Cada hectárea cultivada, cada grano cosechado y cada camión o tren que recorre las rutas y vías del país llevan en su esencia un factor común: el gasoil, que en la Argentina se comercializa mezclado con biodiésel en una proporción teórica del 7,5%.
Más que un simple combustible, es la energía que hace posible la producción y el transporte de alimentos. Desde los campos hasta los silos, y de allí a los puertos, este insumo es una base importante sobre la que se apoya la actividad agrícola.
El equipo técnico de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se tomó el trabajo de calcular cuánto gasoil consumirá el sector agrícola argentino en la campaña 2024/25 y la cifra estimada es de 1007 millones de litros, un 1,5% más que en el ciclo anterior.
La cuestión es que la Argentina no se autoabastece de gasoil y en 2024, según datos oficiales (Indec), debió importar ese combustible fósil por un valor de 1088 millones de dólares.
La ironía es que el país podría ser autosuficiente en gasoil –sin necesidad de usar divisas para importar el producto– en caso de incrementar el corte interno de biodiésel, que se elabora en base a aceite de soja 100% nacional.
En 2024 el uso de biodiésel destinado al mercado interno para el corte obligatorio con gasoil fue de 775.366 toneladas, una cifra equivalente a unos 890 millones de litros del biocombustible, según datos de la Secretaría de Energía.
Esa cifra indica, según cálculos realizados por el sitio Explorarg de la empresa elaboradora de biodiésel Explora S.A., que el año pasado el gobierno cumplió con el 88% del corte obligatorio del 7,5% a nivel nacional, una cifra que, si bien es superior al 62% registrado en 2023, sigue estando por debajo de lo determinado por la normativa vigente.
La única provincia que está realizando esfuerzos sistemáticos para lograr el autoabastecimiento energético es Córdoba, que propicia un corte del 20% de biodiésel con gasoil, lo que no representa ningún inconveniente técnico para los vehículos.
Tal iniciativa, además, tiene en la actualidad un atractivo económico particular porque el aceite de soja –y especialmente el argentino– es el más barato del mundo.
Los integrantes de la Liga de Provincias Bioenergéticas esperan que en 2025 pueda finalmente aprobarse en el Congreso un proyecto consensuado que permita promover la producción y el uso interno de biocombustibles.
De todas maneras, el tema no forma parte de la agenda de trabajo del gobierno de Javier Milei, que está mayormente interesado en gestionar la política de combustibles a través de los intereses inmediatos de la empresa estatal YPF.