En medio de una era de fusiones de empresas (Nidera con Cofco, Syngenta con ChemChina, Bayer con Monsanto, Dow con Dupont), la alemana Basf recibiría “de arriba” algunos negocios de su coterránea Bayer, ya que ésta está siendo obligada a desinvertir en ciertos sectores por orden de los organismos antimonopólicos. En este contexto, Bichos de Campo habló con Pablo Ramírez, gerente de Tratamiento de Semillas de esa compañía, para ver cómo quedan en este escenario.
“Aunque la adquisición no es efectiva, lo que compramos es el negocio de herbicidas no selectivos y una parte importante del negocio de semillas; con lo cual, en Argentina tenemos una oportunidad de trabajar en semillas de soja”, dijo Ramírez. Los números que están en juego en esta operación colateral, que todavía dependen de la absorción de Monsanto por parte de Bayer, son inabarcables: 5.900 millones de euros.
“Tenemos más de 60 años en Argentina y lideramos el mercado de químicos en cuanto a la presentación de patentes en los últimos años. Por eso vimos una buena oportunidad de complementar nuestros productos, jugando más fuerte en el mercado de semillas, y siempre atendiendo a las demandas de los productores”, agregó Ramírez.
En cuanto al negocio triguero, el ejecutivo de Basf consideró que “viene creciendo, y por eso disponemos de muchos productos, desde herbicidas, curasemillas y fungicidas foliares. Nuestro ADN es la innovación y por eso invertimos cerca de 2 millones de dólares por día en investigación y desarrollo en trigo, lo que equivale al 10% de la facturación total de Basf”.