En menos de quince minutos de entrevista, el ingeniero agrónomo, productor ganadero y consultor Andrés Halle, barajó medidas alternativas al drástico cierre de exportaciones de carne, un tanto más rápido que nuestros queridos dirigentes.
“Si yo no cierro las exportaciones, cobro retenciones. Si cobro retenciones esa plata la puedo volcar en el mercado para bajar el precio de la carne. O puedo bajar el IVA u otros impuestos que impactan directamente”, explicó a Bichos de Campo.
Con esto no queremos sugerir que Andrés tiene que sumarse al staff del gobierno. Simplemente demuestra que, conociendo un poco el sector, no era tan difícil evitar una medida que ya probó su fracaso en el pasado.
“No era algo que uno no podía esperar. Cuando cambió el signo político del gobierno sabíamos que por algún lado iban a meter la mano. Lo que yo no me esperaba era algo tan intempestivo, de golpe y sin charlarlo con nadie. Sentido productivo no tiene ninguno”, comentó el productor.
Mirá la entrevista completa a Andrés Halle acá:
Teniendo en cuenta que el escenario inicial de 2021 no es el mismo que el de 2006, donde los stocks ganaderos son completamente diferentes –antes contábamos con seis millones de novillos y hoy solo con dos millones y medio- cabe pensar que esta medida se trate de una más bien política y no una para efectivamente bajar el precio de la carne.
“Cuando metes estas medidas lo que haces es ralentizar todo. Sacamos la pata del acelerador y esperamos a ver qué pasa. Nadie quiere apostar a largo plazo, por eso el stock ganadero no crece. Desde que yo dejo una ternera hasta que aparece en el mercado mínimo son seis años. Las consecuencias de las medidas se ven a lo largo del tiempo”, explicó Halle.
“Si vos hablas con los productores algunos ya te dicen que le darán (a las vacas) otra oportunidad para servirlas. Empezás a cambiar las estrategias en función de lo que vale tu producción”, agregó.
-¿Qué puede pasar en las próximas semanas si esto sigue?- le preguntamos
-En términos de negocio si la exportación sigue cerrada y el precio del gordo empieza a caer, automáticamente va a caer el ternero. Toda la invernada va a caer mucho más rápido, de hecho el vientre ya tuvo un retroceso importante.
Si bien Andrés reconoció que el promedio de kilos de carne consumidos por habitante ha bajado, pasando de 80 kilos hace 20 años a 45, afirmó que en relación con otros países sigue siendo muy superior.
“Vos me dirás que hay gente que no come y yo te digo que sí, que tenés razón, pero para eso está el Estado. ¿La carne es lo único que aumenta? No, vivís en un país que tiene una inflación de locos. Está bien, hay un aumento en el precio internacional, pero vos lo estás aprovechando porque ese aumento también hace que vos recaudes más vía impuestos y retenciones. Entonces volcalo”, remarcó el productor.