El presidente de la filial Pergamino de la Federación Agraria Argentina (FAA), Sebastián Campo, fue uno de los diez productores de su distrito que fueron declarados en Emergencia Agropecuaria ante las graves pérdidas que en toda la pampa húmeda provocó la sequía histórica del último verano. Pero el chacarero decidió renunciar a sus derechos para denunciar así la actitud “pijotera” del gobierno provincial y la falta de ayuda al sector productivo.
Campo, nieto e hijo de chacareros afincados en Pergamino hace muchos años, puso en evidencia con su decisión la mezquindad de la gestión de María Eugenia Vidal para socorrer a los productores que perdieron, en los promedios nacionales, cerca del 30% de la producción de soja y un 20% del maíz. Es que él y otros 9 productores del distrito ingresaron al decreto 175/2018, donde se declaró la Emergencia Agropecuaria para Pergamino. Pero al mismo tiempo las autoridades le negaron ese mismo derecho a otros 150 pequeños y medianos productores de ese partido.
Muchos se van a enojar por la utilización de la palabra “pijotera”, sobre todo cerca del nombre de la gobernadora preferida del macrismo. Pero ese vocablo no solo está reconocido por la Real Academia sino que además tiene múltiples acepciones en nuestro diccionario del lunfardo que le caen con justicia a esta historia. Algo pijotero es algo mezquino, avaro, cicatero, tacaño, regateador. Pijotera es una “persona que discute el precio, miserable” y hasta un “vendedor al menudeo”.
Desde el vamos, mientras en el campo la falta de lluvias hacía estragos, las autoridades de la Provincia de Buenos Aires se mostraron remisos a aplicar en tiempo y forma la Ley de Emergencia y Desastre Agropecuario, como si esto implicara que tuvieran que poner dinero de sus bolsillos. Los beneficios de la declaración, en realidad, pasan por una postergación de impuestos provinciales y de las cuotas de los préstamos con la banca pública durante cierto lapso de tiempo. Pero con tal de no dejar de recaudar, las autoridades de Buenos Aires no quisieron ni siquiera otorgar eso tan sencillo, un poco de tiempo.
Campo envió una carta al intendente local, Javier Martínez, responsable de administrar esa ley en Pergamino, y allí expuso con claridad su decisión de rechazar los beneficios previstos en la emergencia agropecuaria.
“Si bien he sido afectado 100% en mi producción y en mi capacidad productiva, he resuelto renunciar a los derechos que me asisten por los motivos que detallaré”, indicó el chacarero en la misiva. Como representante de la FAA, Campo forma parte de la comisión local de Emergencia y por lo tanto hace unos meses había avalado que se incluyan dentro de los predios rurales afectados por sequía a unas 800 partidas, que correspondían a más de 160 productores de ese partido.
“Es mi deber velar por los derechos de los pequeños y medianos productores que la entidad representa”, explicó el dirigente, que luego manifestó su total desazón con el resultado de la ayuda oficial. “Considero totalmente injusto que frente a tantas solicitudes debidamente justificadas se haya otorgado el beneficio a tan solo 10 productores”, señaló.
Campo calificó como “injusto y obsoleto” el sistema para socorrer a los productores ante casos de emergencia climática como los vividos estos últimos meses. Y mucho más “habiéndose probado que hemos sido cientos los afectados” por la sequía. “Esta circunstancia demuestra la desidia del Estado frente a los productores”, lamentó.
El enojo del dirigente federado no fue solo por el alcance pijotero de la declaración de emergencia en ese distrito sino porque además áesta se tomó tarde y mal: el decreto correspondiente se firmó el 22 de agosto pasado y declaró la Emergencia solo por un lapso que iba del 2 de enero al 30 de abril”. Es decir, los beneficios fiscales a los productores se otorgaron con los plazos totalmente vencidos. Es decir, ni siquiera los diez productores beneficiados pudieron postergar el pago del Impuesto Inmobiliario Rural del primer cuatrimestre, como hubiera correspondido.
Para el chacarero, con el cual Bichos de Campo habló de esta y otras situaciones un par de meses atrás, esta actitud oficial es “sinónimo de la falta de interés por ayudar a los productores y una falta total de respeto”.