Los productores frutícolas del Alto Valle suman por estos días una preocupación más a su lista de pesares. En las últimas semanas, numerosas chacras cercanas al Río Negro, tanto en la provincia homónima como en Neuquén, han sido víctimas de distintos robos.
Si bien no es la primera vez que esto ocurre, ya que desde hace algunos años se vienen registrando sustracciones de plantas, aspersores, bombas de agua, y otros elementos como transformadores y cables de alta tensión de las propiedades, el diferencial ahora es que en algunos casos se ha aplicado la violencia al punto tal de que algunos productores resultaron heridos.
Esta semana en Villa Regina, localidad ubicada en el departamento de General Roca, una chacra sufrió el robo de 100 aspersores y otra, propiedades de la empresa Zavecom, la pérdida de 800 plantas de manzana (500 de la variedad Red y 300 de la Granny).
“El tema está complicado porque esto viene desde hace varios años y ya se ha generado un sistema de negocio donde lo robado se compra. Estos aspersores y plantas no se usan en un jardín. Estamos siendo nosotros mismos como productores cómplices de estos delincuentes, que se dedican a robarle a un productor para venderle eso a otro. El que compra esto claramente está en el negocio”, señaló Sebastián Hernández, presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, a Bichos de Campo.
“Está faltando mucha movilidad y vigilancia en las zonas rurales. Hay grandes dimensiones entre chacra y chacra, que son en promedio de 12 hectáreas cada una. Los vecinos están muy lejos unos de otros y las distancias que tiene que recorrer la policía son mayores. Falta también que la Justicia haga un relevamiento de toda la zona productiva porque esto está pasando en general en todo Río Negro y Neuquén”, agregó el productor.
-¿De qué forma se realiza el robo de plantas sin que llame la atención?– le preguntamos.
-En este momento mover plantas es normal. Vos comprás, te las traen y las implantás. Quienes roban plantas es porque saben que el productor las iba a plantar, por lo que el mismo día de la implantación se las quitan. Roban el plantín cuando recién se planta y la tierra sigue suelta, y luego se lo venden a alguien por encargo.
-¿Puede ser que otro productor compre esos plantines sin saber que eran robados?
-Todos sabemos de dónde vienen las cosas. Nosotros desde la Federación acusamos al comprador como cómplice del ladrón. Para comprar una bomba o un artefacto de riego tenés que ir a una casa especializada y comprar con factura como corresponde. Cuando comprás algo que no tienen ningún papel es claro lo que está pasando. Reclamamos eso porque lo que se ve perjudicado es el esfuerzo de un productor, que se pierde en minutos y que a otro le genera un descuento porque lo consigue más barato.
-¿Hay una época del año en que estos robos se den con mayor frecuencia?
-Sí, en esta época. Nosotros antes plantábamos entre junio y julio pero como se empezó a ver este tipo de robo, se empezó a plantar más tarde, en el momento en que la raíz tiene más chances de secarse. De esa forma se atenúan los casos porque los ladrones no van a robar algo que luego no puedan vender en condiciones. Seamos claros, los que roban son tipos que conocen, que andan dando vueltas.
-¿A qué asocian esta escalada en los robos?
-Existe desde hace años esta situación y ahora se ha generado una costumbre. En algunos momentos hay más robos que en otros pero en sí no baja la cantidad. Lo que ocurre ahora es que los productores, las Cámaras y la Federación nos quejamos porque esto no se arregle. Es claro que se deja movilizar a ese circuito informal.
-¿Les propusieron algo a las autoridades?
-Le propusimos al Ministerio de Seguridad de la provincia un trabajo en conjunto para aumentar el monitoreo y los controles. Pedimos también mayor presencia de las fuerzas de seguridad y un relevamiento de las zonas productivas para saber quiénes ingresan, quiénes trabajan e identificar actores. Es importante aclarar que no se trata solo de robos menores. Algunos hechos han terminado con productores lesionados o incluso muertos. Hay casos en donde no van solo por las bombas de agua, los aspersores o las plantas, sino que aprovechan a robar dinero y otros objetos. La gente ya tiene miedo y eso aumenta la violencia.