La adopción de productos biológicos, viene creciendo cada año -inclusive de forma más sostenida que los químicos- asegura el especialista en bioinsumos Ubaldo “Pato” Estanga. Sin embargo, él considera que en sentido general “va lenta la rueda”, y que los biológicos van a “llegar a una meseta”.
Sucede que a casi un lustro de la irrupción definitava de los biológicos en la escena productiva, muchos productores siguen dudando sobre su implementación. Por eso su prédica se basa en no sustituir un producto por otro, sino concientizar que los biológicos se presentan como una alternativa más sustentable.
Y es que a estas alturas del partido, no basta con hablarle a los convencidos, ni a los que han interiorizado que la demanda del mercado se inclina hacia productos más orgánicos, desechando cada vez más la síntesis química. Para Estanga es preciso dar un paso más y probar otras estrategias que puedan acelerar la adopción de los productos biológicos, en vista de que el proceso va camino a una fase de meseta en el mediano plazo.
“Nosotros estamos viendo que año a año hay un crecimiento más sostenido que la paleta de químicos, pero va a llegar a una meseta. Hay muchos productores que todavía están dudando de implementar toda la parte de bioinsumos. Entonces hay que tratar de de concientizar que no es químico o biológico, sino que son dos alternativas disponibles”, dijo a Bichos de Campo el gerente de Investigación y Desarrollo de Nitrap, en el marco de la muestra EnBio 2025, donde se dan cita las distintas empresas y productores para actualizarse sobre las novedades del mercado y desarrollo de los productos biológicos.
A la hora de acelerar la adopción, Estanga entiende que hay que mirar otras experiencias exitosas y trajo a colación la iniciativa alemana de involucrar otras disciplinas. “En Alemania para la adopción convocan a otras ciencias para que la misma gente empiece a focalizarse sobre algo sustentable. Lo mismo intervienen psicólogos que economista. ¿Por qué?. Porque cambia un poco el paradigma de la producción, hoy en día no es solamente un asunto de un ingeniero agrónomo o un veterinario, o un administrador que se dedique a producir sustentable. Entonces lo trabajan de esa forma, con mensajes de por qué consumir este tipo de productos o por qué es importante trabajar con productos sustentables”, agregó.
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Sin embargo, mientras esto sucede en Europa, el desafío de la industria argentina es encontrar un herbicida biológico, un genuino sustituto del glifosato. El santo grial de la industria. Y en esa carrera están la mayoría de las empresas.
Al respecto, Estanga asegura: “Hoy el punto de quiebre es el control de malezas con productos biológicos, eso todavía es algo que se está desarrollando. Creo que estamos en busca de eso casi todas las empresas. La gama de insectos, de hongos, promotores o fortalecimiento de las plantas está bastante desarrollado. Hay muchas empresas con innovaciones en productos de biocontrol. Estamos viendo con qué trabajar en las zonas periurbanas, pero quedaría dar ese otro puntapié y es lo más complejo”.
Sin negar el camino recorrido en esos 5 años por el universo de los biológicos, el especialista valora el rol de las nuevas generaciones y asegura que es el cambio generacional el que “están traccionando” todo el proceso de adopción de los bioinsumos.
“El cambio generacional está ayudando mucho a que se empiece a implementar esto. Por lo menos ya cuando hablás, los jóvenes saben de qué estás hablando. Hoy en día cualquiera chico que esté en la parte productiva, sabe de que estás hablando, cuando te referís a un estimulante o biológico o lo que sea para mejorar la sustentabilidad del negocio”, sostiene Estanga.
Aun con este cambio de paradigma, el Pato siente que queda un lado flojo, si se pone la mirada en la academia, donde se carece de materia específicas para formar profesionales aptos para asesorar sobre buenas practicas productivas.
“Lo que pasa es que se enseñan cosas muy puntuales. Uno estudia microbiología y otras cosas, pero no estudia la parte de buenas prácticas. Por ejemplo, estamos pensando desde la Cámara (Cabio) ver si podemos incorporar, alguna materia sobre buenas prácticas. Ya sea en los niveles superiores de las carreras académicas o de las escuelas agrarias”, adelantó Estanga.
En este sentido Ubaldo insiste que la clave está en que seguir “abriendo cabezas” y para eso tiene su propia estrategia. “La adopción es un proceso difícil pero nosotros vemos año a año que hay una demanda paulatina de biológicos. Yo particularmente le digo al productor que pruebe los productos al menos en diez hectáreas, no tiene que hacer todo el lote con esto. Así es que hay que cambiar esa cabecita”, enfatizó.
Pero en este proceso el especialista sabe que tiene algunos elemento que juega en contra: el tiempo que toman estos productos para mostrar su efectividad y los márgenes cada vez más acotados que tiene que franquear el productor. Aun así asegura que los números cierran y aplicar bioinsumos vale la pena.
“Entiendo que los resultados a veces no se ven en un año, sino que se ven a largo plazo. Pero estas son prácticas y tecnologías de bajo impacto económico. Son productos que cuestan 6 y 7 dólares la hectárea. No le va a cambiar el margen del negocio”, selló.