Esta semana el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger afirmó, frente a la limitación de los beneficios arancelarios para las ensambladoras de celulares de Tierra del Fuera, que esa provincia tiene un gran potencial turístico por explotar.
“La isla es como una mini Nueva Zelandia, pero en una ubicación mucho más cercana a los EE.UU. y Europa y en un huso horario más amigable para esos mercados. Considerando que Nueva Zelandia recibe más de 3 millones de turistas al año, el potencial es claro”, señaló el funcionario en redes sociales.
“Tierra del Fuego es mucho más que Nueva Zelandia, porque tiene una mística increíble (Estrecho de Magallanes, el faro del fin del mundo), aguas cristalinas para la navegación o el buceo, lagos y ríos, glaciares a minutos de las ciudades, esquí en contra estación al hemisferio norte. Montañas para trekking. ¡En Tierra del Fuego un adulto como yo puede cruzar los Andes en un día! Tiene también una gastronomía única. Pero sobre tiene un gran potencial porque es el puerto ideal para el abastecimiento de la Antártida un negocio que hoy nos arrebata Chile”, añadió.
Se percibe en los comentarios del ministro un panorama muy alentador, el cual se desvanece cuando se observan las estadísticas públicas (BCRA) del balance cambiario turístico argentino, que muestra que en el primer trimestre de 2025 registró un déficit de 2750 millones de dólares.
Tal como sucedió en otros momentos en los cuales el “atraso” cambiario fue evidente, el “subisidio” cambiario aportado por la política estatal es aprovechado por el sector más acomodado de la población con el próposito de viajar al exterior.
El dato es que el ingreso neto de divisas generado por el sector sojero argentino –el mayor aportante de divisas de la economía argentina– fue en el primer trimestre de este año de 2857 millones de dólares.
Es decir: el esfuerzo de decenas de miles de productores, agrónomos, asesores, transportistas, acopiadores, industrias y trabajadores portuarios que contribuyeron a fabricar divisas con las exportaciones de poroto, harina y aceite de soja, además de biodiésel, se despilfarró para realizar viajes al extranjero.
Está claro que Tierra del Fuego –junto con muchos otros destinos argentinos– tiene un potencial turístico gigantesco, pero el mismo nunca va a ponerse en marcha con un tipo de cambio apreciado. Se requiere un incentivo cambiario para atrar a turistas extranjeros.