La falta de leche fluida len algunos supermercados llegó a la tapa de los diarios y promovió un lindo debate en los medios: ¿Por qué escaséa un producto que es crítico para la alimentación de nuestros chicos? ¿Es debido a la política económica de Macri o simplemente una situación coyuntural? ¿Falta leche de todas las marcas o solamente la del programa Precios Cuidados?
El Observatorio de la cadena Láctea (OCLA) realizó un pormenorizado análisis que aporta algunos datos fiables para intentar abordar mejor este fenómeno.
Primero que nada, estableció que del total de la leche producida en 2018, solamente el 19,4% se destinó a la elaboración de leches refrigeradas y no refrigeradas, como se denomina técnicamente a la leche fluida que se vende por un lado en sachet y botellas plásticas y por el otro en envases tetra, la famosa “larga vida”. Eso equivale a casi 2.000 millones de litros anuales. Es mucha más leche la que se destinó a la elaboración de quesos (44,5% del total) o leche en polvo (19,4%).
De ese total, la leche cruda destinada a hacer leche fluida se divide prácticamente en mitades entre la que se envasa en sachet y debe ser refrigerada y la que se vende en envases de cartón y no necesita cadena de frío. Es decir que cerca de 1.000 millones de litros se destinan a la elaboración de sachets, que es la que ahora faltaría de algunas góndolas.
Desde 2105 a la fecha, como muestra un gráfico elaborado por el OCLA “hay una pronunciada tendencia a disminuir la elaboración de leches refrigeradas (sachet)”, mientras que la industria láctea tiende a una mayor elaboración de leches no refrigeradas (cartón).
Es esta tendencia de fondo la que provoca que ambos tipos de leche tengan hoy porciones semejantes del mercado (de 9% a 10% del total cada una), cuando antes la relación era de 4 a 1 a favor del sachet.
Pero mientras la oferta es semejante, el mercado interno sigue prefiriendo (o no le queda más remedio) comprar leche en sachet, básicamente porque es más barata. Así, en la Argentina se venden casi 50 millones de litros mensuales de leche en sachet, contra unos 40 millones de litros/mes de leche larga vida.
El OCLA, en su informe, toma los precios de la Leche Común Entera que publica mensualmente el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y los actualiza por la inflación minorista del INDEC. En marzo era de 35,77 pesos por litro. Ya para entonces habían acumulado una suba del 10% respecto del mes anterior.
El informe no lo dice, pero lo suponemos nosotros: si el precio promedio de venta al publico llegó a promediar casi 36 pesos, mal puede el gobierno pretender que las empresas lácteas mantengan un precio de venta bajo el pprograma de “precios Cuidados” a 25 pesos por litro. Era esa casualmente la leche que faltaba, sobre todo para la marca “La Armonía”, que es la que coloca la empresa Mastellones en ese segmento.
En dólares la situación era difícil para las empresas productoras de este tipo de leche, porque esos 36 pesos equivaean a 0,88 dólares por litro. Antes de la feroz devaluación vivida en 2018, esto es en el segundo semestre de 2017, la leche fluida valía 1,20 dólares en promedio, Esto es, casi 40% más que ahora.
En 2018, el consumo de lácteos de los argentino siguen siendo elevado y se ubica en 190 litros de leche equivalente por habitante y por año. Pero de ese total, solamente 42 litros per cápita aproximadamente corresponden a las leches fluidas. “El principal consumo de los argentinos se da en quesos, entre 11 y 12 kgs. por habitante y por año (entre 100 y 120 litros de leche equivalentes)”, aclara el OCLA.
Hasta aquí el escenario. Luego el informe puntualiza una serie de factores que conspiraron para que la leche fluida no fluya como es debido en estos primeros meses de 2019:
- La producción de leche cruda en el primer bimestre del año fue de un 8,5% menos que igual período del año anterior.
- La producción estacionalmente disminuye un 30% entre octubre y abril que normalmente es el pico de mínima producción.
- Las exportaciones de productos lácteos fueron en 2018 un 37% superiores en volumen respecto al año 2017, lo que restan oferta al mercado doméstico.
- Los stocks de leches no refrigeradas a enero de 2019 fueron un 61,1% inferiores a los stocks de enero de 2018 y para leches refrigeradas fueron inferiores en un 12,4%.
- No se observan precios en pesos por encima de los índices inflacionarios y el valor actual esta levemente por arriba de la media de la serie ($ 33,80), el valor en dólares actual (US$ 0,88) es inferior en un 16,2% a la media histórica (US$ 1,05).
“Por una cuestión de precio y comodidad el consumidor en general venía eligiendo las leches no refrigeradas (en cartón). Seguramente con la actualización de los precios que generan un importante diferencial entre un producto y otro, los consumidores volcaron sus preferencias hacia las leches no refrigeradas (sachet)”, argumenta el OCLA como hipótesis para explicar los faltantes en las góndolas de este tipo de productos más económicos.
Es decir, la malaria…