Inicio este texto aclarando lo siguiente: no tengo ninguna respuesta.
Hace unos días me tocó estar en un encuentro de ganadería con manejo holístico. ¿Qué es holístico? Un abordaje que postula que un sistema debe ser analizado en su conjunto y no solo a través de sus partes, por eso se habla de que la mirada holística abarca “el todo” (holos en griego).
Es la mirada que (dicen mis padres, por poner un ejemplo), tenía el médico “de antes”, que era capaz de atender a toda la familia y curar distintas dolencias justamente porque, al no ser un especialista en una parte del cuerpo determinada, trabajaba con el “todo”. Es lo contrario de lo que pasa hoy con la hiper-fragmentación de la medicina donde el traumatólogo “a secas” nos mira con cara de espanto si le caemos con un dolor de rodilla y nos manda “al especialista” en ese tema. “Hola, soy todo mi cuerpo y el mismo esqueleto así que algo deberías poder hacer”, dan ganas de decirle. Lo mismo ocurre con el ambiente, donde el biólogo especializado en mamíferos puede no tener ni idea ni mucho interés por los insectos, y así cientos de casos.
Me subo a la ganadería para reflexionar sobre estas cosas que me rondan todo el tiempo. Entiendo que el planteo holístico tiene que ver con el “todo” ubicando a la hacienda en el contexto del campo, del ambiente, de las personas y del paisaje que componen al planteo productivo. Se parte de la premisa de que para que el sistema productivo funcione bien debe desarrollarse en un ecosistema que funcione bien, es decir, sano, porque la idea de que se puede producir de forma eficiente maltratando al entorno es como querer que nuestro cuerpo funcione sin agua, sin comida y a puro coscorrón.
Ahora bien, esto parece lógico. Entonces, ¿en qué momento dejo de verse? ¿En qué momento la medicina empezó a ver el cuerpo humano órgano por órgano, la biología al ambiente especie por especie y la producción solo al animal productivo sin tener en cuenta el entorno? ¿Será el mismo momento en que se hizo la división tajante entre lo natural y cultural, cuando basta observar un poco para ver que van juntos y que la relación entre paisaje y ser humano es intrínseca? (Yupanqui y muchos otros han hablado de esto).
Me lo pregunto porque aunque este planteo parece evidente todavía se mira con desconfianza al que viene a hablar de producción holística. Y es curioso porque a pesar de que, según quienes lo aplican, hay evidencia empírica y científica de que este sistema funciona, esta evidencia no alcanza.
¿Y por qué la evidencia no alcanza?
Quizás porque los datos duros y la razón no son suficientes para hacernos pensar distinto. O a lo mejor porque crecimos pensando que ser escépticos nos hace parecer más inteligentes. Lo cierto es que cambiar nos da miedo porque (desde la mirada de la antropología y sociología) ante todo necesitamos pertenecer a nuestro “grupo”, es decir, que nuestro entorno social nos acepte. Y aunque digamos que no nos importa lo que digan los demás, no es verdad: consciente o inconscientemente siempre pero siempre hay alguien cuya opinión nos pega en las tripas o nos llega al corazón.
Volviendo a la producción agropecuaria que me sirve como vehículo para pensar estas cosas, me pregunto, entonces si lo que ocurre es que el productor siente que con estos cambios (por ejemplo cuando le vienen con lo holístico) se juega su imagen o su “capital simbólico”, como dicen los estudiosos. ¿Y si por aceptar estas cosas lo tildan de loco, de poco serio, de hippie, de `croto’?
Hace unos días entrevisté a un productor (500 hectáreas en Santa Fe) que usa excremento de cerdo compostado como fertilizante, con mucho mejor resultado (y mucho menos costo) que los fertilizantes químicos, y me contaba que cada vez que él explica lo bien que le funciona esto la respuesta que le dan es: “Yo no voy a comprar un camión de mierda”.
¿Y por qué no comprar un camión de mierda si la evidencia muestra que sirve y se ahorra plata? Probablemente (como afirma el entrevistado) porque esa práctica está asociada a la idea de ser ignorante o atrasado (“me echan de mi grupo”), mientras que comprar el producto con marbete y marca genera seguridad y fortalece la imagen de productor tecnológico y de punta (“me aceptan en mi grupo”).
Volviendo a la jornada de ganadera regenerativa, uno de los productores que hace varios años usa el sistema holístico “ganando buena plata” me dijo que además de la renta, había un plus muy importante que era la satisfacción personal de ir a trabajar al campo con alegría.
La frase me impactó, porque no es común asociar la alegría con la ganadería (más allá de que rimen), sino todo lo contrario por todos los problemas que hay. Y me vino a la mente lo que se desprende de algunas cosmovisiones orientales (budismo, tantra) acerca de que lo verdaderamente vanguardista (o sea “de punta”) es tener una actitud amorosa y experimentar el placer en la vida cotidiana.
Pero no se trata solo de un placer inmediato y aislado (como el que se experimenta con una comida) sino de algo más profundo, constante y vinculado, justamente, a la alegría entendida como una forma de estar en el mundo hermanada con la naturaleza y con los otros humanos, con quienes formamos “el todo de esta existencia” (holos).
Me pregunto, entonces (y no solo pienso en ganadería): ¿será que si nos asomamos a un nuevo paradigma podemos tener más paz mental y más calidad de vida? ¿Será que es posible reducir costos y complicaciones y dormir mejor? ¿Será que se puede empezar con cambios simples pero nos cuesta hacerlos porque cuestionan lo que hacemos desde siempre? ¿Será que, aun viviendo en Argentina, las cosas pueden ser menos complicadas?
Es una invitación a seguir pensando.
Foto de Lola López: Norberto Melone
Muy buena nota Lola….hay muchos que ven agotarse el capital real y su calidad de vida pero poner en juego el capital simbólico para buscar otra cosa les provoca pánico. Que van a decir en la veterinaria o en la peña que organiza la agronomía?
Muy interesante este artículo con el que estoy de acuerdo….defiendo las tecnologías apropiadas .Es más económico recoger los abonos en una ganadería que pagar abonos de alto precio.Hay soluciones como encerrar lotes de animales por la noche y recoger el estiércol para compostaje y abonar los potreros El ganado se encierra solo si en el lugar donde ca a dormir encuentra agua para beber…sal mineralizasa o una pequeña oración de alimento.