El hecho de intervenir el tipo de cambio (el “precio del dólar”) para usar esa herramienta como “ancla” inflacionaria tiene costos elevados que, tarde o temprano, se pagan.
En julio pasado el ingreso neto integral de divisas generado por la agroindustria –con el sector oleaginoso, cerealero y la industria alimenticia a la cabeza– fue de 5848 millones de dólares, una cifra que podría ser sustancialmente mayor en caso de no existir los derechos de exportación que padecen las empresas agropecuarias.
En segundo lugar se ubicó el sector hidrocarburífero con 1109 millones de dólares netos ingresados en julio pasado, mientras que la minería se consolidó en el tercer puesto con 649 millones.
Los datos corresponden a cifras del último balance cambiario sectorial publicado por el Banco Central (BCRA) en lo que respecta a exportaciones/importaciones, inversiones directas, préstamos, giro de utilidades y formación de activos externos.
La cuestión es que en julio las personas humanas accedieron al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para adquirir 5644 millones de dólares, es decir, una cifra casi equivalente a la generada en ese mismo mes por el sector agroindustrial argentino.
Tal como sucedió en otros momentos en los cuales el “atraso” cambiario fue evidente, el “subsidió” cambiario aportado por la política estatal fue aprovechado por un sector de la población para comprar dólares a “precios cuidados”, ya sea para atesorar o para realizar compras o viajes al exterior.
Ese fenómeno opera, como contrapartida, como un desincentivo enorme para la promoción de las exportaciones , dado que los exportadores están obligados a liquidar ante el BCRA las divisas que generan a un tipo de cambio artificialmente bajo.
La distorsión cambiaria también contribuye a generar turismo receptivo, ya que los extranjeros prefieren evitar destinos demasiados caros en dólares o euros (especialmente si tienen que afrontar un viaje extenso).
En definitiva: en julio pasado el esfuerzo de decenas de miles de productores, agrónomos, asesores, transportistas, acopiadores, industrias y trabajadores portuarios que contribuyeron a “fabricar” agrodivisas se usó para el sector más acomodado de la población pueda acceder a dólares a precios baratos.
En lo que respecta al balance cambiario de julio pasado, los sectores que lideraron el consumo de divisas –es decir, que requirieron más dólares de los que generaron y tuvieron que ser “subsidiados” por los “fabricantes” de divisas– fueron la industria automotriz (-687 M/u$s), industria química (-506 M/u$s), comercio (-356 M7u$s), maquinaria y equipos (-332 M/u$s) y electricidad (-303 M/u$s), entre otros.