Con tan solo 24 años de edad, Julián Colla preside el ateneo de la Asociación Agrícola Ganadera de La Pampa, el ala joven de esta entidad rural centenaria. Como hijo de un productor su vida ha trascurrido en el campo, pero es su juventud la cualidad que le permite repensar el sector agropecuario desde otro lugar, como es la adopción de nuevas tecnologías para mejorar la productividad.
A tono con el contexto, Julián comenzó los cambios por casa e invitó a su padre a migrar de “la lapicera y el papel” a la digitalización de las tareas. Y como líder de otros jóvenes que forman parte de la Agrícola, intenta a diario que el centro del debate esté marcado por cómo las nuevas tecnologías atraviesan las formas de producir.
“Mi viejo viene con la cultura de antes y hoy cambió todo. Se viene innovando desde hace rato pero hoy la tecnología está marcando un paso mucho más fuerte. En agricultura se usa mucho dron y un montón de cosas como fertilizantes y maquinarias que han avanzado mucho. Todo esto lo que te da es efectividad en los números. Al tener la tecnología metida en el agro tenés todo mucho más preciso”, dijo Colla en su diálogo con Bichos de Campo.
En este escenario, Julián señaló que no es que los jóvenes abandonan el campo porque se trata de un trabajo sacrificado o porque hay zonas donde aún no llega la conectividad. Por el contrario, lo que agobia a muchos es hacerle frente a la resistencia que las viejas generaciones tienen al cambio.
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“Es difícil el hecho de que los mayores empiecen a ceder y decir bueno, los chicos están metidos en el campo y vamos a empujar con eso que traen. Yo no creo que para el joven sea difícil entrar al campo aunque en muchos casos no hay señal o no llega el wifi y para un joven estar sin teléfono, sin comunicación, es bastante complicado. Pero creo que también hay que hacer fuerza en esto de hacer llegar más la comunicación o comodidades para estar en el campo”, reconoció.
-¿Crees que cuando cambian el chip y las nuevas generaciones empiezan a tomar las decisiones, cambia la matriz productiva?- le preguntamos a Colla.
–Sí. Nosotros entramos al ateneo hace dos años y casi que lo armamos de nuevo. De a poco se va sumando gente. Empezamos con seis personas y hoy somos más de 20. Eso muestra que la gente está interesada. También hay una necesidad de incentivar a los chicos a interesarse por el tema, porque muchas veces no tienen las herramientas o los materiales para decidir qué hacer. También para eso se necesita el apoyo de los grandes. Los jóvenes necesitamos un poco que la ayuda venga de gente con experiencia.
-Hablaste de la incorporación a la actividad ateneísta. ¿Es cierto que los pibes le rehúyen a la discusión, al debate, como suele suceder con la política?
-Creo que el ateneo es un lugar de formación. Uno cuando entra ni sabe lo que es y una vez que te empezás a empapar de los temas que se tratan ahí adentro, empezás a estar un poco más informado de las cosas. Pero yo creo que esto de que le rehúyen va un poco más por un tema de gusto. Por ahí vos entras a un ateneo con una expectativa y te choca una realidad distinta, pero ahí adentro se forma un grupo de personas que termina teniendo un lazo re lindo.
“La discusión y la charla sobre las cuestiones productivas están porque es la base, es lo fundamental dentro de un ateneo. Pero también es un espacio donde formas un amigo con el que te podés sentar a tomar un mate y charlar de la vida”, concluyó el joven dirigente.