Los datos sobre el envío de ganado bovino a faena que hicieron los productores en abril -y del acumulado del primer cuatrimestre de 2023- dan cuenta del impacto de la sequía sobre los rodeos de cría y la consecuente liquidación de vientres, que tarde o temprano se traducirá en una caída del stock.
Según los registros que lleva a cabo el Senasa, en abril se faenaron 1.163.228 vacunos, un 10,5% más que en igual mes del año pasado. De ese total, el 50% fueron hembras.
Este dato da cuenta de la liquidación de vientres a la que vieron obligados los ganaderos por la falta de pasturas para sostener sus rodeos, como consecuencia de la sequía. Este fenómeno no dio tregua, el paso de La Niña a El Niño es lento y no se logran recomponer las pasturas ni verdeos de invierno. Por lo tanto, hay que hacer lugar al vientre que esté en mejores condiciones de dar un ternero o al que ya esté preñado y tengo buen estado corporal.
Algunos analistas, como Víctor Tonelli, sostienen que como consecuencia de este proceso el año que viene habrá entre 1 y 1,5 millón de terneros menos. Esto, luego de un periodo de recomposición ganadera, dejará un casi seguro retroceso en el stock bovino.
Por otra parte, en los primeros cuatro meses del año se enviaron a faena 11,5% más de vacunos que en igual período del año pasado. En el caso de las vacas el salto fue mayo: su participación en la faena creció 21,5% mientras que en vaquillonas fue de 8,2%, en novillitos 12% y en novillos 6%.
Otro dato importante informado por el Senasa fue la existencia de 2 millones de animales en los 1.100 feedlots registrados. Este número supera en 10% el dato del mes anterior y también da cuenta de la falta de campos para la retención de parte de los criadores y para la recría.
El 90% de esos encierres en los corrales de engorde intensivo son categorías livianas (vaquillonas, novillitos, terneros) que saldrán a venta en poco tiempo más. Los feedloteros dicen que desde fines de junio e inicios de julio se dará el pico de ofrecimientos, que durará entre 2 y 3 meses. Coincide entonces con los meses de definición electoral.
Si actualmente hay un retraso significativo en los precios de la hacienda, del orden del 50%/60% dependiendo de la categoría, es de esperar que estos valores sigan planchados durante el invierno.
Los engordadores, de todos modos, creen que hay un margen para la suba por la inercia inflacionaria de la economía y porque no hubo encierres caseros este año ni recría a campo el año pasado. Eso reduciría la oferta y generaría menos presión sobre las cotizaciones.
Además, afirman que la hacienda ahora bajo encierre saldrá con pesos bajos, lo que significará menos oferta de carne. Por eso confían en que el impacto en los precios de la salida del engorde a corral no sea tan negativo sobre las cotizaciones.