En los puertos del sur bonaerense se abonan importantes “premios” para originar maíz ante las dificultades presentes para embarcar el cereal en las terminales localizadas en el Gran Rosario. Pero en soja eso no sucede. ¿Por qué?
A diferencia del maíz, donde la demanda exportadora es una sola, en el caso de la soja el 75% de las compras es realizada por la industria aceitera para ser procesada en territorio argentino, mientras que el 25% restante corresponde a soja condición cámara para exportación.
La cuestión es que el principal negocio de la industria oleaginosa, la harina de soja, viene registrando precios decrecientes en el mercado internacional, lo que reduce de manera significativa el poder de compra del sector. La firmeza del aceite no logra compensar la pérdida de competitividad registrada por la harina.
¿Por qué el precio de la harina de soja es mucho más barato que el exportado por Brasil? La respuesta es simple: la mayor parte del producto en Brasil es transformado internamente en proteína cárnica y, una vez valorizado, es exportado como carne porcina, aviar o vacuna gracias al hecho de contar con una matriz comercial consolidada con muchas de las principales naciones importadoras.
Argentina, por su parte, no cuenta con una matriz exportadora sólida de carne aviar y porcina –a pesar de tener potencial para tener una–, razón por la cual debe exportar la mayor parte de la harina de soja que produce.
Si bien se trata de mercaderías diferentes –condición cámara e industria–, los exportadores aprovechan la pérdida de competitividad de la industria aceitera para deprimir los precios negociados por el poroto con destino a embarque.
Las dificultades actuales para embarcar granos en las terminales portuarias del Gran Rosario agregan un componente bajista adicional al sistema de formación de precios de los granos entregados a ese destino.
Sin embargo, mientras que en el caso del maíz el “premio” ofrecido en los puertos del sur bonaerense es sustancial, en soja es inexistente, lo que implica que en todos los destinos de entrega el derecho de exportación implícito supera el 35% del valor FOB, cuando la retención nominal es del 33%.
Entonces, lo que puede resultar razonable, en las actuales circunstancias, para la soja condición cámara embarcada en el Gran Rosario, resulta inexplicable para las destinadas a los puertos de Bahía Blanca y Quequén.