29 de septiembre de 2021. Fue la primera vez que los cuatro dirigentes de la Mesa de Enlace concurrían al Ministerio de Agricultura para reclamar el final del cepo a la exportación de carne.
El ministro Julián Domínguez -que recién había asumido ese cargo con la misión de desactivar el conflicto con el campo, y luego de la aplastante derrota del oficialismo en las PASO- lucía impactante flanqueado por otros dos ministros del gabinete nacional y nada menos que por cinco gobernadores.
Estaban en dicha fotografía el jefe de Gabinete, Juan Manzur (principal cara visible de la liga de gobernadores que comenzó a tallar en el gobierno); el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro (principal referente de La Cámpora en el gabinete de Alberto), y los gobernadores de Buenos Aires, Axel Kicillof; de La Pampa, Sergio Ziliotto; de Santa Fe, Omar Perotti; de Entre Ríos, Gustavo Bordet; y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
Ese día, con semejante demostración de respaldo político, el ministro Domínguez anunció que desde el lunes siguiente quedarían “liberadas por completo” las exportaciones de carne de la vaca conserva y manufactura. A los diez días ya estaba claro que nada sería tan así, pues lo que creó Agricultura fue otra cuota de exportación -que se sumaba a otras dos previas- para poder vender solo la carne de 140 mil vacas viejas hasta el 31 de diciembre.
Los dirigentes rurales pasaron del entusiasmo al pesimismo en muy pocos días. Pero claro, tenían enfrente a prácticamente todo el gobierno diciendo todo lo contrario de lo que había sucedido. “No existe el cepo a la carne”, repetían por esos días Domínguez y el propio Manzur con un desparpajo e impunidad que asombraban.
9 de diciembre de 2021. Fue la segunda vez que los cuatro dirigentes de la Mesa de Enlace concurrían al Ministerio de Agricultura para reclamar el final del cepo a la exportación de carne, porque finalmente no se había desmantelado casi nada.
El ministro Julián Domínguez -que ya llevaba casi tres meses en ese cargo y había podido demorar bastante bien el conflicto con el campo, a pesar de la aplastante derrota del oficialismo en las legislativas- ahora lucía desgastado, confuso y hasta atolondrado. Incluso no supo explicar bien el alcance de las medidas que estaba tomando frente al reclamo de los dirigentes agropecuarios.
Pero el rasgo más visible fue que, pocas semanas después, ya no contaba con tanto apoyo oficial como al principio. Por lo menos, ya no había tantas figuras de peso del oficialismo dispuestas a jugarse y aparecer a su lado en las fotografías.
El lugar era el mismo para hacer los anuncios, el microcine del Ministerio de Agricultura. Pero en vez de nueve sillas esta vez habían colocado solo cinco.
Con hidalguía, el gobernador santafesino Perotti fue era la única figura repetida en ambas fotografías, además de Domínguez. Las otras tres sillas fueron ocupadas por la vicegobernadora de Entre Ríos, María Laura Stratta; por la ministra de Producción de La Pampa, Fernanda González; y por un morocho de impecable camisa blanca que nadie identificó jamás con nombre y apellido, pero que el propio titular de Agricultura presentó como representante de “los trabajadores de la carne”. Se supone que integra la Federación Gremial que lidera Alberto Fantini.
El gremialista misterioso (para nosotros era su adjunto, Carlos Molinares) fue el único al que el ministro Domínguez no presentó porque era visible que no conocía su nombre. Tampoco le cedió el micrófono a la hora de hablar de los anuncios , como al resto de los participantes. Y ni siquiera en el comunicado oficial pusieron su nombre.
¿Y el respaldo de Kicillof? El bonaerense envió a su ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, pero a los pocos minutos se excusó diciendo que tenía otro compromiso y esquivó los flashes. En cambio, el santiagueño Gerardo Zamora participó de un pequeño tramo de la reunión de forma remota.
Aquí se lo ve muy preocupado a Zamora por las alternativas de la reunión. El morocho de camisa blanca, en cambio, casi no aparece en la foto, alejado en una punta de la mesa, del lado de los ruralistas.
Domínguez, en definitiva, anunció que esta vez sí la exportación de carne de vaca conserva quedaría “totalmente liberada”.
Todavía más, aseguró a los periodistas que trataban de entender sus enrevesados anuncios que a partir del 1 de enero de 2022 que no quedaría en vigencia ninguno de los otros cupos que desde mediados de 2021 regulan la salida de carne vacuna hacia el extranjero: ni la que reduce las exportaciones generales al 50% de lo que eran en 2020; ni la de la carne kosher para Israel; y mucho menos la de las famosas 140.000 vacas conserva para China.
Solo quedarían prohibidos, según la promesa oficial avalada ahora por el sindicalista morocho de camisa blanca, los siete cortes de consumo popular (asado, vacío, matambre, tapa de asado, falda, paleta y nalga o cuadrada). Equivalen al 24% de la media res, pero para el gobierno ya no se puede asegurar que en la Argentina esté prohibido exportar carne vacuna.
En la reunión con los ruralistas, como se aprecia en la foto, junto a Domínguez llevaban la voz cantante dos funcionarios que durante todos estos meses fueron claves para montar ese andamiaje de prohibiciones, cepos y cepitos que -según calcularon las entidades rurales- tuvo un costo para los productores y el país de más de 1.000 millones de dólares en pocos meses. Más bien, fueron sus autores intelectuales. Se trata del vicepresidente del Senasa, el santacruceño Carlos Milicevic, y el titular de la ex ONCCA, Luciano Zarich.
Tras los anuncios, los dirigentes rurales por ahora están en la etapa del entusiasmo, pues el escenario obtenido sería algo mejor del que existía hasta acá.
Pero posiblemente los integrantes de la Mesa de Enlace pasarán al pesimismo en muy pocos días cuando se conozca la letra chica de estos anuncios. Por la experiencia previa, cuando Domínguez anunció una cosa junto a dos ministros y cinco gobernadores, que terminó siendo otra cosa, no habría que descartarlo.
Suponemos que ese día el campo podrá ir a reclamar al morocho de impecable camisa blanca.
Aparte de una vez más querer tomar por tontos a los productores con mentiras de patas cortas, no entiendo porque habiendo tantos errores nuevos por cometer, éste gobierno se empecina en cometer siempre los mismos errores.