Por Nicolás Razzetti.-
El agua está generando pérdidas económicas importantes y consecuencias todavía difíciles de medir: condicionando a la cría, el engorde y la futura siembra de la gruesa. A nivel del engorde, las lluvias están causando fuertes pérdidas económicas. En muchas regiones la afectación es mayor que el año pasado. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los corrales de terminación se encuentran en la provincia de Buenos Aires.
El agua está generando problemas de logística en los que están más alejados de las rutas, tanto en lo que refiere al ingreso como a la salida de la hacienda, también complica todo lo que tiene que ver con el ingreso al sistema del alimento y otros insumos.
En cuanto a los productivo, lo que nos informan diferentes feedloteros es de fuertes mermas en la conversión de alimento. En muchos casos en vez de lograr ganancias de 1 a 1,2 kilos diarios se obtienen ganancias de 700/800 gramos. También hay problemas de enfermedades respiratorias y de mortandad de terneros por encima de lo habitual. Todo eso repercute en el costo por kilo
producido.
El atraso en el engorde está llevando a una salida de hacienda de los corrales de forma escalonada, lo que evita mayores bajas en los precios, algo similar a lo que sucedió el año pasado. Además, se da la combinación de ese fenómeno con la mayor inclusión de la recría en algunos sistemas, lo que también demora la terminación del ganado. Hay feedloteros que apuntan a producir a un novillito más pesado para el consumo o también novillos para la exportación porque la relación maíz/carne es favorable y lo fue todo este año y porque los precios de esas categorías son similares.
La oferta de gordo, de todos modos, no es baja. Si bien el abastecimiento no es regular, la recurrencia de lluvias afirma el interés de una demanda que no opera con stock en cámara para más de 2 o 3 días y entonces en la urgencia debe salir a pagar más.
En ese contexto es poco probable que los precios bajen. Por el contrario, con el paso de las semanas y si el clima sigue haciendo de las suyas comenzará a crecer la disponibilidad de ganado lo que podría significar alguna caída en las cotizaciones. Habrá que ver cómo se conjugan otras variables, como la capacidad de compra del mercado interno y la oferta de las demás carnes, pero
todo hace prever que asistiremos a un mercado signado por la tranquilidad. El cambio en la tendencia se daría recién desde mediados de enero, cuando nos encontremos con un bache en la oferta de ganado para faena.
En cuanto a la cría, la situación es por demás preocupante y hay alerta por lo que está pasando con las pariciones y los servicios que en gran parte de la zona criadora pampeana comienzan en octubre.
Fernando Storni, gerente de la Cámara de Feedlot, se refirió al impacto que poría tener el clima sobre el destete próximo: “Hasta el año pasado las zonas que no estaban complicadas en extremo por el agua tuvieron excelentes resultados de preñez y de cría de los terneros, que son los que hoy están en los corrales. No creo que eso se repita este año. Hay una gran zona productora de que está hoy muy complicada. Creo que podremos tener, por un lado, una salida de terneros más apurada y de menor calidad y/o con menos kilos que en la zafra anterior, pero eso estará muy marcado por lo que pase de acá en adelante. Sí sabemos que ya hay pérdidas de vacas preñadas por lo que probablemente el incremento esperado en la cantidad de terneros no sea el que se preveía”.
En definitiva, lo que los engordadores, consignatarios y analistas esperan es que en la zafra que viene el mercado se afirme debido a que a la menor oferta probable se sume una mayor firmeza del sector exportador que alentaría la demanda de machos.
En Buenos Aires se encuentra la mayor parte de los rodeos de cría que en su mayoría sufren diferentes niveles de afectación por el mal clima. La parición comenzó en medio del agua y el estado corporal de las vacas no es bueno, además tiende a desmejorar a medida que pasan las semanas y el clima no mejora.
Hay mortandad de terneros y de vacas, pero el problema es que este año el agua está complicando los nacimientos y también los servicios y no parece que la crisis pueda superarse en poco tiempo aun si se cortaran las lluvias.
Las vacas no tienen piso, no tienen donde dormir ni donde parir. El ternero nace en el agua, muchas veces se ahoga temprano o sobre vive poco tiempo. Las zonas altas recibieron tanta hacienda que están sobre-pastoreadas y cuando se juntan algunos días sin lluvia no crece el pasto porque se transformó en un barrial.
El escenario pone en juego la oferta de terneros de la zafra que viene. Algunos analistas estiman pérdidas de 250/300 mil cabezas.
Consignatarios de la Cuenca del Salado dan cuenta de diferentes niveles de afectación de la cría. Jorge Hourcade, de la firma Horucade Albello, dijo que en ese partido, uno de los que más terneros aportan a la zafra, se espera una mortandad de 5% de los animales y que es muy probable que se vean afectados los servicios de primavera.
“Todo dependerá de cómo evolucione el clima, si en primavera merman las lluvias y aumentan las temperaturas tendremos buena producción de pasto y eso ayudaría a revertir el mal pronóstico actual”, añade el consignatario.
Ese panorama se repite en diferentes zonas de la región criadora más importante del país aunque claramente hay algunas donde al agua les llegó al cuello y está barriendo con todo, como es el caso de Bolívar o tantos otros municipios donde además el pasado fin de semana llovieron más de 100 milímetros. Al ser tan grande la zona afectada por el agua se complicó todavía más la venta de reproductores. Los criadores no tienen campo, no hay piso para contener a las vacas, mucho menos posibilidades de sumar más vientres a los rodeos.
Publicado en el diario “La República” de San Luis el sábado 16 de setiembre de 2017.