Con la caída en desgracia de la aceitera Vicentin desde fines de 2019, el norte de Santa Fe (donde había nacido ese grupo hace más de 90 años) parecía quedarse sin una brújula agroindustrial que orientara sus pasos. Grave error, porque hubo otra empresa, en este caso una cooperativa, que comenzó a tomar gran parte de esos negocios y experimentó estos años un geométrico crecimiento, a punto tal de comenzar incluso a exportar sus propios granos y subproductos. Se trata de la Unión Agrícola de Avellaneda.
Incluso puede afirmarse sin temor a errarle que si la crisis de Vicentín no arrastró consigo a buena parte de los productores y trabajadores de esta región del país fue gracias al silencioso trabajo de este cooperativa, que comenzó incluso a operar a fasón en varias plantas de la compañía concursada, y con ello permitió una continuidad de negocios y puestos de trabajo.
La UAA fue creada en esa ciudad del norte santafesino el 21 de septiembre de 1919, por los colonos que comenzaban a poblar ese entorno rural mucho más difícil que la pampa húmeda. Cumplió su centenario justo un par de meses antes que Vicentin ingresara en default con sus acreedores, en un concurso que todavía está pendiente de resolución. Pero nunca como estos últimos años registró un crecimiento tan vertiginoso.
Mauricio Quarin, presidente de la cooperativa en estos últimos años, ha sido uno de los grandes protagonistas de este proceso silencioso, al menos para quienes miran el agronegocio desde Buenos Aires. Productor agropecuario de la zona de Avellaneda, el dirigente recibió a Bichos de Campo y contó que la Unión Agrícola siempre estuvo cerca de las familias rurales.
“La cooperativa históricamente siempre buscó llevarle el mejor servicio al productor. Tiene los rubros tradicionales: insumos, el acopio, la consignataria de hacienda. Y desde la década del 70 realiza la integración avícola con el ciclo completo”, describe. Otra de sus actividades históricas en la zona está vinculada al cultivo regional por excelencia, el algodón, ya que dispone de dos desmotadoras y una hilandería. Su cadena de supermercados ya tiene nueve filiales en toda la región. En materia de carnes, trabajan con varios frigoríficos de la región. Y así podrían seguir enumerándose los frentes de acción.
Pero hay algo novedoso que Quarin desliza haciéndose el distraído: “Estos últimos años empezamos a apostar y poner un pie en la exportación directa de granos, porque antiguamente se lo hacía todo por intermedio de ACA (la Asociación de Cooperativas Argentinas)”. Allí impactó claramente el fenómeno Vicentín, que llegó a representar en 2009 un 9% del volumen de las agroexportaciones argentinas. La UAA tomó parte de sus instalaciones y eso le permitió convertirse en agroexportadora.
Mirá la entrevista completa con Mauricio Quarin:
-¿Así que desde 2019 se le animaron un poquito a la exportación?
-Empezamos a incursionar en ese tema, que es llenar buques y exportar al otro lado del mundo, hace seis o siete años. Muy de a poco empezamos con la industrialización de girasol en fábricas de terceros, Obviamente que estos últimos años eso creció ya que estamos haciendo fasón con la gente de Buyatti en Reconquista, y con la gente de Vicentin en Rosario. Eso incrementamos los volúmenes.
-¿Entonces han sido claves para permitir que algunas instalaciones de Vicentin siguieran funcionando y que esa gente no perdiera su puesto de trabajo?
-Operar a fasón es un contrato legal que se hace. La mercadería es de la Unión Agrícola, que mediante el servicio de estas industrias de terceros lleva la mercadería, la muele, paga el servicio y los subproductos lo vendemos nosotros. Tanto a la exportación como al mercado interno. A nosotros nos sirve porque nos da la oportunidad de darle valor agregado a la producción, de meternos en otro negocio. Y a las fábricas les facilita el hecho de que siguen trabajando.
Quarin está a pocas semanas de dejar su puesto como presidente de la UAA, para ser reemplazado por otro dirigente cooperativista que seguramente seguirá este sendero que es definido por un Consejo Directivo. Por eso se ve obligado a aclarar que “lo que busca la Unión Agrícola (con este tipo de acuerdos) es diversificar en su negocio. Ya hay una gran cantidad de rubros y aquí le estamos agregando un negocio muy interesante como es la exportación directa. Estamos hablando de industrializar mercadería”.
La nueva cooperativa exportadora que tiene la Argentina (y que habría que sumar a ACA y AFA) exportó por primera vez un buque cargado de sorgo, pero luego siguió con los derivados de girasol. La veta exportadora fue creciendo y ya representa el 35% de los granos que “origina” la UAA, que llegan a un total de 2,7 millones de toneladas.
Este volumen de granos que pasa por sus manos y acopios es más que interesante, representa un 2% de la cosecha total de la Argentina. Se logró con otra decisión importante tomadas por sus últimas conducciones: una agresiva expansión hacia el norte del país, en especial hacia Chaco, Santiago del Estero e inclusive Salta, en busca de nuevos socios y clientes. “Esto nos da diversidad de negocio y una amplia zona geográfica. Por ejemplo, en este año que nos tocó una sequía tan importante, afortunadamente nosotros estamos en los mismos valores del año pasado”.
-Hasta ahora este trabajo ha permitido de la Unión Agrícola fuera importante, como otras empresas, para que las instalaciones de Vicentin, el monstruo que cayó en desgracia, siguieran generando trabajo. En algún momento deslizaron su interés por quedarse con el Nodo Norte de esa compañía, cuando cierre finalmente el concurso de acreedores. ¿Sigue firme eso?
-Siempre fuimos un actor importante dentro del concurso y de hecho siempre participamos en la mesa técnica. Fuimos de los primeros en ayudar. Por ejemplo, en girasol estuvo cerrada un año y pico la fábrica Ricardone de Vicentin y nosotros la impulsamos a que se abra, porque fuimos los primeros en abastecer de mercadería. Eso es apostar a que la fuente de trabajo siga funcionando, que la empresa siga evolucionando más allá de cómo va a terminar el concurso. Aquí en Avellaneda también tenemos fasón con la fábrica de alimento balanceado, Y estamos haciendo molienda de soja también en San Lorenzo. O sea que tenemos relación. En algún momento distintos actores no veían como protagonistas en el norte, así que estuvimos en conversaciones. Bueno, lo concreto es que el concurso sigue, no está definido. Hay que ver cómo resuelve el juez y si avanza esta propuesta. Mientras tanto, nosotros seguimos apostando y haciendo fasón. Creo que le damos una mano a la empresa y también nos ayuda a nosotros esta evolución. Y bueno, a futuro veremos cómo termina la película.