En los últimos años la demanda mundial de carne vacuna venía creciendo a un ritmo mayor que la producción y eso generó subas de precios. Para cubrir los pedidos de países como China y otras naciones del sudeste asiático, se apostó por la reducción de las ventas en los mercados internos de los países productores.
Argentina fue un claro ejemplo de esto: En 2024 las ventas al extranjero representaron el 30% de la producción de carne vacuna, un registro pocas veces visto. Usualmente esa participación era de entre 20 a 25%. Y en tiempos de intervención kirchnerista, llegó a bajar a un extremo de solo 6%.
Este año la demanda mundial se enfrenta con que hay menos oferta de Brasil y Estados Unidos. Este país, que era un gran oferente global, redujo su oferta y pasó además a importar más carne. Ante este escenario los precios de la carne comenzaron a mejorar y la tendencia se mantendría en los próximos meses.
Pero las empresas argentinas no pueden aprovechar esta situación. Ente otras cuestiones por la situación cambiaria, que encareció costos internos en dólares y redujo los ingresos pesificados de los exportadores.
Al respecto, el analista Ignacio Iriarte indicó: “En el primer bimestre del año la faena se reduce un 6%, con una sensible merma en la oferta de vacas y de novillos, categorías ambas demandadas principalmente por la exportación, cuya actividad ha caído mucho en los últimos seis meses, pasando del 30% de la demanda total a media dos del año pasado, a solo un 25% en la actualidad. El mercado internacional, mientras tanto, muestra un panorama promisorio, con volúmenes récord, nuevos compradores y precios que muestran una suba del 10-15% interanual”.
Iriarte dirige la histórica publicación Informe Ganadero. Allí dos empresarios del sector explicaron las complicaciones que tienen para llevar adelante el negocio y los planes de contingencia que están instrumentando. Este diagnóstico coincide con las declaraciones que el viernes pasado hizo Antonio D´Angelo, del frigorífico Recreo, a Bichos de Campo.
Mariano Grimaldi, del frigorífico cordobés Logros, contó que un gran problema del sector es la falta de oferta de novillos, lo que lleva a que se paguen precios muy altos por eso animales y que se trabaje a pérdida. Para no convalidar esos valores, esa empresa decidió dejar de hacer carne kosher, redujo los turnos de faena y analiza posibles despidos a lo largo del año si la situación no se revierte.
Dijo Grimaldi: “Nosotros decidimos no hacer esa faena (kosher) porque teníamos que convalidar precios muy altos. La oferta actualmente es escasa y no sólo de novillos, también se achicó la de vacas y la de hacienda con destino al consumo”.
Luego Grimaldi contó que se está pagando entre 5.000 y 5.100 pesos el kilo en gancho de novillos, cuando “la capacidad de pago de la industria que es de 4700/4800 pesos. Eso da cuenta de que las integraciones en las industrias son negativas en novillos y en la vaca que va a China. Las vacas tipo conserva se paga entre 1100 a 1200 pesos por kilo vivo y la manufactura entre 1400 y 1500 pesos, mientras que por vacas gordas se pagan 1800/1900 pesos. En este caso la integración es negativa en 200 a 400 pesos”.
Según dijo Grimaldi, “las integraciones dan mal, estamos con un dólar muy atrasado y no somos competitivos para ofrecer mercadería en el mercado mundial”.
El empresario cordobés agregó. “Hay que buscar ventajas competitivas que tiene que ver con la rebaja de impuestos, como por ejemplo las retenciones para los cortes de novillos que todavía pagan 6,75%. Además debería haber reintegros de los impuestos cuando se exporta. Hay que sacar de forma urgentes las retenciones y bajar otros impuestos”, reclamó.
Debido a todos estos problemas en Logros tomaron medidas indeseadas: “Suspendimos el segundo turno de despostada y dejamos de faenar los viernes. Estamos operando al 60% de lo que veníamos trabajando. Creemos que a fin de año vamos a llegar con 50 o 60 empleados menos sobre un plantel de poco más de 530″.
“No hay atraso en los pagos porque la industria venía muy sana, con viento de cola del año pasado, pero este año vamos a tener serios problemas financieros. En las condiciones actuales Argentina está hoy más para importar que para exportar”, señaló.
En Informe Ganadero también entrevistaron a Pablo Guimaráenz, gerente de compra de hacienda del frigorífico Azul Natural Beef, otra importante planta exportadora. Coincidió con la visión de Grimaldi sobre el negocio, aunque ellos todavía no redujeron días de operatoria.
“La oferta de novillos es reducida y eso sostendrá los precios en niveles altos. El negocio de la exportación está muy difícil. La materia prima está cara para las posibilidades de pago. Tenemos el novillo más caro de la región. Hay atraso cambiario, fuerte subas de costos de energía y otros que hacen a la operatoria de las plantas y un mercado internacional con precios estables o sostenidos en niveles inferiores a los necesarios para los valores que tiene la hacienda”, reveló.
Con respecto al resultado del negocio, el empresario indicó: “Se pagan 5000 pesos el kilo de carne en gancho y eso significan 300 a 400 pesos más de lo que se puede pagar. En definitiva, se paga entre 5% y 10% más de lo que el negocio permite, y por eso se están generando pérdidas importantes en los frigoríficos”.