Entre el 5 y el 10 de noviembre se está realizando en la ciudad de Shanghái cuarta edición de la China International Import Expo (CIIE), la feria comercial y multisectorial más importante de ese mercado en la cual proveedores de todo el mundo muestran a los importadores chinos los productos que consideran más atractivos para ese mercado estratégico.
La iniciativa del gobierno central chino, organizada por el Ministerio de Comercio de la nación asiática, está enteramente dedicada a la importación de proveedores internacionales y cuenta este año con la participación de más de 3000 empresas de 127 países exportadores.
Este año, la Argentina exhibe en el predio de la exposición su potencial comercial a través de un pabellón nacional de 400 metros cuadrados coordinado por la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), la Embajada argentina en Beijing y el Consulado argentino en Shanghái.
El pabellón cuenta con productos de 26 empresas argentinas del sector de alimentos y bebidas, de las cuales 19 corresponden a bodegas que presentan diferentes gamas de vinos.
No se trata de una casualidad porque el sector vitivinícola argentina quiere seguir los pasos del chileno, el cual logró transformar a China en el primer comprador de vinos varietales para aprovechar el hecho de que los asiáticos incorporaron la costumbre de beber vino de manera regular. China es además el tercer comprador en importancia de vinos a granel de Chile, ubicándose por detrás de EE.UU. y Reino Unido.
Para la Argentina, en cambio, China sigue siendo un mercado de exportación marginal, dado que la mayor parte de los ingresos por exportaciones provienen de colocaciones realizadas en EE.UU., Reino Unido, Unión Europea, Canadá y América latina.
El gran obstáculo presente en la Argentina es que el país, al no contar con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, debe abonar un arancel del 14% para exportar vinos al mercado asiático, mientras que el producto chileno ingresa libre de aranceles.