través del diseño vamos haciendo de nuestros espacios sistemas más sustentables.
Este simple ejemplo lo podemos llevar al plano de la energía, agua, calefacción, alimentos etcétera. “Permacultura es un estado de percepción”, explica. “Detectar a lo que llamamos un problema es la llave que abre la puerta de la búsqueda de una posible solución, el diseño nos permite por momentos ver el todo, para poder comprender las partes. Venimos de una cultura donde la especialización ha sido la forma de resolver nuestras necesidades y es tiempo de que comprendamos que la vida, la naturaleza funciona integrada como un todo”.
-¿Desde cuándo usted se dedica a esto y por qué?
-En 1996 llega a la Argentina este sistema de diseño de la mano de un australiano (Bill Mollison), cuna de la Permacultura en el mundo. En lo personal, hacía ya unos años que buscaba en lo alternativo herramientas que pudiesen mejorar el sistema actual de vida que llevamos hoy en día, junto a mi familia, así que dejé mi ciudad, mi ámbito laboral para ir en busca de una vida más cerca de la naturaleza. Huerta, bioconstrucción y alimentación vegetariana fueron algunos de los temas que incorporamos a nuestras vidas en esos años, pero no dejaban de ser hechos, importantes pero aislados (así los veía en ese momento). Llegar a la Permacultura produjo un cambio de mirada de mi entorno, lo que veía como hechos, los comencé a ver como procesos, y que de alguna manera todo estaba conectado, y si entendíamos eso, podríamos mejorar las conexiones para lograr sistemas y ambientes más sustentables.
-¿Qué significa “ir hacia una vida más sustentable”?
-Pensar y diseñar emprendimientos que generen más o al menos la misma energía que consumen, como por ejemplo el aprovechamiento del sol, viento, suelo, conocimiento, relaciones que generen vida, aire limpio, alimentos sin venenos, entornos agradables y una vida saludable. En el sistema en el que vivimos el consumo de energía es superior al que podemos generar, y está basado principalmente en el uso del petróleo, un recurso cada vez más escaso y de mayor (ya estamos sintiendo las consecuencias de esa “dependencia” a nivel mundial) lo cual genera un círculo desequilibrios económicos, sociales y ambientales.
-Usted menciona la importancia de conectarse con otros seres vivos de forma profunda. ¿Nos puede explicar cómo y por qué es importante?
-Los humanos no estamos solos, somos solo una parte de un gran ecosistema, es decir que dependemos de ese sistema ecológico. Entonces cada elemento es importante: el sol, el agua, la vegetación y un complejo mundo de seres, que cada uno aporta su labor en su espacio correspondiente, y es aquí donde la diversidad hace más sustentable a nuestro sistema. Esa diversidad de especies en plantas, animales, en requerimientos energéticos, en nuestra alimentación e incluso en nuestras creencias, hace de nuestro espacio un lugar más independiente.
-Estos temas ya circulan en la sociedad pero hay todavía una gran resistencia. ¿A qué cree que se debe?
-A que todo cambio significa salir de una zona conocida hacia otra que tendremos que explorar. Para muchas personas, esto no es fácil, somos lo que nuestra cultura hizo de nosotros, padres, maestros, amigos, barrio, ciudad, país, nos marcaron nuestro carácter y creencias en forma de programas. Es muy complicado salir sin pasar por una crisis, algunas de estas estructuras que nos sustentan deben caer, romperse para que las nuevas puedan ser incorporadas y solo podemos comprender lo nuevo una vez que lo experimentamos.
-¿Cómo se hace para empezar el cambio?
-No alcanza con leer un libro, escuchar una charla o tomar un taller/curso. Esto puede ser motivador, puede ser el mapa que nos aclara, nos orienta, pero la experiencia es el viaje. Creo que los que tuvimos la oportunidad de emprender este viaje, podemos acompañar parte de esos nuevos emprendedores. Probablemente necesitemos crear escenarios y circuitos para compartir un aprendizaje en acción.
-¿Qué opina de los incendios que ocurrieron hace poco?
-Cuando hablamos de nuevos paradigmas, tiene mucho que ver con lo que venimos mencionando: no hay lugar para un nuevo paradigma sin que se destruyan las viejas estructuras, económicas, sociales y ambientales. Entonces claro que duelen la sequía, los incendios, las inundaciones, la pobreza, la violencia, la intolerancia pero todos son consecuencia y factores de cambio. Por eso, incorporemos estos temas, no solo como espectadores sino como agentes de cambio, transformemos estos aparentes problemas en desafíos, que nos muevan de la zona de confort para despertar nuestra voluntad para hacer los cambios necesarios. La Permacultura no es una técnica ni un método; es ante todo un estado de percepción, una mirada distinta del paisaje. La mejor forma de practicarla es a través del pensamiento creativo, la reflexión y el diseño.