La campaña agrícola 2024/25 presenta varios desafíos para los productores. Los márgenes no dan bien, el clima no acompaña y persisten los temores bien fundados sobre los daños posibles de la chicharrita sobre el maíz.
La plaga impactó gravemente en los rindes del maíz de la última campaña y por eso es que se habla tanto de su reemplazo por otros cultivos, aunque no haya uno que le haga competencia o que sirva como puerta de escape. Hacer soja sobre soja no es conveniente y en muchos casos se vuelve inviable. El sorgo es un reemplazo parcial, pero tiene algunas limitaciones productivas y luego comerciales.
Juan Balbín, ex presidente de los grupos CREA y posteriormente del INTA, disertó recientemente en el congreso de Aapresid sobre este tema y se refirió a las características que tiene este ciclo agrícola. Entrevistado por Bichos de Campo, se refirió a cómo encarar esta campaña agrícola que tiene varios desafíos.
“Yo veo una campaña con un ojo todo el tiempo mirando los conteos de chicharrita. El frío del invierno debería haber matado todo, pero no se sabe qué va a pasar y este tema va a definir la campaña”, explicó.
Al respecto, Balbín dijo que los productores van a esperar a último momento para decidir sobre la nueva siembra de maíz: “Con la sembradora en el lote verán que hacer. Si los conteos son muy altos no se va a hacer maíz; si los conteos son bajos sí se va a hacer maíz, porque hay que rotar y el maíz es clave, sobre todo en el norte. Pero hoy está esa visión de parálisis y de ver cómo seguir”, explicó.
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Para el agricultor, está claro que “dependiendo de las señales que haya de la chicharrita va a variar la superficie con maíz. Parecía hace dos semanas que era un tema terminado, que las heladas habían matado todo pero en estos días empezaron a aparecer los primeros conteos que no fueron buenos”.
Ante este panorama donde el clima, la chicharrita, los precios y la brecha cambiaria juegan en contra del productor, Balbín recomendó hacer “una agricultura del detalle”. Y explicó que “hay que ajustar costos y creo que el desafío futuro de la Argentina también está en la infraestructura, tiene que lograr de vuelta bajar costos a través de infraestructura”.
En el caso del sorgo, una alternativa que muchos productores analizan como opción, el productor con base en el sur de Córdoba explicó que en los últimos años la plaga del pulgón amarillo desencadenó en el desarrollo de nuevas variedades de semillas tolerantes a los agroquímicos utilizados contra esa plaga.
“Hoy es un cultivo totalmente distinto a lo que eran los sorgos tradicionales, por dos tecnologías: la tolerancia a pulgón y tolerancia a esos herbicidas. Eso nos permite un cultivo interesante”, subrayó.
En cuanto al aspecto comercial del sorgo, indicó: “Apareció China comprando y el sorgo pasó a valer lo mismo más que el maíz. Y en ese nicho estamos trabajando en una superficie que hoy, tanto en maíz como soja, cada vez es más vidriosas”.
A pesar de estas nuevas oportunidades para el cultivo, Balbín muestra un optimismo moderado: “Hoy el 3% de la rotación de Argentina se hace con sorgo. Nadie está planteando ir a más de un 5% o 6%, porque no hay mercado tampoco. Hay que ser muy cuidadosos en cómo evolucionar y no pisarnos a nosotros mismos, porque el mercado mundial no es grande. Cuenta con tres actores: Estados Unidos, Australia y nosotros como exportadores. El resto, todo lo que produce lo consume y son países de África o Brasil. Es complejo porque a medida que crezca (la producción), hay que desarrollar otros mercados”.
Balbín cree que el sorgo tiene una oportunidad de crecer en regiones en las cuales en enero y febrero tienen altas temperaturas y bajo nivel de precipitaciones, ya que “retiene su floración unos 15, 20 días y eso le da una plasticidad muy interesante, que no la tienen el maíz ni la soja”.
“Lo veo por ahí y en este tipo de suelos, en ese tipo de ambientes”, dijo.
El crecimiento del área, aunque sea bajo en relación a la que tienen otros cultivos obligará a buscar nuevas alternativas de mercados. “El tema es acercarnos a los precios del maíz, tratar de conseguir esos nichos que son el alcohol para el etanol y su uso forrajero. Nuestro sorgo tienen alto componente de taninos y eso limita su uso para la producción de pollos, pero Brasil ha desarrollado una variedad utilizable, produce el doble de sorgo que nosotros y lo consume íntegramente. La verdad es para empezar a plantearlo en toda la zona avícola, y en Entre Ríos en particular, donde el sorgo tiene su nicho también”.
Cada lugar para una cosa y cada cosa en su lugar. En la época de los Ingenieros Agrasar, Calvelo, Anitua, también había genética y calidad, y había productores de sorgo excelentes. Fitomejoradores como Héctor Lerner hacían honor al sorgo. Otras epocas, otros sorgos, otra Argentina. Nunca olviden eso.