Los gobiernos suelen preocuparse por las subas en los precios de la carne vacuna, pero muy poco los desvela lo que suceda con el productor, que es quien con su inversión y esfuerzo genera la hacienda que luego faena la industria y que se transforma en la carne que los supermercados y carnicerías ofrecen en sus góndolas.
No escapa a esta misma realidad, el completo desinterés de los funcionarios, lo que le está pasando a los productores de cerdos. La alta inflación y el achique de la rentabilidad que se registra en a actividad están llevando a la concentración.
Este argumento se sostiene en un informe del Senasa que indica: “Comparando con los datos a Marzo 2020, podemos destacar que la cantidad de establecimientos con porcinos se redujo en un 8,3%, la cantidad de Unidades Productivas en un 8,9% y el total de porcinos en el país aumentó un 1,9%”.
No están publicados los datos exactos para 2023, pero a la luz de la crisis macroeconómica y las intervenciones del gobierno es claro que la situación se agravó.
Así lo indica el consultor Juan Uccelli: “La nueva actualización del precios del maíz y la soja a un dólar más competitivo y la complicación de la importación de productos que no fabricamos, aumentó en demasía el costo de producción (de la carne porcina), bajando el margen bruto en dólares. Sabemos que esta situación es complicadísima para los productores de baja escala”, advirtió.
Esta es la evolución del margen de la actividad según el consultor:
Wl margen bruto del productor se achica porque lo que menos aumenta en la cadena es el precio del capón, su producto final. Y por lo tanto los ingresos de la actividad no llegan a compensar los costos en alza.
Según los datos relevados por el analista, en los que va del año la carne porcina aumentó 165%, empatando la inflación medida por Indec. Pero el precio del cerdo en pie subió 121%.
Es decir que la carne subió en promedio por encima de la inflación, pero el precio que recibe el productor por la hacienda se ubica por debajo del índice promedio de precios.
Lo que es peor, la suba del capón fue mucho menos que algunos insumos clave de los productores, como la soja y el maíz, que aumentaron 200% 135% respectivamente en los últimos 12 meses.
“Esto provoca, en el mejor de los escenarios, una baja en el margen bruto y para muchos pequeños productores una complicación muy sería de rojo en las cuentas. Sumemos a esto la incertidumbre que existe de los que tienen maíz y soja y lógicamente no quieren vender. La conclusión es que los cerdos (también los pollos, los vacunos y otras especies) no comen promesas, necesitan alimento”, concluyó Uccelli.