El mercado de granos este año está mostrando mucha volatilidad pero sobre todo una tendencia alcista pocas veces vista y precios que obligan a tomar decisiones y capturar rentabilidad, consideró el analista Enrique Erize de la consultora Nóvitas.
El especialista y presidente de la consultora Nóvitas describió el escenario mundial y local y explicó qué estrategia debería tener el productor local para defender mejor su patrimonio y el capital de trabajo necesario para encarar la nueva campaña.
“El mercado está nervioso con mucha volatilidad porque el 29% del trigo mundial está entre Rusia y Ucrania” indicó. “Rusia a su vez es el principal exportador mundial de urea con 18% del mercado, mientras que China tiene otro 13%; el impacto de los fertilizantes en el costo de producción de cereales en EE.UU. es del 40%, en Rusia del 50% y en el Brasil del 40% al 50%”, añadió.
El otro tema que genera preocupación son las decisiones de siembra de diferentes países afectados por la guerra, el clima y las políticas lo que afectará la oferta del ciclo 2022/23.
“Ucrania en abril próximo tiene que sembrar maíz y es obvio que por la invasión rusa no va a sembrar (la totalidad del área potencial). En Estados Unidos hay rumores de que se estaría evaluando la política de biocombustibles; en ese país 125 millones de toneladas de maíz que se destinan anualmente a la elaboración de etanol”, advirtió Erize.
Otro potencial factor bajista es la posibilidad de que buena parte del área estadounidense afectada a políticas de conservación y regeneración de suelos, que salen de producción a cambio de un subsidio estatal proporcionado por el USDA, pueda volver a ser sembrada este año para incrementar la oferta de granos.
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A todo esto hay que agregar el siempre presente y muy clave factor climático que redujo notablemente la cosecha de soja y maíz en Sudamérica y amenaza ahora la siembra en el hemisferio norte.
“El recorte de la producción de soja en Sudamérica es de 33 a 35 millones de toneladas soja. En Brasil se estiman 125 millones de toneladas y en Argentina 40 millones de toneladas de cosecha de la oleaginosa lo que suma volatilidad”, remarcó.
En ese contexto explicó qué le conviene hacer a los productores. “El agricultor debe razonar de esta manera: una cosa son los precios que le ofrecen, que son muy buenos y que nadie se esperaba, son precios que superan cualquier expectativa, pero debe mirar los precios FOB (de exportación), porque los valores FAS (que reciben los productores) están muy distorsionados por el intervencionismo oficial”.
Erize explicó que el FOB oficial del poroto de soja argentino se encuentra 70 u$s/tonelada por encima de la posición más cercana de la soja en el mercado estadounidense CME Group, mientras que un año atrás se encontraba 40 u$s/tonelada por debajo. Un fenómeno similar ocurre con el maíz.
El analista indicó que, más allá de las distorsiones internas presentes en el mercado argentino, los precios FOB están muy elevados en términos históricos y, por lo tanto, sería conveniente aprovechar la coyuntura en un escenario tan volátil e incierto.
“Yo no fui vendedor de soja, nunca hasta ahora, a 320 u$s/tonelada decía que no había que vende, pero ahora a 450 u$s/tonelada digo que sí. Vendería soja y maíz y compraría CALLs (opción de compra) y si no me animo a vender me compro un PUT (opción de venta) porque en 90 días, cuando se tenga que ejercer esa opción, ya sabremos si terminó la guerra, cómo viene la campaña agrícola (2022/23) Estados Unidos, que pasó con la cosecha sudamericana y que decisiones políticas se tomaron; otra opción es calzar insumos contra granos, porque de alguna manera acompañan al mercado”, aconsejó.
Erize fue claro al remarcar que es “momento de bajarse de la chata, sentarse en la computadora, tomar decisiones y aprovechar las oportunidades”.
“Es un año que permite capturar rentabilidad en los que tuvieron buenos rindes, con excepción de los que fueron muy afectados con la seca. Hay que tomar la decisión en defensa del patrimonio, a pesar de que yo no soy bajista, no creo que los precios se derrumben, al contrario, creo que vamos a tener un año de buenos valores y otro más el siguiente; pero hay que ser criterioso y tomar decisiones, ya que estos precios tienen también un alto componente especulativo por el accionar de los fondos que aprovechan estas cuestiones para ganar plata”, concluyó.