Como método de producción intensiva, la hidroponia suele asociarse con el cultivo de verduras directamente con las raíces dentro de agua, a partir de un sistema que recircula nutrientes y prescinde del uso de la tierra como soporte. Sin embargo, una empresa del rubro hortícola se animó a ofrecer una alternativa que ya da que hablar en muchos países del exterior.
Se trata de la “hidroponia en sacos”, una opción que explora el uso de otros sustratos y que lo combina con un sistema cerrado de riego por goteo, que circula internamente por una especie de bolsón plástico o silobolsa en miniatura.
“Se trata de un saco que tiene un compuesto de sustrato en su interior, formado por corteza de pino compostada, turba y perlita, con un sistema que conduce el agua por dentro para humidificar la turba y permitir el anclaje de la planta”, explicó a Bichos de Campo Gustavo Camaño, miembro de la empresa Terrafertil, que tiene más de 60 años de presencia en el mercado.
Los sacos tienen una medida de 92 centímetros de largo por 22 de ancho, y facilitan el trabajo sobre una altura uniforme.
“Entre sus ventajas tiene que no se trabaja sobre el piso, evita malezas y optimiza la superficie del cultivo. En el caso específico de una industria como la de frutilla, con la cual trabajamos, las plantan alcanzan un mismo calibre de tamaño”, destacó Camaño.
La vida útil de estos sacos varía en función del cultivo. En el caso de hortalizas como la lechuga, donde la cosecha implica el arranque desde la raíz, parte del sustrato puede perderse, por lo que es necesario renovarlo. En cultivos como el tomate o las mencionadas frutillas, su poda extiende la durabilidad del saco.
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Camaño indicó también que el sistema de riego permite ofrecer los nutrientes necesarios de forma constante, sin perder su concentración.
En cuanto a los ingredientes del sustrato, detalló que la turba proviene de turberas propias ubicadas en Tolhuin, provincia de Tierra del Fuego. Ese material luego es procesado y clasificado según su tamaño. Algo similar ocurre con la corteza de pino empleada, que proviene del Litoral, y que es tratada, clasificada y compostada por la propia empresa.
-¿Crece la tendencia hacia este tipo de opciones agrícolas?- le peguntamos a Camaño.
-Sí, de hecho en Almería, en España, donde se produce gran parte de todo lo que se consume en Europea, lo que es legumbres se produce con estos sistemas. Se encontraron con suelos agotados, que es lo que va a pasar y está pasando en la actualidad en muchas zonas de la Argentina.
-¿Crees que algún momento la transición empezará a verse con fuerza acá?
-Sí. También tiene que ver con un tema de costos y de productividad. La mano de obra termina siendo un preponderante en los costos de producción, al igual que el uso de pesticidas, de tratamientos de suelos, que tienen costos adicionales. Hoy la gente necesita una inversión inicial quizás un poco más elevada, pero con mayor tiempo de vida útil.