Pareciera que la búsqueda de vincular a la ciudad con el campo, de una forma sencilla pero atractiva, no termina de agotarse y atraviesa a distintos espacios. Esta vez fue el turno de la ONG Plan País, autodefinidos como “una red ciudadana de inteligencia colaborativa”, que se propuso lograr una mayor interacción de los niños con la naturaleza y los procesos de desarrollo biológicos.
El proyecto obtuvo el nombre de “Una casa, una huerta” y se enmarca en un escenario más amplio, relacionados con los propósitos de esta organización. ¿Qué busca Plan País? “Elaborar –valga la redundancia- un plan de país compuesto de políticas públicas de Estado que trasciendan los ciclos políticos”. Lo que en criollo explicaríamos como “que no venga un nuevo gobierno y cambie todo lo que hizo el anterior”.
Dentro de ese plan de mirada macro, esta ONG diseñó uno específico para el agro con foco en la bioeconomía y la tecnología, para fomentar por ejemplo la producción de las economías regionales. Es allí donde se incluye el programa de la huerta, que consiste en la entrega de materiales educativos y prácticos para la realización de cultivos sencillos, para el consumo personal.
“La campaña arranca con cultivos para todo el año: acelga, espinaca, rabanitos, lechuga, remolacha, ciboulette. Entregamos las semillas con un instructivo que dice la forma de siembra, la distancia entre plantas, y los días aproximados que pasan hasta la cosecha. Y también un paso a seguir para armar la huerta, que aclara cómo elegir el lugar y cómo seleccionar la especie según el tipo de espacio disponible”, explicó Fernando Lapolla, ingeniero agrónomo y miembro de Plan País, a Bichos de Campo.
La entrega de los materiales se realizará en coordinación con distintas instituciones, especialmente aquellas educativas, que podrán aplicar para este programa a través de la web de la organización. El proyecto se financiará a través de los aportes de sus voluntarios.
“Vamos a empezar de abajo hacia arriba, de los chicos a los padres, para que cualquier persona la tenga. No es un programa comercial”, señaló Lapolla y agregó: “Creemos que los beneficios más importantes que de tener una huerta es fomentar el contacto con la naturaleza a través de las plantas, estudiar y conocer el proceso de crecimiento, observar el desarrollo de los seres vivos, valorar el agua y no malgastarla, entre otros. Todo esto genera un hábito de despertar curiosidades, ingenio, de tener paciencia”.
En este sentido el agrónomo indicó que el foco no estará puesto en los debates sobre la producción orgánica o la agroecológica de forma específica, pero si en el cuidado del medio ambiente, de los recursos y del uso racional de fertilizantes y otros productos.