Piersanti Plataformas tiene 35 años de vida y fue la primera empresa argentina en lanzar una plataforma o cabezal de cosecha draper, el cual posibilita un flujo más uniforme y constante. Ubicada en Noetinger, Córdoba, una zona que se convirtió en un polo metalmecánico importante, la fábrica fue fundada en el año 1986 por Juan Carlos Piersanti y siempre su foco estuvo puesto en el desarrollo de tecnología de cosecha.
“Fue la primera empresa en largar un prototipo de draper y se presentó en una Expoagro de 2009 junto con MacDon que trajo Case. Recién al año siguiente se presentó John Deere”, relató con orgullo a Bichos de Campo Luciano Corna, asesor comercial en Piersanti.
¿Pura suerte o coincidencia? La cuestión es que una tecnología nacional como Piersanti salió al mercado antes que la célebre firma norteamericana. “Fue un alivio también porque cuando te lo traen grandes marcas ya queda por sentado como que anda”, agregó.
Mirá la entrevista completa a Luciano Corna, de Piersanti Plataformas:
En Piersanti trabajan cerca de 80 personas pero Corna, quien hace tres años ingresó a la firma, aseguró que en la actualidad necesitan más mano de obra de la que tienen.
Piersanti fabrica cabezales para la cosecha de soja, trigo, arroz, colza, garbanzo, arvejas, porotos, entre otros. También continúa con la fabricación y actualización de cabezales convencionales. En 2007 la firma fue pionera en Latinomérica por desarrollar cabezales por alimentación de cintas de lona (tipo draper) con barra de corte flexible y flotante.
Según Corna, “desde 2009 a la fecha pulimos muchos detalles que hacen que hoy seamos lideres en producción nacional de draper”. Curiosamente este segmento del mercado de la maquinaria agrícola se está viendo beneficiado por una circunstancia muy coyuntural: por las trabas a las importaciones, “entran muchas cosechadoras pero no entra el cabezal. Por eso hace dos años que venimos a capacidad máxima”, comentó.
Corna dijo que por este tipo de situaciones es difícil planificar en el sector. “Lo que más te frena a invertir es la incertidumbre del país; no sabés para dónde vas, no sabés si mañana te abren las exportaciones o si te cierran todo, o si tenes problemas con proveedores al no poder traer cosas de afuera. El problema es ese, la incertidumbre hacia dónde ir y cuánto agrandar la fábrica y si el día de mañana podrás seguir con el mismo nivel de ventas como en cualquier país normal”.