En septiembre de 2024, muchos productores se enojaron con Bichos de Campo cuando publicamos que el proyecto de Presupuesto Nacional para el año siguiente, el 2025, que finalmente no se aprobó, contenía una evidencia clave que marcaba que eran falsas las promesas del presidente Javier Milei de reducir las retenciones al agro. Pero eso fue lo que finalmente sucedió, más allá de la baja temporal de retenciones entre enero y junio de este año, las alícuotas ahora vuelven a ubicarse en los mismos niveles que tenían en el gobierno anterior: 33% para la soja y 12% para el maíz.
En aquel momento mucha gente de campo creía todavía ciegamente en Milei y su prédica en contra de los derechos de exportación. Era razonable entonces razonable su fastidio ante la mala noticia.
¿Y qué sucede ahora, luego de que el Poder Ejecutivo enviara al Congreso un nuevo proyecto de Presupuesto para 2026, que debería discutirse y aprobarse (si no queremos seguir manejando el país con números que vienen prorrogándose desde 2023)?
Tenemos que volver a dar la mala noticia, pues todo parece indicar que Milei no tiene previsto tampoco reducir el peso de las retenciones el año que viene.
“Los recursos totales provenientes de los Derechos de Exportación aumentarían un 66,7% en 2026 respecto de las proyecciones para el presente ejercicio. Estos recursos pasarán de representar 1,07% del PIB en 2025 a 1,50% del PIB en 2026”, dice con claridad en su página 38, el Mensaje que el Poder Ejecutivo envió esta semana al Congreso informando del “Avance sobre la Elaboración del Proyecto de Ley de Presupuesto”.
Este es el documento completo:
Mensaje2026
En ese escenario, fechado el 30 de junio, el equipo del Ministerio de Economía a cargo de elaborar los números ya daba por descontado que no iba a prorrogarse la rebaja de alícuotas determinadas por el decreto 38 del 25 de enero de 2025, tal como efectivamente sucedió con las retenciones de soja, maíz y otros granos, que volvieron a subir 20% a partir de este martes. Luis Caputo y los suyos solos aceptaron mantener las rebajas de retenciones para el trigo y cebada, pero solo hasta marzo de 2026, cuando volverían a sus niveles prefijados de 12%.
¿Cómo hace el gobierno para proyectar que la recaudación por retenciones subiría casi 67% en 2026 respecto de este año? Hay pocos argumentos para sostener esas cifras. Por un lado, dice que “el escenario macroeconómico contempla un crecimiento del 10,3% de las exportaciones totales en términos reales”, lo que incrementaría la cifra de recaudación. Quizás los funcionarios especulen también con una mejoría de los precios internacionales de los granos, que los analistas privados por ahora no perciben. O con una devaluación que permita obtener más pesos por cada dólar exportado.
Lo que queda muy en claro es que toda esta proyección se está realizando sin contemplar en lo más mínimo una posible baja de los tributos de exportación que se le descuentan luego a los precios pagados al productor. Porque si esos impuestos bajaran, como prometió Milei muchas veces en campaña, lo normal sería que también lo hicieran las previsiones de recaudación para el año entrante. Pero suben. Y nada menos que 67%.
El Congreso, en caso de esta vez sí lograr una discusión madura sobre la Ley de Presupuesto, podría revisar esta situación e incluir -si la mayoría de los legisladores así lo votara- una revisión de esta estrategia en materia de impuestos a la exportación e incluso podría dejar a Milei sin “facultades delegadas” para determinar las alícuotas. Porque -como sucedía con el kirchnerismo- el Ejecutivo no parece muy dispuesto a soltar la manija.
De hecho, fue curiosa la manera en que el oficialismo y el principal partido de la oposición (en definitiva, libertarios y kirchneristas) unieron fuerzas para hacer abortar las dos únicas chances que hubo en Diputados para discutir este tema: cuando la Comisión de Agricultura se disponía a aprobar un dictamen común a un proyecto para reducir retenciones a partir del 1° de enero de 2026, y esta misma semana, cuando diferentes bancadas se propusieron reinstalar el debate sobre retenciones, junto con el presupuesto universitario y el del Garrahan.
Al menos, como consuelo a los pobres productores que todavía confían en la palabra del presidente, vale decir que la voracidad fiscal que muestra la gestión actual se ha reducido un poco: en su proyecto de Presupuesto 2025 -que tampoco se votó en el Congreso- Economía aspiraba a recaudar un 100,4% más por las retenciones. Ahora -aunque sin inflación- moderó esa expectativa de suba al mencionado 67% para 2026.
Curiosamente, en otro tramo del nuevo Mensaje al Congreso, el Ejecutivo destaca que “con relación al comercio exterior, las medidas implementadas desde diciembre de 2023 han apuntado a reducir costos de importación, impulsar las exportaciones y facilitar las transacciones. Estas se han focalizado en la eliminación de permisos de importación, la reducción de derechos de exportación y aranceles de importación y la eliminación y simplificación de trámites y medidas no arancelarias”.
No han los productores agrícolas -que aportan el 90% de la recaudación por retenciones, unos 8.000 millones de dólares al año- los que se han beneficiado hasta aquí de esas decisiones.