No, no es Carlos. Repetimos: no es Carlos, aunque el piloto automático auditivo siempre lo agregue. Es “Pellegrini”, a secas. Así se llama este lugar ubicado a casi 500 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires (sobre la Ruta Nacional 5) y a solamente 30 de Catriló, en la provincia de La Pampa, que se le anima al turismo primero con el impulso de la obra del ingeniero Francisco Salamone que tiene una fuerte presencia y, luego, con todo lo que el distrito tiene para ofrecer.
Uno de los atractivos es el paraje de Bocayuva, ubicado a 10 kilómetros de la ciudad de Pellegrini, donde se ha armado un circuito pensado para que el visitante recorra la estación de tren como museo y los corrales donde años atrás se juntaba el ganado que se cargaba en los vagones para ir a Buenos Aires, con la idea de recuperar la historia y la identidad del lugar.
La visita se complementa yendo a conocer la capilla de Fátima con bellos mosaicos portugueses y una obra realizada en chapa por una artista local que también es bombero que homenajea a Juanita Bordoy, la famosa asistente de cocina de la más famosa todavía Petrona C. de Gandulfo cuyos libros descansan en las bibliotecas y alacenas de muchas familias argentinas.
Mary Perretti arregla maquinaria agrícola, es soldadora, artista y también bombero. ¿Quién da más?
El final ideal del recorrido es comiendo unas empanadas en la casa/bar/almacén que llevan adelante Ignacia y Diana, con impronta correntina, Gauchito Gil incluido.
Otro paraje que recibe visitantes es De Bary, ubicado a 15 “de Pelle” (como se dice por acá), donde Oscar y Meli, en su campo La Hormiga de 76 hectáreas ofrecen comidas (se destaca el pollo al disco), pasar el día en campo y, ya a la tarde noche, peña con guitarreada y baile. “Nos encanta recibir gente”, dicen a coro y se nota que es verdad porque todo el tiempo ofrecen cosas ricas para picar y tienen una anécdota para compartir.
La visita se completa con los bombones y chocos que elabora Sofia (nieta) y que se pueden ver en esta página de IG.
Volviendo a Pelle, lo que se destaca es que cuenta con una de las obras más imponentes y completas de Francisco Salamone: la municipalidad, que se yergue en medio de la plaza central, con su blanquísima y sublime prestancia y majestuosidad. Esta sensación se fortalece con la torre de treinta y cuatro metros que culmina con un reloj en ambas caras y con un interior en perfecto estado de conservación (ver los pisos, barandas y luminarias es un viaje al pasado y a la perfección del diseño).
Pero más allá de este despliegue de arte y urbanidad, lo lindo de Pelle es que a 10 cuadras del centro ya hay vacas. O sea, que ya hay campo y caminos rurales donde se ha armado un circuito de biciturismo para recorrer la zona y divertirse en familia, pasando por la laguna Sanquilcó, que significa “agua que salta o agua que brota” en mapuche.
Además, se ofrecen circuitos relacionados a las distintas producciones de la zona, como ganadería, huevos pastoriles y miel convencional y orgánica, conocer los talleres de distintos artistas, ya sea quienes trabajan con chatarra, madera y alambre como plateros que se especializan en obras más relacionadas a lo gauchesco, como rastras, cuchillos y mates, y la visita a la planta recicladora de residuos para ver cómo se procesan y reutilizan los distintos materiales.
Un punto aparte merece la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, creada en 1906 y que en la actualidad cuenta con un teatro totalmente reciclado y que también brinda comidas y espectáculos. “Nació como un lugar de encuentro entre los inmigrantes y para poder seguir hablando el idioma” explica Elsa Catellani, presidenta de la entidad. “Nuestro objetivo era recuperar este edificio y que esté abierto a la comunidad y a los visitantes y lo hemos logrado. Nuestro lema siempre fue: `Si nuestros mayores pudieron, nosotros debemos`. Y lo hemos logrado”.
“Buscamos el desarrollo de emprendimientos y generar trabajo a través del turismo”, resume Joaquín Gastañaga, ingeniero agrónomo y director de Producción de Pellegrini. “Somos el lugar ideal para que la gente que va al sur haga un alto y tenemos mucho para ofrecer”.
Una de las cosas que se destaca es el Vagón de los Emprendedores, que está sobre la ruta y brinda la posibilidad de comprar productos caseros, lindos y típicos del lugar, ideal para “llevar un recuerdo”. También sirve para par un rato, comer algo y estirar las piernas.
“El Vagón abre de lunes a lunes de 9 a 21 y agrupa a agrupa a 23 emprendedores”, detalla Miriam Bonini, coordinadora del Club de Emprendedores Pellegrinenses, “y hay constante renovación de propuestas porque el vagón muchas veces funciona como disparador para testear y fortalecer los emprendimientos que luego siguen su propio camino y, por ejemplo, instalan un negocio”.
“Pellegrini es un pueblo con muchísimo potencial turístico, en particular iniciando una propuesta de calidad vinculada a su cultura y patrimonio arquitectónico, a las tradiciones, al agroturismo y a la gastronomía rural”, destaca la licenciada Graciela Gallo, experta en desarrollo del turismo rural y presidenta de SIRIRI, Institución que contribuye con el impulso de la actividad en Argentina y Latinoamérica.
“Sus parajes tienen el encanto de las pequeñas poblaciones, sus calles de tierra, las casas típicas rurales con grandes y floridos jardines, y las plazas… entre muchos detalles que se van descubriendo al recorrer. No es raro ver a los pobladores haciendo sus tareas cotidianas o, si andan a la tardecita, compartiendo momentos familiares y con vecinos en la vereda. Es para disfrutar a paso lento y dejándose abrazar por la calidez de su gente”.