El ministro de Agricultura, Luis Basterra, se reunió el miércoles con la influyente Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham). Entre muchos temas, recordó que la Argentina dispone de una cuota para la exportación hacia ese país de 20 mil toneladas de carne vacuna, que se logró trabajosamente luego de 17 años de gestiones que chocaron contra el proteccionismo de Washington y los lobbies ganaderos de esa potencia.
La anécdota viene a cuento porque, a dos años de esa reapertura, no se llega a cubrir ni la mitad de ese cupo. Basterra, en este sentido, dijo en la reunión con los empresarios estadounidense que existen conversaciones con importadores para “desarrollar canales de comercialización” para poder aprovechar los negocios, ya que hoy la Argentina exporta poco y mal a los Estados Unidos.
“Nos sorprendió cuando hicimos el análisis de las exportaciones del año pasado la baja cobertura (de la cuota). Tener una cuota con Estados Unidos de 20.000 toneladas y utilizar poco mas del 10% nos parece que es llamativo”, sostuvo el ministro.
Los datos son apabullantes: tanto se habló y trabajó para recuperar ese mercado y cuando eso finalmente sucede los resultados y el provecho para el país son pobrísimos.
Los datos oficiales dicen lo siguiente: cuando a principios de 2019 y, luego de 17 años, se habilitó nuevamente el cupo de 20.000 toneladas de carne vacuna deshuesada, fresca refrigerada o congelada, con destino a los Estados Unidos de América, parecía que la industria frigorífica tocaba el cielo con las manos. Según el reglamento de esa medida, se debía pagar un arancel reducido de 44 dólares por tonelada de carne hasta esas primeras 20 mil toneladas, mientras que las exportaciones que superasen ese volumen deberían abonar un arancel de ingreso del 26,4%.
Pero nunca se llegó a las 20 mil toneladas. Por el contrario, durante 2019 fueron certificadas hacia ese destino solamente 1.785 toneladas, lo que significaba solo el 9% de cumplimiento sobre el total del cupo.
Pero además de poco, se vendió mal: 89% de esos envíos correspondió a mercadería congelada a un precio promedio de 6.092 dólares por toneladas y solo el el restante 11% de la carne fue enfriada y se vendió a un promedio de 9.382 dólares.
Datos de la Subsecretaría de Mercados Agroalimentarios del Ministerio indican que en el nuevo ciclo comercial 2020, tomando ya por cerrado el primer semestre, se verifica “un mayor dinamismo” en la exportación hacia Estados Unidos, aunque todavía estamos lejos de cumplir con ese cupo.
Al 30 de junio se había exportado dentro de ese acuerdo 6.440 toneladas certificadas. “Esto expone que en solo los primeros seis meses del presente año se exportó más del triple del total certificado en 2019”, celebra el análisis oficial. Pero a este ritmo tampoco se llega a las 20 mil toneladas. De allí las palabras del ministro de Agricultura y la necesidad de buscar más importadores.
Además, según admitió Agricultura, “la participación de los cortes congelados y enfriados sigue manteniendo la lógica” del pirmer año de negocios, es decir que se exporta mucha carne cuyo destino final es la industria (sobre todo termina en carne picada para hamburguesas) y pocos cortes frescos de alto valor individual, que era la gran aspiración de la Argentina. Para colmo, a menores precios este año que en el anterior:
6.624 dólares para los cortes enfriados y solo 4.910 para los congelados.
“Para nosotros es relevante la relación con Estados Unidos en el mercado. Hay oportunidades en la cuota de carne”, dijo Basterra ante la Amcham. “Hablamos con la cámara de importadores de Estados Unidos y concluimos que hay que armar estrategias que sean consistentes en el tiempo para desarrollar canales de comercialización que posicionen productos que están dentro del consumo estadounidense, que es el de carnes bovinas. Es un tema a explorar y avanzar”, añadió.
Habrá que seguir trabajando. Nunca tan claro que entre lo que se proyectaba y lo que finalmente sucedió hay una distancia enorme.