¿Sirven las algas como biofertilizantes? María Elena Sáenz, que es investigadora del Conicet y la Universidad Nacional de Luján, está convencida de que sí y ha hecho varias experiencias concretas usando los extractos de ciertas plantas acuáticas sobre semillas de soja.
“Este trabajo es muy prometedor, porque en base a estas experiencias nosotros encontramos que las plantas obtienen una mayor longitud de raíz, de tallo, e incrementaron el peso también”, nos contó la investigadora surgida de la universidad pública sobre sus experiencias.
Lo que hizo María Elena junto a su grupo de investigación fue generar una formulación líquida realizada a partir de determinadas algas para aplicarlas sobre plántulas de soja transgénica, para analizar justamente su impacto como fertilizantes biológicos.
En la Universidad de Luján el Conicet cuentan con un cepario muy variado de plantas acuáticas, pero la científica decidió realizar estas experiencias son microalgas de ambientes de agua dulce, a las que definió como “unicelulares”.
Durante el congreso de Aapresid en Buenos Aires, Sáenz mostraba resultados prometedores en el póster que exponía y que llamó la atención de Bichos de Campo:
“Nosotros vemos resultados preliminares muy prometedores a escala de laboratorio. Estamos interesados ahora en subir de escala, porque de hecho los cultivos de algas en muchos países europeos, por ejemplo, se hacen extensivos, se hacen en lagunas”, comentó la investigadora.
Para la experta, utilizar algas como base para la formulación de nuevos productos biológicos que puedan reemplazar los fertilizantes de origen químico es más que posible. “El primer objetivo es reducir el uso de sustancias inorgánicas químicas, que ya sabemos que tienen sus problemas. Pero también esta es una tecnología amigable con el medio ambiente”.
Pero además de servir a la agricultura, este desarrollo podría solucionar problemas ambientales en los cursos o espejos de agua. “Lo que podemos obtener con esto es sacar los nutrientes que causan problemas de eutrofización en los ambientes, o sea esas grandes floraciones de algas”, indicó María Elena.
Según la investigadora, “acá lo interesante es tener una propuesta que se enmarca en el desarrollo sostenible y en la circulación de nutrientes. Hoy en día los nutrientes a veces bajan la calidad del agua, generan olores o ambientes que están como muy enrarecidos. Entonces, lo que buscamos es una tecnología que nos ayude a utilizarlos en una producción de un cultivo de interés económico”.
Además de los ensayos en soja, el grupo cree que estos bioinsumos a base de algas podría tener mercado en la producción de hortalizas.