El uso de radiación en los alimentos para asegurar su inocuidad y extender su vida útil comercial no es novedad en el mundo ni tampoco en nuestro país. Desde la década de 1980, la Argentina aprueba la irradiación de alimentos y la incluye en el artículo 174 del Código Alimentario Argentino (CAA). En 2017 incluso se incorporó una clasificación de irradiación por producto y se incluyeron aquellos de origen animal.
Pero calma, esto aun no se aplica en nuestro país, ya que el decreto 4238 del Senasa, que define el Reglamento de Inspección de Productos, Subproductos y Derivados de Origen Animal, todavía no lo contempla. Sin embargo, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el INTA estudian su aplicación e implicancias desde hace tiempo, y algunas conclusiones avivaron el interés por el tema.
¿Qué es la irradiación de alimentos? Un método físico por el cual se expone un alimento a una fuente de radiación ionizante durante un periodo de tiempo determinado. Eso produce un efecto en los componentes de ese alimento eliminando microorganismos patógenos, esterilizando el producto contra insectos o incluso inhibiendo su brotación (ese último caso aplica a frutas y verduras).
¿Significa que me voy a comer una hamburguesa radioactiva? No. Desde la Organización Mundial de la Salud, la FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica se indicó que los datos disponibles demuestran que este tratamiento garantiza la inocuidad de los alimentos, su valor nutricional y no generan carcinogenicidad (capacidad de un agente de producir cáncer). Además no deja residuos en el producto ni contamina el medioambiente.
Es muy importante aclarar que de ninguna manera la irradiación reemplaza las buenas prácticas de higiene ni tampoco enmascara las malas prácticas. La producción de por ejemplo, productos y subproductos cárnicos debe ser controlado en cada fase de la cadena.
En el marco de un taller dictado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), investigadores del INTA presentaron distintos estudios que se han realizado para eliminar patógenos puntuales usando este tratamiento. Uno de ellos trabajó en la conservación de carne por un tiempo de seis meses, impidiendo el desarrollo de la bacteria botulínica.
Algunos resultados demostraron que un corte de vacuna, cuya duración es de dos a tres días, llegó a durar nueve días. Y una hamburguesa de carne, con una duración de entre ocho y diez días, llegó a durar hasta 28 días. Finalmente una pieza de cordero, con una duración de siete días, llegó a durar 35.
Otros utilizaron la radiación para evitar el desarrollo de cinco cepas de Escherichia Coli en carne picada y recortes de carne, y de L. Monocytogenes en chacinados y embutidos secos.
A nivel internacional, 57 países aprueban la irradiación de alimentos. En lo que respecta a productos cárnicos, Estados Unidos aplica este tratamiento para controlar patógenos de forma general en productos refrigerados o congelados sin tratamiento térmico, y de manera particular en cortes de cerdo para controlar la Trichinella y para esterilizar alimentos utilizados por la NASA. En la Unión Europea este método se aplica en ancas de rana y en frutos de mar, y en países de Asia en productos avícolas.
Si este tratamiento llegara a ser aprobado en nuestro país, dentro del etiquetado se deberá incluir el logotipo “Radura” acompañado por la leyenda “Alimento Tratado con Energía Ionizante”. Aquellos alimentos que contengan componentes irradiados en más de un 10% deberán llevar la leyenda “Contiene Componentes Tratados con Energía Ionizante”.
¿Estos productos tendrían un costo extra? En primera instancia sí. Se estimó que para la producción sería de 10 a 20 centavos de dólar más por kilo de producto y para lo ofertado en góndola representaría 75 centavos de dólar más por kilo.
Francisco Vinelli, integrante de la Dirección de Inocuidad de Productos de Origen Animal del Senasa, dijo: “Se está volviendo a tratar el tema. Ya se elevó a la Comisión de Reglamento un pedido de revisión. Se podría reglamentar su implementación. Estos métodos son sin duda una alternativa a atender”.