Fuimos testigos, en el contexto de la Feria de la Puna de Antofagasta de la Sierra, en Catamarca, del momento en que -antes de la inauguración oficial y la entrega de cucardas- los productores de la zona agradecían a la Madre Tierra o Pacha Mama por la generosidad de dejarlos producir sus alimentos junto a ella. La ceremonia ancestral se llama “corpachada” y consiste en devolverle a la tierra algunos de sus favores, los alimentos y bebidas que nos proporciona.
Lolita Rodríguez fue la encargada de conducir la mayor parte de esa ceremonia, que se repite en todas las culturas andinas y suele realizarse en agosto, cuando comienza la siembra. Ella, que es ganadera, artesana y cocinera, evitó darle a la Pacha gaseosas y también prenderle un cigarrito, como hicieron luego algunos de sus pares que la continuaron en la corpachada. Luego, en esta entrevista con Bichos de Campo, explicará sus razones para no darle de fumar y mucho menos bebidas artificiales.
Esta es la entrevista a Lolita Rodríguez:
“En este momento ustedes son periodistas y me piden hacer esto. ¿Cómo se llama? (le decimos que es una entrevista, mientras nos quita el micrófono de la mano). Entrevista. Bueno, yo hago esto porque él me dice que esto se se comunica a nivel televisivo, debe ser televisión, y seguramente va a llegar a varias partes del país. Yo cuento lo que he vivido, de lo que yo he aprendido de mis viejitos, de mi madre Adela Riale y de mi abuelita Ángela Rodríguez. Hasta el día de hoy yo lo conservo. Es algo que en mi corazón está para siempre. Agradecer a la Tierra, darle gracias a Dios y darle gracias a mis seres queridos que de esta tierra se fueron al cielo y me estarán acompañando en cada momento de todos los días”.
-¿Qué le agradece a la tierra?
-Le agradezco a la tierra por dejarme caminar sobre de ella. Le agradezco porque me deja sembrar y me da de la producción, en especial la semilla que sembramos, la hacienda que criamos. Y lo que me resta pedir, que a veces no lo tenemos, es el tema de la lluvia, porque aquí son escasas las lluvias para tener alimento para nuestro ganado en el campo y para tener nosotros de que alimentarnos, que es el ganado. Yo desde niña, con mis hermanas hemos conocido la crianza del ganado, el sufrimiento del campo. No hay las comodidades que hay ahora, pero lamentablemente así se va acabando nuestra crianza y hoy al acabarse la crianza se van acabando las tradiciones. Yo no sé si más de eso. Me resta comentarle en este reportaje.
-¿Cómo se le agradece a la tierra?
–Con la bebida. En primer lugar, pedirle, ofrecerle lo que nosotros cosechamos y lo que mi abuelita me enseñó. A la tierra nunca le des gaseosa porque ello es compostura. En cambio lo otro entra natural: la coca, la habas, la quinua, el maíz, todo lo que quieras ofrecerle a la tierra de lo que tú cosechas. Y eso le agradecemos la tierra, porque ese fruto le hemos sembrado, ha salido, ha crecido, ha madurado y ha quedado para nuestro alimento.
-Observé que le puso con mucha delicadeza las hojas de coca.
-La hoja, la coca. Ya esto viene de por siglos. Yo conocí a mi viejito coqueando. La gente coquéa y salimos al campo. Todo bien. A veces no hay hambre, a veces no hay sed, a veces no hay enfermedad, siempre y cuando haiga hojas de coca…
-También dijo que a la Tierra no convenía echarle los cigarrillos.
–No, no, no. Esas son mis experiencias. Porque dice la abuelita de que si nosotros ponemos cigarrillos, por ejemplo, yo acabé de hacer la corpachada y no puse-, le apagan echando la bebida los otros que vienen por atrás. Entonces, acabando de corparchar, cuando todos se retiran recién , aquí el último ir poniendo el cigarrillo para que la tierra lo fume, para que lo disfrute la tierra al tabaco.
-Usted dijo que le gustaría que los jóvenes y todos los argentinos entienda que significa homenajear a la Pachamama.
–Sí, eso lo dije porque nosotros vemos en nuestro departamento y en varios departamentos que es como que se va perdiendo. Yo veo que la juventud no se acerca a estas cosas, no sé si tiene miedo o tiene vergüenza o no sé. A uno le nace del corazón. En el caso mío y de mucha gente mayor, nos nace del corazón esta cosa, porque los mayores nos han transmitido y nos han dejado con eso.
-¿Le daría mucho dolor que se pierda?
-Si yo viviera y se perdieran. Me daría mucho dolor. Cada vez que tengo que llorar, lloro. Yo los tramitos los digo porque quiero que se plasme la juventud, porque cuando yo me muera con mis tradiciones, me voy con mis costumbres, con todo lo que me enseñado mis viejitos se van a ir junto conmigo. Todas las costumbres, cuando yo me muero se van conmigo si no los transmito. Pero si algunos jóvenes ponen en práctica, bienvenido sea. Que Dios y la Virgen, la madre Pachamama, los seres queridos que se fueron para arriba nos acompañan siempre.