¿Querés comer comida vegetariana y con impronta india? Podés. ¿Querés cosechar con tus manos verduras de la huerta? Podés. Y aprender sobre reciclado de agua, agroecología y conocer la ecoludoteca, que en 2018 fue declarado de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación por ser la primera experiencia de este tipo en la provincia de Buenos Aires.
Puilquén se ubica en General Belgrano, a 170 kilómetros del Obelisco y es una posada de campo con una propuesta de turismo Rural Sustentable que nace del reciclado de un antiguo criadero de ranas toro, abandonado tras la inundación de 1993. Está reconocido como Espacio Demostrativo sobre la biodiversidad en la producción y la aplicación de Energías Renovables por el programa Pro-Huerta del INTA y el Ministerio de Bienestar Social de la Nación. Y hasta tiene una declaración de interés turístico provincial del Ministerio de Turismo nacional.
“Proponemos una experiencia integral donde se conjugan bosque, granja, un paseo de plantas con variedades aromáticas y medicinales y nuestro orgullo: la Ecoludoteca, un espacio de juegos que es un prototipo de casa sustentable y que funciona como un centro de concientización ambiental, en articulación con nuestra asociación civil Puilquen Alma Solidaria”, dicen Roxana y Pablo de un tirón.
“Proponemos volver a lo simple, a la naturaleza, con cielos estrellados y atardeceres calmos, a conectarse consigo mismo frente al ruido de la ciudad y el frenesí cotidiano, proponemos comida casera, una charla amigable, un fogón en la noche”.
En 2019 fueron seleccionados entre los 500 mejores proyectos sustentables de Latinoamérica, en el marco de los Premios Latinoamérica Verde organizado por en alianza con la Alcaldía de Guayaquil (Ecuador) y el Programa de Naciones Unidas.
Durante la pandemia estuvieron mucho tiempo sin visitantes y “aprovecharon” (por decirlo de algún modo) el tiempo para capacitarse en turismo accesible, aprendiendo sobre lenguaje de señas, reorganización del espacio y señalética entre otras cosas.
Pero a pesar de todos los premios, capacitaciones y esfuerzos, por momentos la realidad local se les ha puesto difícil, como a muchísimos emprendedores.
-¿Cómo se sostiene un emprendimiento así en una Argentina como ésta?
-El único camino para un desarrollo genuino es el trabajo en red con otros actores, con una economía solidaria y mucha perseverancia y voluntad.
-¿Alguna vez pensaron en bajar la persiana?
-Pensamos en otras actividades para reconvertir el emprendimiento pero nunca en cerrar. Hemos recibido el apoyo de muchos de nuestros huéspedes, que terminan siendo amigos de la casa, que nos sirvió para resignificar el valor de nuestro trabajo.
-¿Cómo los trata y trató la Covid?
-Fue muy difícil poder transitar este tiempo porque si bien hubo una mínima ayuda del Estado provincial, no tuvimos red de contención. Estuvimos un año cerrados y luego trabajamos dos meses con todos los protocolos establecidos, recibiendo solamente una familia por visita a la Granja Educativa, como también en el Ecocamping. Pero justo cuando se estaba empezando a mover un poco, se cerró todo de nuevo.
-¿Y ahora?
-Vamos a abrir de nuevo. Notamos un gran deseo de la gente de buscar lugares como los nuestros y lo comprobamos por la cantidad de consultas que recibimos. También estamos armando paquetes para que gente que hace home office que pueda alojarse acá, en el campo, con la opción de pensión completa.
-¿Qué experiencia o aprendizaje les dejó la pandemia?
-Nos confirmó la necesidad profunda del cuidado del ambiente, de implementar prácticas genuinas de turismo rural y sustentable. En resumen, reafirmó nuestra visión y confirmamos que estamos en el camino correcto.