Con bajos índices de consumo en el mercado interno, la producción de miel argentina se destina casi en tu totalidad a la exportación. Sin embargo, del 97% destinado al exterior apenas el 1% se envía en forma fraccionada, con marca y agregado de valor, lo que empuja a la baja los precios recibidos por los productores.
Eso es lo que motivó a Leandro Dorsch, segunda generación de apicultores, y a su familia a darle una vuelta de rosca a la producción primaria de miel y a fundar en Mar del Plata una planta llamada Terra Argentina, una procesadora que ofrece distintos servicios de acompañamiento e industrialización para productores.
“Terra Argentina nace hace cinco años como una solución de servicios al productor. Si bien somos familia de productores, salimos de la actividad primaria y empezamos a agregar valor. Hoy hace más de diez años que los productores pueden extraer miel, acopiarla, tener su marca e inscribir un producto, cosa que antes era mucho más complejo”, relató Leandro en una charla con Bichos de Campo.
Mirá la nota completa acá:
Aunque la familia no dejó sus colmenas de lado, porque es la forma que tienen de “estar en la misma sintonía con el sector y de entender a los productores”, la generación más joven del grupo se enfocó puntualmente en las estrategias para potenciar el agregado de valor en la apicultura.
Es así que la empresa, en su planta marplatense, que tiene capacidad para homogeneizar, procesar y fraccionar 28 toneladas, ofrece servicios que van desde el acopio y procesamiento de miel hasta el desarrollo de una marca propia, incluyendo el diseño de envases y etiquetas que eleven al valor final del producto de cara a su venta tanto en el mercado interno como en el exterior.
A esto se suma el interés de los Dorsch por alcanzar nuevos nichos comerciales a partir de la venta de mieles cremosas y que incorporan otros ingredientes.
“La miel cremosa es la base que utilizamos para todos nuestros productos. El sudeste de la provincia Buenos Aires da mieles muy claras de grano fino y de rápida cristalización, es decir que se endurecen muy rápido. Entonces lo que se hace es un proceso de rotura de cristales a través de una máquina especial”, explicó el empresario.
“Si bien todas las mieles que manejamos son puras, la miel cremosa es la más natural porque no está sometida a ningún tratamiento térmico. Después de la cristalización se bate y queda una miel untable”, explicó Leandro, que aclaró que no tiene ningún tipo de agregado en ese proceso.
-Y esta posibilidad de decidir con qué otros productos van a mezclar esa miel cremosa, ¿también la brindan ustedes?- le preguntamos.
-En realidad tenemos una línea base de productos nuestros y después los productores nos demandan algo puntual, y vamos ahí investigando y desarrollando hasta buscar los puntos. Hoy tenemos miel con arándanos, con durazno, con higos negros, con ciruela, todo lo que son frutas. Lo que generamos es un dulce natural, fomentamos el consumo saludable, y llegamos a productos libres de octógonos porque no hay un azúcar agregado, no hay cocción, no hay nada. Es una incorporación de la fruta con la miel. Es un dulce natural. Lo mismo lo hacemos con el cacao. Es el cacao puro solamente con la miel cremosa.
-¿Agregar valor o fraccionar la miel es mejor negocio que venderla a granel?
-En realidad es una idea de negocio diferente. La apicultura es un sector que no está tan desarrollado. Depende siempre de producir miel y vender a granel. Lo que está cambiando en estos últimos diez años es que entienden que el comercio, el agregado de valor, va por fuera de la actividad primaria y eso genera mucha más renta. El que puede entender eso pega un salto y mejora su calidad de vida sustancialmente.
-Obviamente requiere de esfuerzo y de otra visión del negocio. Ya no es producir y entregar, sino producir, entregar y comercializar.
-Claro, ahí es donde entramos nosotros para dar esa solución. Porque si el apicultor se tiene que ocupar de toda la cadena es un trabajo muy arduo. Es muy común que una familia de productores que por ahí tienen 500 a 600 colmenas, cuando todavía es chica funciona. Pero cuando llega un punto de quiebre donde hay que poner más colmenas, ahí se complica. Nosotros encajamos en ese segmento donde hay mucho para desarrollar. Si Argentina pasara de 3% a 10% de fraccionado, la apicultura daría un vuelco rotundo.