La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que este año la siembra de trigo sería de 6,7 millones de hectáreas, lo que significa que crecería 6,3% respecto del año anterior. Si todo marcha bien, la cosecha del cereal podría alcanzar 20,5 millones de toneladas. En ese caso la producción aumentaría 10%.
También la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) prevé un aumento de la siembra del trigo. Los técnicos de la Red GEA dijeron en una reciente estimación que “la precampaña fina arranca con señales positivas: casi todos los técnicos coinciden en señalar una suba que oscila en el 10% respecto a la siembra del año pasado”.
Los analista rosarinos agregaron que en la Región Centro del país “hay indicios positivos que permiten pensar en la posibilidad de que la actual campaña se acerque a las 1,8 millón de hectáreas de la campaña 2021/22”, que fue récord para aquella zona.
Desde estas miradas, la cosecha de trigo crecería más que el área sembrada debido a las buenas condiciones de humedad en el perfil del suelo. Las lluvias de los últimos meses sin dudas alientan a la inversión. Pero esto también se ve favorecido por la buena relación insumo/producto, muy observada por los productores. Es decir, con cuántos granos se pagan los insumos necesarios para producir el cereal.
Al respecto, el consultor de AZ Group, Jeremías Battistoni, indicó que con el valor del trigo a cosecha en torno a los 205 dólares “las relaciones de precios son buenas, aunque inferiores a las que había antes de las nuevas medidas cambiarias, porque además de bajar el dólar se redujo el precio del cereal”.
Aún así, “con el precio del trigo a cosecha se puede comprar 12% más de urea y 28% más de glifosato que el promedio de los últimos tres años. Si tomamos como referencia el valor disponible del trigo se pueden adquirir 24% más de glifosato y 7% más de urea”, precisó.
Por otra parte, la relación de precios no es positiva en el caso de los fertilizantes fosfatados y el gasoil.
Según comentó el consultor el margen neto proyectado del trigo “mejoró comparativamente manteniéndose positivo en 73 dólares por hectárea”.
Para lograr esa renta se requiere de un desembolso de dinero por hectárea elevado: “El volumen de inversión para llevar adelante el cultivo no ha mostrado mayores cambios, sumando 925 dólares por hectárea entre insumos, servicios y alquiler (sin contar el cultivo de segunda). Esto representa un 5% más de inversión”.
Si bien bajaron algunos insumos, la inversión necesaria aumenta por el incremento se los costos de estructura, labores, costos comerciales y de cosecha, que subieron 11%. También para el alquiler del campo, que aumentó un 6%.
“A pesar del aumento en la inversión, los márgenes son positivos y mejoran respecto a la campaña precedente”, destacó Battistoni.
Una rentabilidad del 8% es considerada buena relación? estamos hablando de 73 dólares por ha con costos de 925? Y eso siempre y cuando no falte agua, no llueva en exceso, no granice, no lo alcance alguna plaga ni se incendie antes de cosechar y no te cambien las reglas de juego después de sembrar.