Durante la implementación del régimen del “dólar soja” fue posible seguir día tras días el gran volumen negociado de la oleaginosa gracias a la plataforma SIO Granos.
Pero si bien todos en la Argentina saben de qué se trata del Sistema unificado de Información Obligatoria de las operaciones de compraventa de Granos, es decir, SIO Granos, son muy pocos quienes conocen la historia de una plataforma que es única en el mundo en su tipo por la cantidad y calidad de datos de acceso público que ofrece.
El origen de la herramienta hay que buscarlo en 2014 cuando, debido a crecientes problemas ocurridos con la publicación (o falta de publicación) de los precios “pizarra” de los granos en la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario, se incrementaron las quejas por parte de los productores.
Cuando el tema se instaló en la agenda agropecuaria, el entonces ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, encomendó al ex secretario de Agricultura, Gabriel Delgado, que estudiara la posibilidad de encontrar una solución al inconveniente.
Por entonces una de las voces siempre presentes en el debate público sobre el tema era la de Javier Buján, experimentado corredor de granos y presidente de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Delgado convocó a Buján para solicitar su opinión al respecto y éste, luego de hacer un diagnóstico de la situación, expresó que lo ideal en granos sería contar con algo similar a la plataforma disponible en el Mercado de Liniers (hoy Mercado Agroganadero de Cañuelas), por medio de la cual es factible observar diariamente datos clave de todas las operaciones realizadas en el recinto.
Todo podría haber terminado –como tantas otras cosas– en una simple charla de café. Pero Delgado comenzó a trabajar para armar un esquema orientado a crear una plataforma en la cual puedan verse diariamente todas las operaciones granarias. Para eso convocó a representantes de todos los sectores interesados: Bolsas de Cereales y de Comercio, mercados de futuros agrícolas, exportadores, cooperativas, molinos, acopiadores, corredores de granos y productores. También se sumaron a la mesa de trabajo técnicos de la Comisión Nacional de Valores (CNV), dado que el propósito era integrar tanto las operaciones del disponible como las relativas a contratos futuros.
Algunos integrantes de la cadena agroindustrial estimaron inicialmente que la medida estaba destinada a incrementar la intervención oficial sobre el mercado de granos (vale recordar que por entonces regían los ROE Verde para poder exportar cereales y los mismos no se caracterizaban precisamente por su transparencia).
Cuando se enteraron que la cosa venía en serio, acopios, exportadores y molinos comenzaron a manifestar reparos sobre la posible violación del secreto comercial, para lo cual se decidió no informar el nombre de los participantes de la operatoria y, en lo que respecta al destino de las ventas, en aquellos zonas con pocos compradores se procedió a crear “macrozonas”, de manera tal de “disfrazar” la identidad del comprador en las mismas.
También se solicitó eliminar el origen de las compras realizadas, pero los corredores indicaron que se trata de un dato fundamental para poder analizar el precio final de una operación, especialmente en el caso del girasol, mercado en el cual se abonan “diferenciales” por flete. Finalmente, luego de muchas idas y vueltas, se aceptó incorporar el dato del origen de la compra.
En la última semana de junio de 2014 Delgado, junto al entonces presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, presentaron formalmente el proyecto para hacer obligatoria la registración de todas las operaciones de compraventa de granos.
“Queremos promover la generación de información transparente y abundante para eliminar las asimetrías de información existentes en la fijación de precios, que perjudican especialmente a los productores”, señaló Delgado durante el acto realizado en la sede porteña del Ministerio de Agricultura.
Pocos días después, el 10 de julio de ese año, se publicó la resolución conjunta 208/2014 y 628/2014, por medio de la cual se dispuso la registración obligatoria de todas las operaciones de granos, para lo cual las Bolsas de Cereales de Bahía Blanca, de Buenos Aires, de Córdoba y de Entre Ríos y las Bolsas de Comercio de Chaco, Rosario y Santa Fe, junto con el Matba y el Rofex (aún no estaban fusionados), debieron implementar una plataforma digital específica.
Si bien la resolución indica que entre los datos por incorporar al sistema debe incluirse un análisis de calidad, la realidad es que eso jamás fue cumplido. En su momento la propuesta era que, a través de la plataforma SIO Granos, pudiese armarse casi en tiempo real un mapa –por ejemplo– de proteína en trigo o en soja, de calibre en cebada o de aflatoxinas en maíz. Pero eso no se cumplió.
Luego de un período de prueba, a partir del 1 de febrero de 2015 se dispuso la obligatoriedad de registro de las operaciones a todos los participantes del ámbito nacional. Si en la operación participa un corredor de granos, éste es el responsable de la registración, mientras que en el resto de los casos la responsabilidad es del comprador (acopio, molino, fábrica, exportador, etcétera).
En los primeros días de marzo de 2015 la plataforma fue lanzada oficialmente. “SIO Granos le va a permitir al productor conocer individualmente la totalidad de las operaciones de compraventa de granos, con información detallada de precio, calidad, condiciones de entrega, así como procedencia y destino de la mercadería”, explicó por entonces Delgado durante un acto realizado en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En enero de 2017, durante la gestión de Ricardo Buryaile al frente del Ministerio de Agricultura, se lanzó el Monitor SIO Granos, por medio del cual se procedió a sistematizar los datos individuales contenidos en la plataforma para informar diariamente precios máximos, mínimos y promedio por zonas de entrega, así como volúmenes operados. Esa innovación, por ejemplo, fue clave para poder hacer un seguimiento de los diferenciales de precios existentes, por ejemplo, entre Rosario y Bahía Blanca y Quequén.
La historia de SIO Granos, si bien no estuvo exenta de negociaciones ríspidas, trata en definitiva del surgimiento de una herramienta muy útil que fue lograda a partir del consenso entre actores públicos y privados.