La producción de papa, como cualquier otra actividad a cielo abierto, no escapa a las variaciones del clima. Como consecuencia de la sequía y las típicas heladas de esta época del año se ha visto reducida la cosecha del tubérculo. Este factor está afectando la oferta de ese alimento básico y provoca el alza de los precios en las verdulerías, bastante por encima de la tasa de inflación.
Según declaraciones de Mario Raiteri, vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa, el azote de un temporal sin precedentes afectó las producciones del sudeste de la provincia bonaerense, particularmente en las siembras de Tandil y Necochea. Mientras que la sequía, a la que no se puede hacer frente con sistema de regadíos, y las heladas produjeron una significativa merma en la cosecha.
Ante la inquietud de cuanto pudiera llegar a valer el tercer alimento más importante en la dieta de los argentinos, el dirigente fue optimista. Aseguró que hay zonas que producen papa todo el año y pueden recuperan la producción del sector, ante situaciones muy graves. Una vez incorporadas a la campaña la oferta que debe llegar desde las provincias de Córdoba y Tucumán, y además se recuperen los cultivos del sur bonaerense, mejoraría la situación de escasez en el mercado nacional, dijo el productor a Bichos de Campo.
No obstante Raiteri aclaró que “los productores no ponen precios” y que existe una distorsión entre el primer y último eslabón de esta cadena productiva de entre un 300 y 400%. También señaló que junto a las condiciones climáticas, el mal estado de los caminos para transportar las cosechas pueden ser indicador para subir los costos del tubérculo.
Raiteri, que además es directivo de Coninagro, dijo que en Argentina se siembran unas 80 mil hectáreas de papas y que existen alrededor de 500 productores. Sin embargo, advirtió que las inadecuadas políticas de las administraciones para generar las condiciones de producción que exige el cultivo, atentan contra el pequeño productor y su permanencia en la actividad.