En el híper Ministerio de Economía creado en la gestión de Javier Milei (aunque debe decirse que el embrión de este monstruo nació en la era de Sergio Massa), no hay resorte que se escape del control del ministro Luis Caputo y su secretario coordinador de Producción, Juan Pazo. En las últimas horas, ese funcionario tomó el control total sobre el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), uno de los principales entes desconcentrados que dependen de la Secretaría de Agricultura.
Aunque falten todavía las correspondientes resoluciones, el Senasa actualizó estos días en su página web su estructura de mandos y allí se confirmó el anticipo de Bichos de Campo respecto de que una enviada leal a Pazo será la nueva gerente ejecutiva del organismo, el puesto de mayor importancia después del presidente y el vice, pues desde allí se controla todo lo que sucede en el organismo.
La Licenciada María Eugenia Barbieri, la seleccionada por Pazo para ocupar dicho cargo, será en los hechos la reemplazante de la histórica administradora del Senasa, Rafaela Esber, quien sobrevivió a varias gestiones y recién en los últimos años había podido ser removida de ese puesto. En las últimas semanas, el actual presidente de Senasa, Pablo Cortese, un agrónomo de larga trayectoria dentro de ese organismo, había intentado nombrar en ese cargo clave a Héctor “El Vasco” Bilbao. Pero la resistencia del renunciado ex vicepresidente Sergio Robert a esa designación, provocó otro desenlace.
Atento a estas internas, Pazo aprovechó y pidió la renuncia de Robert, quien se ocupaba del área roja del organismo sanitario, designando en su lugar al ex director nacional de sanidad animal, Néstor Osacar. Pero la decisión de mayor importancia tomada por el secretario coordinador y emisario directo del ministro Caputo fue pegar el zarpazo sobre la Unidad de Administración, donde designó formalmente a Barbieri.
Esta joven funcionaria de carrera del Ministerio de Economía ya se ocupó de varias tareas claves durante la cortas gestión que lleva Milei. Pero su figura comenzó a ganar relevancia dentro de la política agropecuaria nacional en la anterior gestión de Massa, cuando trabajó bajo las órdenes del ex secretario de Agricultura, el cordobés Delfo Buchaillot, y era una pieza clave -según varios testimonios- para las empresas y cámaras del sector que necesitaban destrabar la aprobación de los permisos SIRA con que en la gestión de Massa se administraban las importaciones.
Tras la irrupción de los libertarios en el gobierno, y la creciente influencia de Pazo en el gabinete económico, Barbieri fue ganando la confianza de ese funcionario y fue luego la encargada de la disolución del Fondagro, uno de los fideicomisos que dependían de la Secretaría de Agricultura. La funcionaria primero ejerció un control directo sobre muchas otras decisiones que se tomaban en ese organismo, que fue primero intervenido administrativamente por Pazo en febrero pasado (cuando le quitó el control de su manejo de presupuesto y personal) y luego políticamente en abril, con el despido del equipo que acompañaba a Fernando Vilella, el ex secretario de Bioeconomía, despedido finalmente en julio pasado.
Con ese reemplazo consumado con la designación allí de Sergio Iraeta, un pariente político directo de Pazo, como nuevo secretario de Agricultura, el coordinador de las áreas productivas de Economía decidió enviar a Barbieri a hacer el mismo trabajo en el estratégico Senasa, primero de modo informal y ahora como flamante gerente general en el organismo.